Desde que nosotros combatimos la burocracia, reduciendo nuestra demanda a una sincera legislación electoral y al honrado acatamiento a sus tutelares, cualquier gobierno respetuoso de las instituciones contará con nuestra franca y desinteresada simpatía. Nadie nos supondrá practicando la oposición por sport. Por gusto los mortales no se arriman a la adversidad. Desde antaño la República sueña con una gran administración, capaz de presidir la solución sincera de los problemas planteados por sus necesidades morales. Se llega al poder en hombros de un partido, pero en él se representa a toda la ciudadanía, siendo imposible subordinar a la exigencia estrecha de las fracciones los intereses impersonales de la comunidad. Así lo piensan quienes poseen la exacta medida de sus responsabilidades públicas y aspiran a ganar la consideración de sus compatriotas, unificados en una conciencia justiciera; así no lo alcanzan quienes se contentan con agregar otra cifra a la vulgar nomenclatura de los mandones sudamericanos.
En elogio del nacionalismo, abrigo la certidumbre de que sus heraldos nunca vulnerarán las reglas de la conducta para servir apetitos de camarilla. Aspiramos al gobierno para realizar anhelos superiores que nos embargan; que nos templaron en el sacrificio y para el sacrificio. Jamás, a fin de sustituir un elenco por otro en el presupuesto. Será negra la fecha en que reneguemos, como partido, las virtudes del trabajo, que amasa convicciones y salud; sólo definiríamos un nuevo oficialismo con las voracidades acrecidas de los anteriores y sin disculpa. Si esto hubiera de ocurrir, no querríamos ver a nuestra colectividad en la cumbre, avergonzándonos con la contradicción de su pasado y el perjurio de sus solemnes promesas. Lejos estamos de semejante contingencia y de tamaño desencanto. Tendida como un ideal esa nuestra trayectoria. Con lógica y con lealtad la vamos recorriendo, sin descuidar aquello que le moment le plus difficile c´est celui de succès. Aunque no parezca, mucho más expuesto que volar es aterrizar; descender y entrar, suavemente, en contacto con el suelo, sin daño de las alas. Significamos tanto en la actualidad que no se concede a ningún neófito turbando con su anarquía tan noble porvenir. Fuera de duda que las organizaciones militantes no se rigen por rito hermético, ni imponen la abdicación del pensamiento individual, transfiriendo a terceros su interpretación. Extraños son a la severidad de los votos absolutos, como que cada cual conserva a la autonomía de sus juicios. Su contrapunto aviva entusiasmos.
Dr. Luis Alberto de Herrera (1923), en “Selección de discursos y escritos periodísticos” (1988)
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