Es preocupación de todo el espectro político la apatía generalizada de la ciudadanía próximo al acto electoral. Parece extraño teniendo en cuenta que el próximo acto electoral puede ser el último tal como lo conocemos hasta el presente, teniendo en cuenta que una facción importante de los electores apoya posturas internacionalistas, ajenas por completo a nuestra libertad y seguridad.
Los venezolanos y nicaragüenses, antes de padecer dictaduras creyeron en políticos que prometieron rescatarlos de la pobreza, de la desigualdad económica, de la marginalidad social, que todos pudieran alcanzar gracias a los gobernantes el nivel de vida de los más ricos. Error fatal, los gobernantes no resuelven las realidades individuales. Apenas debieran ayudar a ordenar los temas colectivos de convivencia tal como garantizar la libertad individual en todos sus aspectos, así como la seguridad de los ciudadanos de cualquier injerencia externa.
Asegurar oportunidades de inversión sin meterle mano en el bolsillo, y con ellas permitir trabajar sin confiscar lo ganado con esfuerzo. Dar acceso a la mejor calidad de educación posible y a la salud, con realismo en lo que pueden aportar los contribuyentes, permitir a los incapaces acceder a esos servicios solidariamente y valerse luego por sí mismos, es parte de la sociedad que soñó Artigas: libre e independiente, segura para cada individuo, y solidaria. No cabe duda de que fue la firme posición de Artigas con respecto a la independencia de nuestra patria, está abonado por documentos precisos en su contenido que conforman su ideario. Es de recibo al caso la contundente frase: “La cuestión es solo entre la libertad y el despotismo”, “La guerra actual es contra la ambición inacabable de los mandones…”.
En el mismo sentido se pronuncia en el oficio que envió el 13 de febrero de 1813 al Gobierno de las Provincias Unidas, en respuesta a Sarratea que puso en duda sus acciones en procura de la libertad. El prócer afirma su lealtad a la independencia de los pueblos y reclamaban ser tratados con igualdad de derechos al conquistarla. En frase contundente comienza diciendo: “En medio de los mayores apuros no me prostituiré jamás. Libertad, igualdad, seguridad son nuestros votos, libertad, igualdad y seguridad serán nuestros dignos frutos”. La fundada protesta tuvo inmediata consecuencia, el 21 el Triunvirato relevó a Sarratea desairándolo.
Algunos abusan de su posición dominante, confiscan arbitrariamente lo ajeno para su enriquecimiento personal. Esos son dictadores.
La enorme mayoría está desinteresada de la política porque siente que los gobernantes son degenerados fiscales y las normas que aprueban no atienden la delicada realidad social que no mejora. Cargan pesadas contribuciones sobre aquellos que debieran proteger, atentan contra sus derechos a la vida, a la libertad y a la propiedad, castrando sus oportunidades de ascenso social y económico por esfuerzo propio.
Son los que han invertido la posición de servidores públicos con la de servirse del público. Convirtieron a los partidos de ideas en el partido del Estado autopercibidos indispensables. Forman una casta privilegiada que se protege de sus propias arbitrariedades ajustando sus salarios con impudicia. Son los que embarcan a todos en aventuras públicas a pérdida, en cohecho con delincuentes internacionales afectando más a los más infelices. Son los que se aseguran que los hechos de corrupción queden impunes colocando corruptos, complacientes, o secuaces en los cargos que deben penalizarlos. Son los que consideran que la vaca siempre puede dar algo más de leche, y nos ordeñan para que paguemos sus acciones abusivas. Luego, nos ponen en posición de culpables, egoístas, llenos de recursos infinitos que nunca aportaron ellos para sus veleidades.
Son los que votamos para evitar abusos del gasto público. En cambio, coluden con intereses corporativos violando reiteradamente la constitución y las decisiones populares. Son, en definitiva, los que crean “nuevos derechos sociales” de acuerdo con el manual internacional, agravando el estancamiento productivo que condena a la niñez a vivir en la indigencia, a los jóvenes al desempleo, y a los viejos a una jubilación miserable. El verso gastado de que van a mejorar con sus recetas universalmente fracasadas.
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