La Revolución de Octubre, de tendencias marcadamente nacionalistas, alejó por un tiempo el riesgo de entregar nuestros yacimientos de hierro, la ferrovía Vitoria-Minas Gerais y Vale do Rio Doce a un monopolio internacional. Siempre se pretendió de forma interesada considerar como partes inseparables del problema de establecer una industria siderúrgica, el problema a la exportación de mineral de hierro y carbón. Una simple fórmula dilatoria. No resolviendo todo, nada era posible de resolver…
Colocado el problema en estos términos, tratamos de pasar sin demora a la acción. Se confió en el Dr. Guilherme Guinle la organización de la Compañía Siderúrgica Nacional y se eligió su ubicación en Volta Redonda. Con esto cambió el panorama de la prospección de nuevos yacimientos de mineral, que encontraron en la siderurgia nacional una demanda estable que antes no existía… Ya no existen más dilatorias para la solución.
La cuestión de la exportación de mineral de hierro se resolvió por separado con la constitución de la Compañía Vale do Rio Doce, demostrando cuán falsa era la premisa de la interdependencia que se invocaba como excusa para no hacer nada.
Esta transformación básica de nuestra producción industrial exige ahora formar personal y técnicos. El Servicio de Educación Industrial tendrá en poco tiempo una red de 200 escuelas profesionales que permitirá formar a jóvenes de entre 14 y 16 años para que puedan trabajar en la industria…
Nuestra guerra, señores, debe comprender un vasto programa de desarrollo futuro, de modo que al término de la Segunda Guerra Mundial podamos emprender -con el acero de esta usina, el trabajo de los brasileños instruidos y la voluntad patriótica de vencer- la remodelación de nuestro anticuado parque industrial.
Discurso del presidente Getulio Vargas en Volta Redonda (Rio de Janeiro), en ocasión de la visita del presidente de Paraguay, Higinio Morínigo, el 7 de mayo de 1943
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