La semana pasada en nuestra columna preguntábamos qué se podía esperar de un nuevo gobierno del Frente Amplio. Ahora nos contestamos diciendo: solamente improvisación y abuso.
La improvisación, sin otro fundamento que el mero voluntarismo, ha sido una de las características de la gestión del frenteamplismo. Mujica ha sido el líder e indiscutible caudillo del Movimiento de Participación Popular, pero el fracaso de su gestión se visualiza en todos sus emprendimientos que terminaron con pérdidas millonarias: las velitas al socialismo, la regasificadora, Aratirí, etcétera.
El contador Danilo Astori, cuando se puso a oficiar de negociador con Matías Campiani, aceptó todas las condiciones que le impuso el grupo de charlatanes insolventes y le dio el aval para la compra de los aviones que, estafa y manejos fraudulentos de por medio, al final pagó el Estado.
Fernando Calloia, al frente del BROU, no puede presumir de banquero si aprueba y concede un aval millonario sin ningún estudio ni análisis previo, como lo hizo. Fernando Lorenzo, como economista de formación profesional, no debió actuar como agente financiero del grupo que pretendió comprar Pluna sin poner dinero, como atestigua una vieja y conocida fotografía.
Raúl Sendic demostró la más absoluta incapacidad para gestionar en los cargos que tuvo y, en la operación con el Ecuador de Rafael Correa, permitió que al tercerizar el refinado del petróleo con Trafigura esta voraz empresa se ganara 400 millones y la Ancap solamente cinco.
El exfiscal de Corte Jorge Díaz, militante frentista que llegó a ese cargo por medio de una negociación que pactó absurdamente el exsenador Gustavo Penadés, con el propósito de instalar el proceso acusatorio sin ser un procesalista, trastocó hasta el descalabro el sistema procesal penal que hoy pide a gritos su reforma y corrección.
Si se agrega a ese panorama los abusos que se hicieron en la institucionalidad, como crear servicios descentralizados con finalidades ajenas a lo que establece la Constitución, o derogar por simple ley sin mayorías especiales el pronunciamiento popular en dos consultas, o el nepotismo brillando en todas las áreas favoreciendo hermanos u otros parientes, a los cuales también se le otorgaban préstamos privilegiados para la compra de viviendas, tendremos la cara de la verdad. Abuso que culmina con la conducta del senador Charles Carrera, requerido por la Justicia por la indebida utilización de los servicios del Hospital Policial, no solo por hacer atender a la víctima de un desgraciado episodio, sino por atenderse él, su mujer y la diputada Susana Pereira, esposa del exministro Bonomi. A pesar de todo lo cual el Frente Amplio lo apoya, por razones del “humanismo” que inspiró su proceder.
Ahora, con las elecciones a fin de mes, en un panorama electoral donde no existen candidatos que enamoren, el Frente Amplio se planta con la amenaza del plebiscito que propone derogar la ley que aprobó la reforma de la seguridad social.
Lo peor es el plebiscito es impulsado por el Partido Comunista, que mandata el pensamiento de los dirigentes del Pit-Cnt y de algunos dirigentes frenteamplistas que son actualmente legisladores y otros que están en vías de serlo, como es público y notorio.
No alcanza con que un calificado grupo de economistas se haya pronunciado contra esa derogación en curso, ni que Mujica también esté ajeno a esa iniciativa, ni que el candidato Yamandú Orsi demuestre su preocupación como eventual gobernante, porque la reforma del sistema de seguridad social desde hace años ha sido tema de preocupación creciente para los sucesivos gobiernos dadas las condiciones demográficas del país, como el envejecimiento de la población. Y esta administración ha asumido el costo político de concretarla mirando el futuro próximo con ejemplar responsabilidad.
No obstante, el proyecto derogatorio persiste y se procura su apoyo con la facilidad del argumento de trabajar menos años, que es y será siempre bien recibido. A ninguno de sus promotores le interesa que el desfinanciamiento lo espere a la vuelta de la esquina ni tampoco que se expropie a cientos de miles de uruguayos sus ahorros en las AFAP, sino que esto, por el contrario, parece resultar otro atractivo.
De este modo el Partido Comunista, el Pit-Cnt y una gran parte del Frente Amplio que hoy cuenta, según las encuestas, un fuerte apoyo popular han decidido una marcha hacia atrás, con caminos inciertos, sin proyectos visibles, apoderándose de dineros ajenos y en la voluntad de encorsetar en la Constitución un propósito de reforma que ni siquiera tienen claro ni han querido exponer ni publicitar con sinceridad.
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