Los grupos económicos locales no siempre pudieron mantener el control o predominio en el sector productivo. En efecto, históricamente y en determinadas circunstancias, la economía de los países latinoamericanos también se incorporó al mercado mundial a través de la producción obtenida por núcleos de actividades primarias controlados de forma directa desde fuera. Parece que el caso más general de formación de enclaves en las economías latinoamericanas expresa la marginalización de los sectores económicos controlados nacionalmente debido a su incapacidad para reaccionar y competir en la producción de mercancías que habían pasado a exigir condiciones técnicas y sistemas de comercialización que requerían capitales de gran importancia y know-how especializado. En un polo opuesto, sin embargo, se dieron situaciones en las cuales el proceso de formación de enclaves estuvo directamente en función de la expansión de las economías centrales. Así ocurrió en países donde los grupos económicos locales no habían conseguido organizar más que una producción incorporada apenas marginalmente al mercado mundial, como fue el caso de las naciones continentales del Caribe. A partir del momento en que el sistema productor local no puede crecer independientemente de la incorporación de técnicas y capitales externos, o de su subordinación a sistemas internacionales de comercialización, el dinamismo de los productores locales empieza a perder significación en el desarrollo de la economía nacional. En esas condiciones, los productores locales pierden en gran parte la posibilidad de organizar internamente un sistema autónomo de autoridad y de distribución de recursos…
Desde el punto de vista del sistema social y político, el desarrollo a través del enclave económico tiene consecuencias distintas de las que se daban en el modelo de desarrollo basado en el control nacional del sistema productor. Las alianzas entre los grupos y clases que le hicieron posible expresan asimismo las características que este tipo de desarrollo acentúa en la estructura local de dominación y en sus vinculaciones con el exterior… En ambos casos, los problemas que se presentaban desde el punto de vista nacional eran, como en la situación anteriormente descrita, el de la definición de las bases y condiciones de continuidad en la estructura local de dominación y el de la determinación de los límites de participación de los grupos que la constituían en el sistema productivo de nuevo tipo que representaban los enclaves. De igual modo, también en cualquiera de los dos casos, las alianzas políticas requeridas tenían doble vinculación: con el sector externo, representado por las compañías inversoras, y con el sector interno, en la medida en que algún grupo, por sí solo o en alianza con otros, conseguía constituir un sistema de poder y dominación lo bastante fuerte y estable para pactar con el sector externo las condiciones en las cuales se aceptaría nacionalmente la explotación económica de los enclaves.
Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, en “Dependencia y desarrollo en América Latina” (1971)
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