Desde la unificación de Italia hasta nuestros días, la relación entre el Estado y la mafia se ha regido por un mecanismo de desafío/respuesta, que ha dado lugar a una alternancia histórica entre fases de convivencia y fases de conflicto. Esta misma dialéctica ha permitido a lo largo del tiempo a intelectuales, periodistas, funcionarios de las fuerzas del orden y magistrados reconocer el fenómeno, para definir sus límites y, de ese modo, poder enfrentarlo. El documento aquí reproducido nos remite a un momento decisivo de este mecanismo, cargado de implicaciones futuras: la audiencia del coronel Carlo Alberto dalla Chiesa ante la Comisión Parlamentaria Antimafia del 4 de noviembre de 1970. Se trata de un discurso muy conocido, ampliamente citado por la historiografía, pero que sigue impresionando por lo que dice, por el conocimiento que demuestra Dalla Chiesa cuando analiza los acontecimientos y los delitos, proporcionando un cuadro de la situación, esbozando los límites técnico-jurídicos, políticos y judiciales dentro de los cuales languidece la actividad investigativa. El final de la década de 1960 marcó, tras el fracaso de los juicios de Bari (1968) y Catanzaro (1969), un fuerte auge de la mafia. La nueva fase culminó en una secuencia de sucesos sangrientos y sensacionales entre la mafia y la política: la masacre de Viale Lazio (1969), la desaparición del periodista Mauro De Mauro (1970), la elección como alcalde de Palermo del controvertido exponente de la DC Vito Ciancimino, el asesinato en el Hospital Cívico del hotelero Candido Ciuni (1970). Al año siguiente llegaría la muerte del fiscal de Palermo, Pietro Scaglione. En resumen, la mafia adquiría un protagonismo sin precedentes, escalada que Dalla Chiesa vivió directamente, sobre el terreno, como comandante de la legión palermitana del Arma. A él, entre otros, se dirigió la Comisión Antimafia en busca de auxilio, consultándole varias veces entre 1969 y 1971, pidiéndole varios informes de investigación…
A finales de los años sesenta, Dalla Chiesa desarrolló una serie de operaciones sobre el terreno, al mismo tiempo que comenzaba a colaborar con la Comisión Antimafia –relanzada por el nuevo presidente, el democristiano Francesco Cattanei, y el vicepresidente, el comunista Girolamo Li Causi–, con el juez de instrucción Cesare Terranova y con algunos órganos de prensa (en particular el periódico “L’Ora”). Nos encontramos en un punto de cruce de la dialéctica desafío/respuesta y la afirmación del propio concepto de antimafia como convergencia de instituciones, grupos políticos y opinión pública entorno al respeto a la legalidad. La idea central es que un intercambio de información en la línea aparato-instituciones-medios de comunicación puede desencadenar un fructífero proceso de sensibilización. Seguidamente, Dalla Chiesa contribuyó decisivamente al desarrollo de métodos específicos de lucha contra la delincuencia, centrados en un profundo análisis de la delincuencia mafiosa. Así, por ejemplo, en marzo de 1969 el coronel presentó a la Comisión la herramienta de las “fichas”:
“Quisiera mostrar al honorable presidente y a los miembros de la comisión una ficha, que he preparado para mi legión, para todos mis colaboradores, dedicada precisamente a los mafiosos o presuntos mafiosos. Es una ficha que he preparado con mi modesta experiencia para que, a través de parentescos y coincidencias, que valen más que parentescos, se pueda tener una visión orgánica de la familia, de la genealogía, más que un registro de mafiosos. Esto último se limita al personaje; la genealogía de cada mafioso nos lleva en cambio a establecer quién se casó con el hijo del mafioso, con quien estaba emparentado, a quien bautizó, quien le tenía como pareja de matrimonio; y todo esto es mafia, todo esto es ramificación mafiosa, es una ramificación de la cual mañana podremos saber, con mayor certeza […] es mucho más eficaz seguir a los mafiosos de esta manera, es decir, no a través de la ficha habitual del Ministerio del Interior, sino de cerca, a través de los hijos, a través de los cónyuges de los hijos, a través de los orígenes, las zonas de las que proceden, porque las zonas de influencia también tienen su importancia”.
Recordando los instrumentos de las ciencias sociales, el enfoque de dalla Chiesa podría definirse como un análisis de redes, dirigido a reproducir los vínculos internos y externos del núcleo organizativo de la mafia. Lo fundamental, desde su perspectiva, no era perseguir los delitos individuales, sino la asociación… Dalla Chiesa explicó la nueva emergencia mafiosa a la luz del proceso de Catanzaro, que había logrado llevar ante la justicia a muchos protagonistas de la primera guerra contra la mafia, pero que sólo había impuesto condenas leves. Además de que esto había resultado en la libertad de mafiosos peligrosos, Dalla Chiesa advertía sobre la importancia de considerar los factores de orden psicológico:
“Porque es cierto que estos mafiosos, de regreso de un juicio sensacional como el de Catanzaro, por extrañas coincidencias y una serie de circunstancias van de inmediato a aclimatarse y camuflarse en una nueva legislación, que desea para el ciudadano (y con razón) mayor libertad, mayor protección de sus intereses privados, patrimoniales, etc. Pero ellos, estos señores, tienen cierta certeza de que pueden salirse con la suya”.
La sensación de impunidad de los mafiosos sólo podía ir acompañada de una fuerte caída de la confianza de la población en las instituciones. Dalla Chiesa señaló a continuación los obstáculos de carácter técnico-jurídico. La acción investigativa, argumentó, se veía limitada por los estrictos límites del mecanismo penal:
“Ellos [los mafiosos] advierten que de juicios como el de Catanzaro, o como el de Bari, Lecce u otras sedes, quedan absueltos de la acusación de asociación para delinquir (algo que puede resultar especialmente poco claro fuera de Sicilia) y luego, al regresar, no nos encuentran dispuestos a recibirlos como correspondería, porque no estamos en condiciones de afrontar una investigación con un procedimiento que nos asista. Francamente estamos sin uñas ante personajes de este tipo; mientras que en una investigación normal, contra la delincuencia común podemos enfrentarnos y además hemos obtenido resultados significativos, en el enfrentamiento con el mafioso, tal y como está encuadrado en un contexto particular, nos es difícil llegar a la prueba; esta, no se nos da si no es a través de la pista, que puede llegar a ser grave, puede llegar a ser muy grave, puede tener un valor decisivo incluso en el juicio discrecional del magistrado, pero no la prueba, porque ésta a menudo falta”.
Otro tema tratado por dalla Chiesa en la vista fue la desaparición de Mauro De Mauro. En el momento de su desaparición, De Mauro investigaba la muerte de Enrico Mattei, presidente de Eni. El encargo le había sido confiado por el realizador Francesco Rosi con vistas a una película. Mientras la policía se centraba en esta línea de investigación, los Carabinieri se centraron en un tema muy frecuentado por el periodista de investigación: el tráfico internacional de drogas. Ninguna de las dos investigaciones condujo a conclusiones ciertas en los tribunales. La policía y los Carabinieri recién volverían a cooperar tras el asesinato de Scaglione. En 1973, Dalla Chiesa abandonó Palermo y se trasladó a Turín, donde asumió el mando de la primera brigada. A finales de año fue ascendido a general. Comprometido en la lucha contra las Brigadas Rojas, creó una estructura especializada, el Núcleo especial antiterrorista, que adaptó eficazmente los métodos de investigación preparados contra la Mafia, desarrollando otros y logrando importantes éxitos. En mayo de 1982, en el momento más crítico del embate mafioso contra el Estado, Dalla Chiesa regresó voluntariamente a Palermo como prefecto. Pocos meses después cayó víctima de una emboscada en Via Carini junto con su esposa Emanuela Setti Carraro, y su escolta Domenico Russo.
Ciro Dovisio, en “La audiencia Dalla Chiesa del 4 de noviembre de 1970: miradas sobre un “método” de investigación”, Revista de Estudios e Investigaciones sobre el Crimen Organizado, Vol. 7, No. 2 (2021)
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