Ya era una preocupación mundial antes de la pandemia el efecto que las nuevas tecnologías iban a tener sobre el trabajo. Pero la pandemia aceleró los tiempos y convirtió en realidad un futuro que no percibíamos como tan cercano.
En el contexto actual, resulta difícil pensar que exista un objetivo de política que tenga más prioridad que la generación de empleo.
Los países -desarrollados y emergentes- acuden con todos sus recursos y herramientas disponibles para evitar una pérdida de puestos de trabajo en una magnitud que ponga en riesgo la estabilidad económica y social.
Durante el proceso, los países exhiben un pragmatismo en sus políticas que hubiera resultado impensado poco tiempo atrás. Fuertes expansiones fiscales y monetarias son acompañadas de medidas para proteger sectores enteros y empresas específicas. Si con esto no alcanza, muchos países buscan proteger sus puestos de trabajo con restricciones comerciales.
La realidad es que los países desarrollados han sido siempre pragmáticos en sus políticas, dispuestos a salirse de los libretos ortodoxos cuando eso les favorece, sin apegarse a los formulismos académicos que se imponen a países menos desarrollados como el nuestro.
Cuando se produjo la unificación de las dos Alemanias, el gobierno occidental se vio ante el desafío de integrar a millones de trabajadores que venían con bajísima productividad a su industria altamente eficiente. Alemania no dejó ese proceso librado al destino. Actuó proactivamente para generar puestos de trabajo de bajo valor agregado, los mismos que hasta hacía poco tercerizaba a la Europa mediterránea. De pronto empleos que antes nadie quería –por ser poco productivos- pasaron a ser importantes para un gobierno alemán no dispuesto a tolerar altas tasas de desempleo.
Mientras tanto países como Italia y España, atraídos por el espejismo del euro, sin darse cuenta fueron perdiendo industrias que migraron hacia el otro lado de los Alpes. Hoy tienen un euro que les produce sensación de riqueza, pero no tienen esperanzas de generación de empleo.
¿Qué lecciones puede extraer Uruguay para recuperar el empleo? La política fiscal se encuentra seriamente limitada por los niveles de déficit y deuda externa, por lo que en el mejor de los casos se va a mantener neutral. La política monetaria también tiene limitantes estructurales, pero daría la impresión que en el contexto recesivo actual existe cierto espacio para un estímulo que permita bajar las tasas de interés e inyectar fondos en la economía. Enfocarse demasiado en el objetivo de inflación, en el contexto recesivo actual, puede dar señales a los agentes de una eventual contracción en caso que la inflación se dispare por encima de los niveles actuales. En todo caso lo que habría que cuidar es que el tipo de cambio real no siga bajando.
Pero con medidas macroeconómicas esta vez no alcanza. Si no logramos colocar a los trabajadores en actividades productivas, la situación fiscal se continuará deteriorando. Como dijo Guido Manini en Rocha: “El tema central hoy es la recuperación del empleo, el impulso al capital nacional. No ha habido en los últimos años una visión de apoyo al trabajador nacional”. El senador por Cabildo Abierto agregó aquí un elemento muy importante, el del capital nacional, evidenciando la importancia que este tiene para el mantenimiento de las empresas, y con ellas, el empleo.
Nadie va a venir de afuera a resolvernos un problema que debemos resolver entre uruguayos. No podemos hipnotizarnos con la posible llegada de argentinos. Si vienen mejor, pero debemos actuar proactivamente buscando soluciones propias. El país cuenta con instituciones como UTU y el Instituto de Colonización que, actuando de forma coordinada y rápida, podrían poner a mucha gente a trabajar mientras aprenden un oficio o profesión, produciendo bienes y servicios necesarios para nuestra sociedad.
Además de poner a los desempleados a trabajar rápida y dignamente, el país expandiría su capacidad productiva, alejando el espectro de la inflación. Sin grandes necesidades financieras, se podría producir y fabricar toda una serie de alimentos que hoy día importamos, gastando divisas que son cada vez más escasas.
Mejor pagar sueldos que al Mides.
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