El PCU ha expuesto su peor versión en la etapa terminal de camuflarse en el FA. En contra de los trabajadores, en contra de los jubilados, en contra de la democracia.
Todos los partidos políticos democráticos se han parado en contra de destruir al país, y al sistema previsional. Por primera vez 112 economistas frentistas, José Mujica y todo el FA resisten al PCU. No admiten desfinanciar definitivamente al BPS. Se niegan al mayor gasto presupuestal sin recursos que cargará sobre los uruguayos. A robarle a los ahorristas de las AFAP el depósito personal del salario de los trabajadores para disponer de una renta vitalicia que aleje una jubilación miserable librada a las veleidades políticas.
La incorporación a la Constitución de este desatino le venía “al pelo” al PCU para movilizar a sus equipos regimentados oxidados y cada vez más reducidos. Un “negocio” ideológico para promover la destrucción final del sistema de seguridad social, liquidar emprendedores y apostar a demostrar que aún vive, lucha y extorsiona.
Otros plebiscitos perdidos no importan. Es otra acción confrontativa. Viejo objetivo marxista abandonado por el Partido Comunista Chino para evitar el camino inexorable de la URSS. La planificación desde elpPartido los iba a enterrar junto con los muertos de hambre que ellos multiplicaban.
El PCU solo maneja la dirigencia sindical. Pierde poder cuando los consejos de salarios son más armónicos, se reduce la inflación, el país desarrolla crecimiento económico, más empleo, mejor salario, una reforma educativa. Condiciones para superar la condición de base con esfuerzo propio, sin “padrinos”. Para el PCU es obligatorio trancarlo. Su “lucha” por “explotados” queda en offside cuando todos los líderes políticos y economistas están en su contra.
La ciudadanía se ha dado cuenta de que dividida no crece. Los candidatos tratan de correrse al centro suavizando diferencias. Cuando a la gente le va mejor pierde interés por ofertas extremas.
No es necesario el PCU y sus violentas movilizaciones. No pudo hacerlo con el FA cuando el PCU lo impulsó a locas aventuras con Chávez y con Lula. Hay que demostrar resultados para mantener a los votantes. Con su balde ideológico tozudamente insisten en su deformación mental: luchar. Luchan contra avanzar en educación, en crear recursos, en hacer del Estado una herramienta ordenada, útil para la equidad.
Su objetivo impertérrito: alcanzar su dictadura sobre el proletariado. No hay proletariado si no hay pobreza, odio, envidia. La anquilosada lucha en pos de todos con hambre, todos sin trabajo, todos sin jubilación.
Estamos convocados a decidir que el PCU deje de integrar el sistema político que todos los demás queremos. Es enemigo del cambio armónico que todos los uruguayos hemos pedido a nuestros candidatos. El PCU tiene, ahora, la última prueba de fuego.
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