Rivera fue el más humano: quizá, en gran parte, porque fue el más inteligente. En lid con enemigos desalmados y bárbaros, nunca fue capaz de una represalia cruel. Aquel inmenso corazón belicoso era un inmenso corazón bondadoso. Había para él una satisfacción aún más alta que el goce de vencer, y era el goce de perdonar.
J. E. Rodó
El legado de Fructuoso Rivera como caudillo de los orientales y como primer presidente de nuestra República, no se agotó en sus hazañas y numerosas campañas militares, sino que fueron sus cualidades políticas y éticas, las que trascendieron su tiempo vital y enraizaron en nuestra cultura nacional. Ya que tanto el “olfato” político de Rivera, como su pragmatismo, fueron los signos fundamentales que sellaron nuestra independencia frente a los intereses de las grandes potencias.
Por ello, los acontecimientos iniciados con la cruzada libertadora del 19 de abril de 1825 que concluyeron con la paz de 1828, tuvieron a Rivera como indiscutible protagonista. Y tal como manifestó Julio María Sanguinetti en su columna en el diario El País del domingo 16, la importancia de Fructuoso Rivera en todo este proceso fue capital. No sólo por las campañas militares que realizó en el año 25 que fueron decisivas para darle la victoria a los orientales frente a los invasores cisplatinos, sino especialmente por la Campaña de las Misiones del 21 de abril de 1828, en la que Rivera recuperó los viejos territorios de las misiones orientales. Esta victoria fue importantísima, estratégicamente hablando, y fue determinante para que nuestro territorio pudiera alcanzar su soberanía e independencia.
Por otra parte, J. E. Rodó expresaba que Rivera se rodeó “constantemente de elementos de civilización, de saber y de cultura. Sus hombres de consejo fueron los hombres de la más alta talla intelectual entre sus contemporáneos. Su gobierno, caracterizado por las iniciativas de organización y reforma”, consagraron siempre la libertad de pensamiento, en el que el buen uso de la palabra tenía un valor esencial.
Es así que cuando en el año 1917 el Dr. Pedro Manini Ríos rompe con Batlle y Ordoñez a causa de la sustitución del poder ejecutivo unipersonal por un colegiado, y decide formar un nuevo partido, en homenaje a él, le llama el Partido Colorado Independiente Don Fructuoso Rivera, que luego se le llamó “Riverista”. Este espacio político dentro del partido colorado, mantuvo los principales lineamientos del caudillo, en un momento en que nuestro país se encaminaba hacia su modernización y era necesario sumar y disentir en opiniones y criterios, pues se estaban sentando las bases del Uruguay moderno. Entonces a las discusiones políticas del parlamento, les eran seguidos los debates periodísticos entre las columnas del diario La Mañana y del diario El Día.
Pero fue gracias a este abierto diálogo político, que el proceso de modernización en nuestro país se desarrolló de un modo diferente al de nuestros vecinos, porque de algún modo, nuestra política nacional siguió ligada al sentido común implantado por don Fructuoso Rivera.
De esa manera, lo sucedido en las últimas semanas dentro de la coalición de gobierno en torno a la reforma de la Seguridad Social, debe ser pensado no en clave de competencia electoral o mediática, sino que debe ser valorado en clave de país. Lamentablemente hay voces dentro de nuestra política nacional, de tradición colorada y de raigambre riverista, que plantean que hay que decirle que no a la reforma, equivocando el camino que nada tiene que ver con el pragmatismo que caracterizaba a Rivera. Y de algún modo, hasta parece ser una muestra de olvido del ADN que ha definido nuestra política nacional por más de un siglo.
Por esa razón, el legado de Rivera en el vertiginoso mundo de hoy, se vuelve imprescindible, porque no se trata ya de resolver únicamente el tema actual de la Seguridad Social, sino que cada uno de los desafíos que tiene por delante este país van requerir de algo más que buena voluntad política, y será necesario disentir, negociar, y llegar a acuerdos por encima de los intereses personales o partidarios para seguir desarrollando el futuro de este país.
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