Ricardo Pascale no solo ha dejado un gran vacío en la comunidad académica, artística e institucional de Uruguay, sino también en la colectividad de origen italiano. Por este motivo creo que es correcto recordar sus méritos a favor de Italia y de las relaciones entre los dos países. No es casualidad que lo haya conocido en Roma poco antes de que yo llegara a Montevideo. Fue cuando él estuvo en Italia para la creación de una de sus obras artísticas destinada a una iglesia del país de sus orígenes, pero en la ocasión también hablamos de la Cámara Mercantil Uruguay-Italia, de la que había sido orgullosamente fundador. Me habló con gran entusiasmo y determinación de cómo se podían desarrollar y fortalecer los vínculos económicos y comerciales entre Italia y Uruguay.
Hemos consolidado así una colaboración entre la Embajada y el mundo empresarial interesado en Italia que ha sido de gran utilidad. Bajo su presidencia, Italia regresó a la Expo Prado con un pabellón que desde entonces se sigue instalando y alrededor del cual se agrega una comunidad empresarial siempre más numerosa: no fue casualidad que entre los diversos honores concedidos, fuera mi turno entregarle el de Comandante de la Orden de la Estrella de Italia que le otorgó el presidente de la República.
Su contribución y su dedicación a expresar valores comunes a las culturas de ambos países pueden ser un ejemplo para tantos ítalo-uruguayos que deben honrarlo con orgullo.
Giovanni Iannuzzi, embajador de Italia
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