Entusiasmados por encuestas todavía muy prematuras que les dan una pequeña ventaja, los frenteamplistas atizan la confrontación y salen a marchar contra una corrupción inexistente e insultan al gobierno al decir que está infiltrado por el narco.
Tamaño disparate es la clara muestra de una grieta que el presidente Lacalle Pou se negaba a reconocer, pero que sin duda existe porque se enfrentan dos modelos de país distintos y dos sistemas de valores y de principios claramente desiguales.
No obstante, la propuesta electoral del FA se niega a hablar de lo que es fundamental para todo gobierno: el éxito en la gestión. Se ve esto muy claro en los ejemplos que vamos a analizar y que se han dado en todos los gobiernos frenteamplistas, incluyendo de prioritaria forma al de Mujica, hasta ayer entusiasta partidario de Sergio Massa, a quien la misma prensa argentina lo califica de “fullero”.
Pues bien, como los descomunales fracasos de gestión del FA son inocultables, han optado por la calumnia, el embrollo y la mentira para agigantar a nivel de escándalos nacionales y crisis de orden institucional episodios menores, como la entrega de un pasaporte que se hizo con base en un decreto creado por el propio Mujica, o el caso de una adjudicación de viviendas realizado en forma totalmente legal, fundada de acuerdo a derecho, o designaciones en un organismo de orden binacional que se imputan como “clientelismo”. Si hablamos de clientelismo, en Canelones comenta la oposición que Yamandú Orsi se lleva el trofeo ganador por varios cuerpos, quien además se regocija en calificar como un “clase A” de la política al presidente argentino saliente, doctor Alberto Fernández.
Volviendo a las gestiones frenteamplistas, escuchamos días pasados el informe de gestión que expidió la firma Price Waterhouse, contratada para el caso de la regasificadora de Sayago.
Se puede decir que ese informe es el decálogo de lo que no hay que hacer cuando un gobernante está invirtiendo el dinero del Estado por cifras multimillonarias. Sin estudios previos de factibilidad ni mayores análisis de mercado, y en un país que no produce gas, se comenzó el elefantiásico proyecto de la regasificadora en el que se embarcó al país y se siguió adelante, aunque ya se conocía que Argentina no iba a participar en el proyecto, ni a invertir dinero y ni siquiera preveía comprar gas a Uruguay.
Las pérdidas por esa ciega obstinación de ignorantes, le va costando al país más de cien millones de dólares, a los que hay que sumarle lo que costaba por mes el mantenimiento de la sociedad Gas Sayago SA, lo pagado en sueldos, viajes y demás beneficios, los juicios perdidos ante los funcionarios que reclamaron, como una gerente que llegó a cobrar dos sueldos, y todavía los ocho millones de dólares que va a costar la extracción de los pilotes que quedaron en la bahía como testimonio que recuerda lo que es ineficiencia e indiferencia por los recursos nacionales de los uruguayos en la gestión de una administración del Frente Amplio.
También conocimos los informes técnicos por el sobrecosto descomunal del Antel Arena, cuya averiguación está en manos de la Justicia, no obstante lo cual la ingeniera Cosse surge como candidata por el Partido Comunista, hoy mayoría en el Frente Amplio, sin que en la interna le haya hecho mella la poca o ninguna claridad de tan abultada diferencia entre los costos proyectados y los costos reales.
Fuera del terreno comercial hubo otras gestiones deficientes de inusitada gravedad en los gobiernos frentistas, que hoy se anuncian como exigentes candidatos a reconquistar el poder, ofreciendo lo mismo. Nos referimos al desastre de la seguridad pública, cuyas falencias comenzaron desde que el ex ministro del Interior doctor José Díaz, propició la liberación masiva de delincuentes para evitar el gran hacinamiento carcelario.
Desde entonces, la seguridad pública comenzó a crujir. Pero llegó al máximo de ineficiencia con el largo período en que estuvieron como ministro el hoy fallecido Eduardo Bonomi y el hermano enfermero de Tabaré Vázquez en la subsecretaría. Ese ciclo, cumplido por quienes carecían en absoluto de formación para esos cargos (el Vázquez la tenía de enfermero y el otro de nada) dejó en una crisis tan aguda la seguridad pública que le costá la vida a Jorge Larrañaga y hasta ahora no ha podido conjurarse a pesar de denodados esfuerzos sin lograrse los resultados deseados.
Todo lo expresado no admite discusión, porque son hechos que han sucedido y han sufrido los ciudadanos, a quienes ahora mismo los frenteamplistas les piden los votos, con las mismas ideas y los mismos cuadros que ejecutaron las pobrísimas gestiones que los alejaron del poder.
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