Al ciudadano común tal vez le resulte ajeno o de lejana importancia que se escriba sobre estos temas, pero seguramente entenderán la relevancia al hacerles ver lo importante que es para el trabajo en general, pero sobre todo cuando esas tareas son un servicio público. El hecho de que el personal de una empresa esté motivado moralmente, técnicamente capacitado, con iniciativa y proactividad diligente y muchas otras cualidades más todos entendemos que es importante para que redunde en eficiencia y adorne el prestigio de la firma, de esta manera todo repercutirá en un servicio de calidad. Usando esta simple analogía pretendemos resaltar que este tipo de cuestiones también son muy importantes para que los servidores públicos de la Policía Nacional desempeñen sus tareas, más que como trabajadores remunerados como verdaderos servidores de la nación.
Por otro lado, un distintivo de cualquier otro trabajador-servidor es que como unos pocos dentro de la administración juran defender al prójimo aun con su vida si fuera necesario. Ahora, el Estado, la sociedad y el país todo ¿retribuyen justamente en todos los aspectos este nivel de entrega y compromiso? Es una pregunta retórica, pero pretendemos arrojar algo de luz para que todos nos cuestionemos íntimamente si esto es así o nos es indiferente por distintas razones. Por ahí no nos dará para abordar todo en este artículo, pero iremos desplegando paulatinamente lo que en realidad forma parte de los argumentos sustentatorios de Cabildo Abierto y una de las líneas para impulsar en el eje del ciclo de personal.
El primer tema del que hablaremos en este ciclo es el sistema de ascenso del personal superior. Desde las administraciones de gobierno anteriores, incluso antes del Frente Amplio, se han ido progresivamente incrementando las franjas de oficiales que podían ser electos para ascender por selección directa del mando político y profesional. Pero, además, las modalidades pasaron de ser por antigüedad calificada (lo que no es solo antigüedad-tiempo sino varios factores más computados objetivamente), por concurso y selección directa, a la actualidad, cuando básicamente se asciende por concurso o selección de directa.
Ahora bien, en síntesis, se ha abandonado el cómputo de factores objetivos para la carrera administrativa por prevaler acumulación de méritos ajenos a la especificidad de la tarea policial de un combatiente del delito y, lo que es peor, se ha politizado los ascensos por selección directa, originando que lo que debería ser una competencia justa se transforme en lucha de mezquindades, arribismos, alcahuetismos y las nada solapadas actitudes carentes de profesionalismo entre camaradas. Hacemos la salvedad que por suerte no es una situación generalizada, pero sí lo es la desmoralización que implica no valorar justamente los elementos objetivos del mérito de cada uno, atrasos en las carreras, rezagos en los retiros y pérdidas económicas por nuevas remuneraciones o cargos a los que no se llega en tiempos acordes.
Además, el mando, sobre todo el político, se ha aprovechado en las sucesivas administraciones de privilegiar, premiar y acelerar carreras solo por la afinidad política de algunos elegidos. Todo esto ha redundado en desmoralización de la mayoría y acá viene lo que muchos no ven, cuando un oficial ejerce el mando desmoralizado y desmotivado no genera lo necesario para sus subalternos y por ende actuarán con el mínimo esfuerzo para cumplir con sus deberes y horarios sin un espíritu realmente de servicio comprometido.
A modo de ejemplo: hay una nómina de cien comisarios de todo el país en condiciones de ascenso, con distintas antigüedades en el instituto y en el grado, uno tiene treinta años de servicio en el instituto, ocho años en el grado y está en el quinto lugar para ascender, asimismo existen cuatro vacantes para el grado inmediato superior. Actualmente el mando político podría elegir a otro comisario que estuviera en el lugar cuarenta de la lista de prelación, con veinte años de antigüedad, dos años en el grado. Imaginen la desazón, no solo del primero sino de los treinta y pico que no fueron ascendidos. No decimos que se elimine la forma de la selección directa para el ascenso (aunque no podríamos ocular nuestra alegría si lo fuera), pero por lo menos que razonablemente se reduzca a como era originalmente, solo para la máxima jerarquía, reduciendo la cantidad posible y con la existencia de otras formas como la antigüedad calificada y concurso.
Hace unos meses con el equipo de asesores de Cabildo Abierto hicimos una pesquisa para tener una muestra de las preferencias de los oficiales y hemos tenido algunos indicios. Primero notamos el desánimo, segundo que las preferencias para las modalidades para acceder al ascenso varían dentro de las tres categorías de oficiales.
La propuesta es generar un estatuto de los funcionarios policiales, consensuado con el mando, pero con participación de representantes de todas las unidades operativas del país y todas las categorías de oficiales. Ya es tiempo de que los oficiales determinen cuáles son las formas de ser calificados y ascendidos y no como hasta ahora que pasó por la voluntad exclusiva del mando político o una cúpula integrada por una élite policial con subrepticias intenciones privilegiantes, cargadas además de consideraciones subjetivas. ¡Lo impulsaremos!
*Integrante del equipo asesor de seguridad y protección de Cabildo Abierto
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