Pasado el ruido propio de la disputa electoral y con los resultados a la vista, es posible reflexionar con calma sobre la dimensión real y el significado de la victoria del candidato de La Libertad Avanza y sus puntos en común con algunos asuntos de la política uruguaya.
El 16 de abril de 2018 asumió como presidente del Honorable Directorio del Partido Nacional la escribana Beatriz Argimón. Como ella siempre fue una gran promotora de los temas de “género”, y esa es una ideología contra la que yo venía luchando desde 1998, ese día me fui del partido. Sin embargo, cuando el actual presidente eligió a Argimón como candidata a la Vicepresidencia, me vi obligado a votarla: la fórmula alternativa en el balotaje me parecía mucho peor…
Creo que a muchos argentinos les pasó algo similar con Javier Milei. Algunos lo votaron convencidos; otros, porque les dio más esperanza que Massa; y otros, porque si bien a priori no les gustaba, en términos relativos era el menos indigno: si no lo votaban y ganaba Massa, seguiría gobernando el kirchnerismo, que fue quien llevó a Argentina a la gravísima crisis en la que hoy se encuentra. Es perfectamente comprensible, por tanto, que muchos argentinos, conscientes de no estar votando al mejor candidato posible, hayan votado a Milei con la esperanza de contribuir a un cambio necesario.
Los “no kirchneristas” que no votaron a Milei argumentan que no lo apoyaron por su liberalismo a ultranza, por su sionismo y por muchas otras cosas que dijo Milei en entrevistas recientes y antiguas. Ahora que la elección pasó y que Milei será el nuevo presidente de Argentina, creo que hay que prestar atención a cuatro elementos que pueden incidir en su gestión.
El primero de ellos es la forma en que suele expresarse Javier Milei cuando habla de personas con las que tiene diferencias ideológicas. La primera reunión que mantuvo con Alberto Fernández y la conversación telefónica con el papa Francisco, muestran a un Milei bastante más cuerdo de lo que a veces parece.
El segundo elemento son las propuestas transgresoras de Milei o algún correligionario suyo. Hay que esperar para ver si las incluye en su gestión o las deja de lado y se dedica a cumplir con su programa de gobierno.
En efecto, el apego a su programa de gobierno –donde no figuran sus ideas más “locas”–, es el tercer elemento que incidirá en la gestión de Milei. Sí figuran algunas propuestas que, de llevarse adelante, pueden ser muy positivas para el futuro de Argentina.
El cuarto elemento son los controles a los que se enfrentará el gobierno de Milei: la institucionalidad –la Constitución, el marco jurídico– y la oposición. La existencia de estos controles quizá pueda defraudar a algunos de sus votantes, pero pueden dar cierta tranquilidad a quienes no lo votaron. En Uruguay, gracias a los controles institucionales, Mujica no pudo llevar a cabo sus sueños más locos. Algunos, mucho más locos que los de Milei…
¿Cuáles son las propuestas que a nuestro juicio pueden ser positivas para Argentina? Pienso que aparte de las medidas para estabilizar la economía –cosa absolutamente necesaria y urgente–, las acciones de gobierno más esperanzadoras son aquellas relacionadas con la educación. Porque tienen que ver con el futuro del país hermano.
En particular, creemos que es muy importante la erradicación –aunque sea gradual– de la educación sexual integral de la educación pública y con ella todo vestigio de la ideología de género; la implementación del “voucher” escolar, que liberaría la educación y permitiría a los padres elegir para sus hijos una educación mejor y menos ideologizada que la pública; y la liberalización del homeschooling –la educación en casa–, que permitiría a aquellos padres que quieren y pueden hacerlo, ocuparse directamente de la educación de sus hijos.
Estas medidas, sostenidas en el tiempo, podrían cambiar para bien el chip de la educación en Argentina. Y con ello, la cultura del querido país hermano. Además, Milei va a cerrar los ministerios de las Mujeres, Género y Diversidad, y de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Ambas, son medidas que desafían la nefasta Agenda 2030 promovida por la ONU. Además, el nuevo secretario de Desarrollo Social, será Pablo de la Torre, un gran defensor de la vida y la familia.
Más allá de las simpatías o antipatías que despierte la persona de Javier Milei, hoy es el presidente electo de Argentina. Tiene un fierro muy caliente en sus manos, al que tendrá que enfriar con coraje, inteligencia, voluntad, fortaleza, justicia y, sobre todo, prudencia. Y ayuda: nadie gobierna solo. Desde Uruguay, rezamos por el nuevo gobierno, para que su gestión sea lo más provechosa posible para el bien común de los argentinos.
TE PUEDE INTERESAR