La estrategia “Global Gateway” de la Unión Europea –anunciado como proyecto insignia que combina desarrollo y diplomacia geopolítica– sigue suscitando más preguntas que respuestas. La UE asegura que el Global Gateway “es sinónimo de conexiones sostenibles y basadas en la confianza”, y pretende ofrecer a los países en desarrollo una alternativa a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. El objetivo declarado de este programa es movilizar una cifra superior a los 300.000 millones de euros para inversiones en infraestructuras entre 2021 y 2027. Sin embargo, gran parte de este dinero no proviene de fondos frescos, sino que ya se encontraba comprometido en otros programas de la UE y sus Estados miembros. El hecho es que cuando se pincha en el suflé de palabrería que rodea al Global Gateway, una y otra vez la estrategia de inversión en infraestructuras se desinfla para desvelar una mezcla de ideas y dinero viejo, actitudes imperialistas anticuadas y un impacto poco apreciable.
Las cifras de la Comisión Europea se basan también en la esperanza de que la financiación privada sea “apalancada” utilizando fondos públicos de desarrollo. El Banco Europeo de Inversiones (EIB) afirma que “la estrategia Global Gateway va por buen camino” para alcanzar el objetivo de 300.000 millones de euros y que el EIB Global, su rama de desarrollo, “movilizará al menos 100.000 millones de euros”. Sin embargo, en el pasado el Tribunal de Cuentas Europeo ha calificado las promesas del mecanismo de apalancamiento de meras “esperanzas y expectativas”. El tiempo dirá si estas cifras de dinero serán movilizadas en su totalidad. Por otro lado, también está el interrogante de qué es lo que realmente se está haciendo en el marco de este programa. A principios de año, la Comisión publicó finalmente la lista de proyectos, siendo el eje principal el clima y la energía, con 49 proyectos. El resto de los proyectos aparecen en su mayoría bajo el encabezado de transporte, mientras que sólo unos pocos se refieren a la salud y la educación. En efecto, los ejemplos de proyectos Gateway resultan sospechosamente familiares, pues muchos de ellos ya existían bajo el paraguas de la iniciativa Team Europe…
La UE parece estar obsesionada con la geopolítica orientada a la obtención de ganancias. Un ejemplo reciente es el anuncio francés de una inversión de 50 millones de euros en el sector de las materias primas críticas de la República Democrática del Congo (RDC) en el marco del Global Gateway. Esta inversión refuerza la nueva Ley de Materias Primas Críticas de la UE, que se ocupa explícitamente del “cuasi monopolio chino sobre las tierras raras” y prevé que el futuro sea una “carrera mundial por el suministro y el reciclaje de materias primas críticas”. La CE tampoco parece haber acusado recibo de las crecientes acusaciones de que la energía verde es un caballo de Troya para un nuevo colonialismo climático en los países en desarrollo. Los proyectos de hidrógeno verde en el Gateway, como los promovidos en Chile, Uruguay, Argentina, Colombia, Paraguay y Kazajstán, son motivo de especial preocupación. A pesar que los proyectos de hidrógeno verde son promocionados como medioambientalmente sostenibles, los estudios demuestran que en realidad son muy extractivos energéticamente, consolidando el uso de combustibles fósiles, ya que en última instancia el hidrógeno verde solo contribuirá a una pequeña fracción de la demanda energética global.
Al mismo tiempo, ha quedado de manifiesto que el plan de la UE de importar hidrógeno verde procedente de proyectos de inversión fuera de Europa desvía la electricidad renovable de las necesidades y objetivos climáticos locales, y contribuye a la carrera por los recursos de África. Pierrette Herzberger-Fofana, de los Verdes-Alianza Libre Europea, es una de las eurodiputadas que han expresado su preocupación por la relación del Gateway con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Parece que hace hincapié principalmente en la explotación de recursos energéticos, como el hidrógeno, de los países en desarrollo para su exportación a la Unión Europea… quedan muchas cuestiones sin resolver”, sostuvo.
Farwa Sial, en European Network on Debt and Development (Eurodad), mayo 2023. La Dra. Sial obtuvo su PhD en estudios sobre el desarrollo en la School of Oriental and African Studies (SOAS) de la Universidad de Londres.
FOTO: Caricatura mostrando a Bismarck dividiendo África en la Conferencia de Berlín (1884-1885). En la década de 1880 los países europeos se habían lanzado en una gran carrera para completar el reparto de África, que ya había comenzado tiempo atrás entre Inglaterra y Francia. Sus continuos enfrentamientos y el descontento alemán por haber llegado tarde a la rapiña fue el motivo por el cual Bismarck tuvo la iniciativa de convocar a los países europeos a una conferencia para organizar y reglamentar el reparto del continente africano.
TE PUEDE INTERESAR: