El mensaje de “se acabó el recreo” siempre tuvo un sentido mucho más amplio que lo referido a la inseguridad. Los cabildantes proponen una larga lista de temas que parecían condenados a no discutirse nunca, pero que afectan seriamente la vida de los uruguayos.
Mientras escribo esta columna decenas de miles de personas están siguiendo en vivo por el portal Flight Radar el vuelo de Nancy Pelosi a Taiwán con la incertidumbre si será o no derribado por algún misil chino, desencadenando una guerra mundial total.
Sin embargo, el planeta tierra sigue girando y la enorme mayoría de la población tiene que cumplir con sus responsabilidades diarias, probablemente sin tener noticia, ni siquiera interés, en aquella lejana y extraña situación.
Para un analista político, en este contexto de extrema fragilidad internacional, de conflictos armados, de crisis en la logística comercial, de la energía y los alimentos, es difícil por estas horas concentrar la atención a escala de la circunstancia uruguaya. Pero la magnitud de los eventos no puede hacer perder de vista el peso de las urgencias cotidianas en nuestra realidad situada, porque las repercusiones lógicas de la globalización no reemplazan las contingencias que se viven a diario en cada hogar, en cada barrio y en la proximidad de la comunidad de pertenencia.
Los pueblos y las personas necesitan una serie de certezas básicas para poder vivir con dignidad. En Uruguay concretamente las precisan hoy las familias agobiadas por el sobreendeudamiento, los padres a los que no se les permite ver a sus hijos, las madres que buscan una salida para las adicciones de los suyos, el almacenero o pequeño productor rural que se resiste a abandonar su trabajo y su modo de vida. Y estos sectores de la sociedad no estaban siendo suficientemente escuchados ni representados en los últimos años.
Cuando Guido Manini Ríos dijo “se acabó el recreo” no se refería solamente a la problemática de la inseguridad y la violencia, que indudablemente hacen estragos en la sociedad desde hace tiempo. Se refería a un concepto mayor y más amplio que significa que el sistema político atienda de una vez por todas los problemas reales de la gente.
La irrupción de Cabildo Abierto inquietó las aguas de la política nacional y sacudió la agenda poniendo sobre la mesa varios temas que parecían condenados a no discutirse jamás. A veces en forma un tanto desordenada, es cierto, pero fueron brotando e instalándose en la discusión pública en estos tres años varios proyectos relacionados a la defensa de la pequeña y mediana empresa, la denuncia a la usura y el sobreendeudamiento familiar, así como el respeto a la Constitución y los pronunciamientos del soberano.
Algunos célebres formadores de opinión en televisión sugirieron en su momento aplicar una especie de cordón sanitario o apagón informativo sobre Cabildo Abierto, de modo de hacer invisibles sus reclamos y aportes por considerarlos peligrosos. Por el contrario, lo que ha sucedido en los hechos es una especie de saturación de noticias sobre este partido y sus integrantes, convirtiendo en titular cualquier chisme que lo involucre y planteando repetidamente sesudos debates de ‘expertos’ sobre fantásticas teorías.
Sin entrar en esas disquisiciones, que saltan de considerar un día a los cabildantes como genios de la estrategia y al otro de ser una banda de improvisados, conviene enfocarse en los datos que ya proporciona su actuación y así podemos encontrar algunas respuestas más sencillas. Una investigación surgida de la Facultad de Ciencias Sociales y titulada “Se acabó el recreo: Estudiando la actividad legislativa de Cabildo Abierto 2020-2021”, basada en información del Parlamento, concluyó que el 68% de las iniciativas de este partido estaban contempladas en su programa de gobierno, un dato que contrasta con los otros partidos donde el Frente Amplio sigue con 38%, el Partido Colorado el 33% y el Partido Nacional el 31%, según divulgó Búsqueda.
En filas de la coalición republicana parece ir ganando espacio la constatación de que Cabildo Abierto aportó con su impronta una significativa adhesión de votantes del “pueblo liso y llano”, que no había acompañado a los partidos tradicionales en 2009 y 2014, y permitió una ajustada victoria en el balotaje y la mayoría parlamentaria en 2019. Y que solo en la medida que se contemplen adecuadamente esas expectativas ese escenario podría repetirse o no en 2024.
Pienso que se confunden los que señalan un perfilismo. De cierta forma, la actitud de Cabildo Abierto dentro de la coalición de gobierno es similar a la del presidente Lacalle Pou en el seno del Mercosur, en cuanto lleva adelante con convicción y responsabilidad sus planteos al resto de los socios, sin diluir los intereses del país en los intereses de la región y dejando en claro su ánimo de permanencia para el desarrollo del bloque. En este sentido, los destinos están unidos.
Los grandes acuerdos
Hoy existen además al menos tres asuntos que necesitan un amplio consenso político: la reforma previsional, la inserción internacional y la transformación educativa. En todos ellos la postura de Cabildo Abierto ha sido sumar desde la propuesta, sin posicionamientos automáticos, sino haciendo valer los aportes que cree necesarios para mejorar las iniciativas.
Es precisamente Cabildo Abierto el que ha insistido con mayor énfasis en implementar políticas que favorezcan la natalidad, para revertir una tendencia demográfica negativa. Además, el senador Manini afirmó que es clara la necesidad de una reforma del sistema de seguridad social o en pocos años va a colapsar y que es necesaria una política de Estado habiendo escuchado a todos los colectivos afectados y contemplando el aumento de las jubilaciones más deprimidas.
Respecto a la apertura comercial internacional, fundamentalmente la posible firma de TLCs, los cabildantes no asumen ninguna postura anticipada ni ponen reparos ideológicos. ¿A qué se apunta? A revisar las condiciones de competitividad del país, algo que se advierte principalmente desde la Cámara de Industrias del Uruguay. En esa línea, Cabildo Abierto ha presentado varios proyectos que tienen que ver con revisar el sistema tributario para fortalecer a las pequeñas y medianas empresas, con apoyar el comercio de cercanía y el de frontera, con reformular aspectos del ordenamiento territorial para preservar sectores de la producción rural familiar.
La transformación educativa ha recibido un fuerte impulso a través de la ley de urgente consideración votada y defendida por la coalición de gobierno. En este aspecto los cabildantes hicieron valer su respaldo y contribuyeron decididamente recorriendo todo el país y participando de importantes debates para convencer a la mayoría de la población que finalmente se expresó en las urnas en el referéndum de marzo. En Cabildo Abierto se ha levantado la voz para reclamar campañas más agresivas contra el consumo de drogas en adolescentes y se promovieron leyes de concientización del autismo y el suicidio.
La libertad responsable como principio rector durante el combate a la pandemia fue indudablemente un factor aglutinador de la coalición republicana. Para lo que viene será necesario construir grandes acuerdos que permitan la concreción de soluciones para sectores postergados y una visión de largo plazo para definir políticas de Estado.
Llegando al cierre de estas reflexiones, al encender el televisor podemos constatar con tranquilidad que no hubo ningún misil chino y por ahora tampoco armagedón nuclear. Prevaleció la sensatez y la sabiduría milenaria.
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