“Nada más falso que afirmar que el retorno a la estabilidad monetaria es el símbolo del retroceso y del estancamiento. Pero igualmente nada más inconciliable con los principios democráticos y con la felicidad del ser humano –valores supremos a que debe ajustarse la acción de un gobierno–, que en nombre de teorías económicas o financieras hagamos de nuestra nación una comunidad de seres infelices, olvidando que la economía es un instrumento al servicio del hombre y que solo tiene sentido en función de su dignificación”.
Extraído de discurso en cadena nacional del presidente Oscar D. Gestido (26 de julio de 1967)
El pueblo uruguayo tiene, pues, ahora, una Constitución que será un instrumento adecuado para gobernar. Tendrá un equipo gubernativo honesto, capaz y dedicado. Pero esta feliz conjunción de circunstancias de nada servirá si no logramos la condición más importante, la condición imprescindible para que el Uruguay pueda salvarse. No hay Constitución, no hay Parlamento, no hay Gobierno, por honesto y capaz que sea, que puedan salvar un país que no quiera salvarse… Si el pueblo uruguayo estuviera dispuesto a despedazarse; si el pueblo uruguayo estuviera dispuesto a convertir la sociedad uruguaya en una agrupación de tribus, cada una luchando por sus intereses, en una regresión a la más brutal ley de la selva, para satisfacer intereses sectoriales, sin tener presente los intereses de la comunidad, entonces tendríamos desde ya que declarar todos los uruguayos que somos irrecuperables. (…) No es el momento hoy, ni lo justifica la hora que estamos viviendo, para hacer consideraciones de índole económica o políticas, por más desesperantes que fuera nuestra situación económica –que esta última lo es– fáciles serían, aun así, nuestros problemas, si estos fueran los únicos.
No hay situación económica que no pueda ser superada por un pueblo dispuesto a hacer sacrificios. No hay crisis política que no pueda ser superada por un pueblo dispuesto a hacer sacrificios. No hay crisis política que no pueda ser superada si los líderes políticos anteponen el interés del país a las transitorias exigencias electorales, pero no hay situación social que pueda superarse si el pueblo no quiere salvarse… Sociedades donde los intereses de cada grupo se anteponen al interés nacional no pueden sobrevivir, aunque tengan un Gobierno de dioses. El Uruguay tiene, tan solo tendrá un gobierno de hombres. Si el pueblo uruguayo quiere suicidarse, no habrá Gobierno que pueda impedirlo si el pueblo uruguayo quiere salvarse, está en sus manos, y en las de nadie más, el hacerlo. Estoy seguro que el pueblo uruguayo quiere y va a salvarse, y con ello salvará a las futuras generaciones.
Extracto del discurso del presidente Gral. (R) Oscar D. Gestido ante la Asamblea General el día de su asunción (1º de marzo de 1967)
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