Cuando una república es pequeña se destruye por las fuerzas extranjeras, y cuando es grande por algún vicio interior.
Montesquieu
La definición de entropía considerada desde un punto de vista laxo, refiere, básicamente, a la medida de desorden o caos que afecta un sistema. Pero desde la perspectiva de las ciencias físicas, el término fue aplicado en referencia a la segunda ley de la termodinámica que dice lo siguiente: “si bien todo el trabajo mecánico puede transformarse en calor, no todo el calor puede transformarse en trabajo mecánico”. Lo que nos quiere decir que dentro del sistema de las leyes que rigen a la naturaleza, lo que se cumple en una dirección no tiene por qué cumplirse en la contraria.
En definitiva, la entropía juega en el reino de la probabilidad y nos permite la posibilidad de calcular cómo afecta a un sistema introducir nuevas variables, considerando la posibilidad de que sus efectos puedan ser reversibles o irreversibles.
En ese sentido, si trasladamos el concepto de entropía a las ciencias sociales, podemos considerar cómo el crimen organizado, el narcotráfico, las mafias que lucran con la emigración, no solo afectan al sistema social, al sistema político y al sistema judicial, eludiendo sus controles de seguridad, sino peor todavía, corrompiendo su estructura, tanto desde su base institucional como desde su base social.
Así, el caso de las organizaciones criminales es paradigmático, porque las mismas para operar transgreden o mejor dicho deforman la estructura del sistema, captando sus puntos ciegos o sus segmentos más débiles o intermedios.
Por otra parte, el sistema social e institucional, al ser consciente de que el caballo de troya ya está dentro de sus fronteras, está, obviamente, en una posición de desventaja. Por lo que la subsistencia de la estructura depende básicamente de la estrategia que el sistema articule para no solo evitar ser devorado desde dentro, sino también para que el contrato social siga teniendo validez.
Sin embargo, como bien especifican los especialistas del tema, el punto neurálgico del crimen organizado se encuentra en su disposición de capital y de dinero, por lo que el sustento de las organizaciones delictivas se basa en la capacidad para convertir el dinero ilícito en lícito. Y por medio de ese dinero es que estas bandas pueden financiar campañas políticas, campañas mediáticas, comprar el silencio o la palabra, la visibilidad o la invisibilidad, un pasaporte, una fuga, etc.
Fuego cruzado entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial
Por eso, a raíz de las declaraciones cruzadas entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial por las fugas de experimentados narcotraficantes que cumplían su condena en régimen de prisión domiciliaria, se instaló nuevamente la polémica sobre cuáles son los límites entre los poderes del Estado, perdiéndose nuevamente el foco sobre dónde está el problema, y de lo necesarias que son a veces las críticas para revertir una situación grave.
Sin embargo, por más que se le dé vueltas al asunto desde el punto de vista del derecho comparado, ya los padres del liberalismo político, como John Locke o Montesquieu consideraban esencial que cada poder funcione como contrapeso del otro y, en algunos casos, hasta como contralor. Así, en 1748, Charles Louise Secondat, barón de Montesquieu, publicó “El espíritu de las leyes”, una obra sobre teoría política y derecho comparado que se convertiría con el correr del tiempo en todo un clásico.
Montesquieu afirmaba: “El poder judicial no debe confiarse a un senado permanente y sí a personas elegidas entre el pueblo en determinadas épocas del año, del modo prescrito por las leyes, para formar un tribunal que dure solamente el tiempo que requiera la necesidad. De este modo el poder de juzgar tan terrible en manos del hombre, no estando sujeto a una clase determinada, ni perteneciendo exclusivamente a una profesión, se hace, por decirlo así, nulo e invisible. Y como los jueces no están presentes de continuo, lo que se teme es la magistratura, y no se teme a los magistrados”.
La cuestión no es menor, y su cumplimiento establece la base sobre la que se asienta cualquier Estado republicano saludable, porque es a través de estas pautas que queda consolidada la división del “poder” a secas y la independencia fundamental que debe tener la Justicia en cada caso en particular.
Sin embargo, si apelamos al sentido común, podemos decir que las críticas del Poder Ejecutivo al accionar de la Justicia, en estos casos puntuales, parecen ser de recibo. Pero fundamentalmente, lo que parece haber quedado en evidencia durante este proceso es que, lo que estaría faltando en la Justicia es inteligencia, en el sentido de lo que implica hacer una investigación judicial. Además, parece también estar fallando la comunicación con la Policía.
Porque más allá de haberse descubierto quién estaba tras la falsificación de los expedientes médicos que eran presentados ante la Justicia para que varios narcotraficantes eludieran la prisión efectiva, es fundamental que los jueces sigan atando cabos para llegar hasta la raíz de la trama, ya que lo que estamos viendo, probablemente, solo sea la punta del iceberg.
El “método Dalla Chiesa”
Por eso resulta interesante rescatar la figura de Carlo Alberto dalla Chiesa-Saluzzo (27 de setiembre de 1920 – Palermo 3 de septiembre de 1982), quien fuera un militar italiano, general de los Carabinieri, que transcendió por implementar un nuevo método de investigación en su combate al terrorismo y a la mafia en la década del 70 e inicios de los 80.
Así, tras la reciente captura del último gran mafioso italiano, Matteo Messina Denaro, el 16 de enero de 2023, el general Pasquale Angelosanto del ROS (grupo operativo especial) de los carabineros, que estuvo a cargo de las operaciones, habló explícitamente del “Método Dalla Chiesa”.
Carlo Alberto dalla Chiesa había sentado un importante precedente en lo que refería a la actualización del método de investigación policial. Ya entre los años 50 y 60, estando en servicio en Milán, vio las implicancias entre el auge económico de esta ciudad y la criminalidad. Este contexto lo llevó a diseñar un método que apuntaba a tener una mayor eficiencia en las investigaciones, combinando métodos tradicionales e innovaciones tecnológicas. Uno de ellos fue el del enlace de radio que permitió una respuesta más efectiva para los robos de bancos, gracias a la instalación de un mecanismo que permitió a las entidades de crédito comunicar la situación de peligro al centro de operaciones casi en tiempo real y con mayor seguridad.
Pero por sobre todas las cosas “el método Dalla Chiesa” ponía el foco en tener una visión holística de los fenómenos criminales, conectando factores que a simple vista parecían estar separados cuando en realidad no lo estaban. Para ello era fundamental tener un exhaustivo conocimiento del territorio, porque era entendiendo el contexto y el hecho criminal que se facilitaba el acceso a cierta información que de otro modo sería muy difícil de obtener.
Giuseppe Nicastro,uno de los hombres que integró el núcleo duro del general Dalla Chiesa, relataba cuáles eran los tres conceptos sintéticos de su metodología. Primero: máxima discreción. Segundo: respetar y hacer respetar las instituciones italianas, empezando por el Ejército. Tercero: decide, asume siempre tus responsabilidades, evitando dudar.
De ese modo, Carlo Alberto dalla Chiesa actualizó los expedientes personales de cada sospechoso de la mafia, pidiendo cada mes a sus carabinieri informes detallados sobre los mafiosos: familia por familia, país por país, provincia por provincia. Información sobre hijos y ahijados, cuñados, yernos, vínculos familiares, comparaciones, testigos de boda y padrinos en bautismos. De hecho, fue contra la Cosa Nostra que Dalla Chiesa partió de los árboles genealógicos para reconstruir el poder de las “familias”.
En definitiva, él fue el artífice de la sistematización del concepto según el cual la lucha contra una organización compleja solo es posible con la misma cantidad de organización.
En conclusión, el “método Dalla Chiesa” evidenció que, así como el sistema social e institucional tiene sus propias estructuras pasibles de ser atacadas, lo mismo sucedía con la mafia y las organizaciones criminales. Y demostró que únicamente conociendo los lazos que componían la estructura de la “familia”, era posible atacar los puntos débiles del sistema de cualquier organización criminal.
Así, en un momento en que se implora por el ingreso de la DEA a nuestro país, rescatar la experiencia desarrollada en Italia, un país latino con el que compartimos el mismo acervo cultural, podría significar la posibilidad de ampliar nuestro campo de visión a la hora de entender el funcionamiento de este fenómeno criminal, no exclusivamente desde la experiencia de lo sucedido en Colombia o México.
TE PUEDE INTERESAR: