En su discurso de pasado sábado, Pedro Sánchez, presidente del gobierno Español, se refirió al problema de las “noticias falsas”. Alli dijo sobre el tema que en medio de esta incertidumbre es normal sentir temor, “pero existen dos formas de canalizar esa emoción, una es el temor de quien se comporta con prudencia, la que satisface la necesidad de información pero acalla la incertidumbre recurriendo a los medios fiables para poder vencer entre todos el virus. Pero hay otro tipo de temor patológico, que busca soluciones individuales imposibles, que rompe las normas de confinamiento que consume bulos, noticias engañosas que por lo general provocan alarma y pánico, que acapara bienes o productos frenéticamente. Ese tipo de conductas es la que todos debemos combatir, la que todos debemos aislar, la que todos debemos evitar, porque se propaga a la misma velocidad que el virus y es también dañino en nuestra batalla colectiva que va contra la pandemia. No compartir noticias no contrastadas también es una forma de combatir el virus. Si no rompemos esta cadena, estaremos promoviendo una alarma que nos hará más débiles para luchar contra el virus”
El problema de las noticias falsas se está volviendo especialmente crítico con la epidemia del coronavirus. El ser humano por naturaleza necesita “creer” convencerse de que tal o cual cosa es real y para eso necesita fundamentos que pueda entender. En tiempos como los que nos está tocando vivir, la información es tan dispar que crea confusión y en esto las redes sociales no ayudan. Estamos en días en que la mayoría de la población está en su casa, pendiente únicamente de la información que llega desde los medios de comunicación y redes sociales, con mucho tiempo para pensar, pero no para discernir. ¿Por qué? Porque el bombardeo de información dispar desde medios y redes es enorme y el miedo a veces puede más que la razón.
RAND Corporation, un think tank norteamericano, viene estudiando el tema desde hace años. Entre los investigadores se encuentra la Dra. Jennifer Kavanagh, escritora del libro La decadencia de la verdad, –Truth Decay, según su nombre en inglés – “la combinación de poca confianza y alto volumen de información proveniente de personas que no son expertos, pero que pretenden ser expertos, crea la tormenta perfecta para la persona promedio” “Soy una persona bien informada que sabe a dónde ir para obtener buena información, pero incluso estoy luchando por descubrir qué es verdad y qué no. Así que puedes imaginar cómo, qué tan difícil sería para la persona promedio que no ha pasado los últimos tres años estudiando la desinformación.”
“Hay personas que están tratando de hacer su trabajo al proporcionar lo que piensan que es correcto y simplemente lo están arruinando. Pero hay otros actores que contribuyen intencionalmente al problema. También tenemos actores extranjeros que difunden activamente información falsa sobre la fuente del virus”, continua
Kavanagh afirma además que, si bien hay muchos actores en los medios que están trabajando muy duro para que los hechos salgan a la luz, que los mismos sean en el fondo un negocio, significa que también pueden seguir alimentando ese fuego de miedo mediante coberturas de 24 horas al día y titulares de pánico constante. Advierte además que las redes sociales no son mejores y que estos lugares pueden llenar a las personas de miedo, información falsa y confusión
Todo esto en su conjunto crea confusión y caos, lo que conlleva a pánico en la población.
El rol de las autoridades
Kavanough afirma que un período de dislocación económica y social puede perjudicar la confianza a corto plazo, pero existe la oportunidad de generar confianza a largo plazo si se maneja adecuadamente. Dice que “una de las razones por las que la Gran Depresión fue tan larga y severa es que, en el período inicial, los responsables políticos ignoraron los datos que tenían y tomaron decisiones basadas en otras cosas”
Ante la preocupación mundial por la propagación del coronavirus (COVID-19) y los primeros casos confirmados en Uruguay, las autoridades del nuevo gobierno que hace poco más de 20 días asumió y que deben enfrentarse no solo a los problemas económicos heredados por la pasada administración, sino también a lo que conlleva el afrontar una pandemia sin antecedentes en la era moderna, están jugando sus mejores cartas.
El COVID-19 es un nuevo virus del que poco se sabe a nivel mundial, más allá de los estudios que los científicos están realizando en estos momentos, y por ende hay nuevos descubrimientos a diario sobre el mismo.
Las autoridades, por lo tanto, han explicado en forma clara y transparente las diferentes situaciones a las que nos estamos enfrentando y han exhortado a la población más vulnerable a quedarse en casa y a los que no, a salir lo menos posible siguiendo los cuidados recomendados. Hasta ahora salvo excepciones puntuales, parece ser que la población está siguiendo las recomendaciones sugeridas y ven en las autoridades timoneros fuertes para un barco que recién parte y está enfrentando la “tormenta perfecta”.
La tarea no es fácil, por lo cual la evidencia y los hechos deben impulsar todas nuestras decisiones todos los días.