Con la institución de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, Francisco le da sentido al incesante crecimiento de la expectativa de vida.
La ciencia aplicada a la medicina, viene obteniendo palpables logros en ese sentido. Los biólogos Hughes y Hekim de la Universidad McGill (Canadá) han analizado la longevidad en distintos países, por cada año desde 1968 y no han encontrado evidencia de que exista un límite. En 1920, señala Hekimi, los recién nacidos canadienses, podían esperar vivir 60 años, pero los nacidos en 1980 llegarían a 76 mientras que hoy en día la esperanza es 82 años (siempre en cifras promedio). Y el tope de expectativa parece seguir la misma tendencia. “Simplemente no sabemos cuál podría ser el límite de edad”. Dos casos recientes de vidas supercentenarias son Emma Morano que falleció con 117 años y la francesa Jeanne Calment con 122 años. El sueño de hallar una terapia de juventud en los laboratorios más potentes de investigación está presente.
Pero de nada serviría superar la perfomance de Jeanne Calment, la campeona de longevidad humana, si en esa sobre -vida se confina a los abuelos en casas de salud, lejos de sus nietos, bisnietos, tataranietos…
Grandes investigadores, entre otros, como Luis Pateur, ferviente católico, y Alexis Carrel convertido al catolicismo a partir de un ateísmo académico, que quedó sin argumentos, frente a la evidencia de un milagro en Lourdes, contribuyeron con sus conocimientos científicos a reducir la vulnerabilidad a las enfermedades que acechaban la salud humana.
En sus palabras tras el rezo del Ángelus, en este domingo 31 de enero, el Santo Padre anunció la institución de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, a celebrarse el cuarto domingo de julio, cerca de la memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús.
Un anuncio que toca el corazón de todos: el Papa Francisco, tras la oración mariana del Ángelus, instituyó, en este domingo 31 de enero la celebración, en toda la Iglesia, de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, a partir de este año 2021, el cuarto domingo de julio, cerca de la memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús.
El pasado 2 de febrero, se celebró la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, cuando Simeón y Ana, ambos ancianos, iluminados por el Espíritu Santo, reconocieron a Jesús como el Mesías. El Espíritu Santo sigue suscitando hoy pensamientos y palabras de sabiduría en los ancianos: su voz es preciosa porque canta las alabanzas de Dios y custodia las raíces de los pueblos. Nos recuerdan que la vejez es un don y que los abuelos son el eslabón entre generaciones, para transmitir a los jóvenes la experiencia de la vida y la fe. Los abuelos son a menudo olvidados y nosotros olvidamos esta riqueza de custodiar las raíces y transmitirlas. Por ello, he decidido instituir la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se celebrará en toda la Iglesia todos los años el cuarto domingo de julio, cerca de la fiesta de los santos Joaquín y Ana, los “abuelos” de Jesús. Es importante que los abuelos se encuentren con los nietos y que los nietos se encuentren con los abuelos, porque -como dice el profeta Joel- los abuelos ante los nietos soñarán, tendrán ilusiones [grandes deseos], y los jóvenes, tomando fuerza de sus abuelos, irán hacia adelante, profetizarán. Y precisamente el 2 de febrero es la fiesta del encuentro de los abuelos con sus nietos.
El cardenal Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en un comunicado difundido señala que este “es el primer fruto del Año Familia Amoris Laetitia, un don para toda la Iglesia destinado a permanecer a lo largo de los años. La pastoral de las personas mayores es una prioridad inaplazable para toda comunidad cristiana”.
“En la Encíclica Fratelli tutti, – continúa – el Santo Padre nos recuerda que nadie se salva solo. En esta perspectiva es necesario atesorar la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones”.
El Prefecto señala, asimismo, que el Dicasterio ya ha organizado el primer Congreso Internacional de Pastoral de las Personas mayores, y, con el anuncio de hoy, se sienten “aún más comprometidos en trabajar para eliminar la cultura del descarte y valorar los carismas de los abuelos y las personas mayores”.
Con motivo de la 1ª Jornada Mundial, que significativamente tendrá lugar en el corazón del Año Familia Amoris Laetitia, el Papa Francisco presidirá la misa vespertina del domingo 25 de julio, respetando la situación sanitaria, en la basílica de San Pedro. Además, a medida que se acerque la Jornada, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida anunciará las iniciativas adicionales que la acompañarán.
A partir de ahora, el Dicasterio invita a las parroquias y diócesis de todo el mundo a encontrar formas de celebrar la Jornada a nivel local que se adapten a su propio contexto pastoral.
Jacinto W. Pangallo
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