El 16 de diciembre Uruguay entregará a Argentina la presidencia pro témpore del Mercosur. Indudablemente el contexto de pandemia y la incertidumbre sobre los resultados de las elecciones en Estados Unidos fueron un obstáculo para las aspiraciones del gobierno uruguayo de poder concretar avances significativos en el bloque.
Las soluciones más importantes tuvieron que ver con atender la emergencia sanitaria. En este sentido, los cuatros socios activos adoptaron algunas medidas tendientes fundamentalmente a facilitar el ingreso de insumos médicos.
Argentina estableció la suspensión temporaria de medidas antidumping aplicadas a las importaciones de jeringas originarias de China por el plazo de la emergencia sanitaria. En Brasil se eliminaron procedimientos para licencias automáticas de importación. Paraguay redujo aranceles y Uruguay realizó autorizaciones libres de tributos, con trámites aduaneros simplificados. Por citar algunos ejemplos.
En Buenos Aires la atención en el frente externo sigue estando en las negociaciones para alcanzar un nuevo acuerdo de financiamiento con el FMI. Brasilia presionado por el lobby ecologista por la deforestación en la Amazonia, participó de la duodécima cumbre de líderes del BRICS, en forma virtual.
En lo interno, a las consecuencias económicas y sociales provocadas por la pandemia, se sumó que tanto Argentina como Brasil debieron afrontar circunstancias políticas particulares. El velorio y luto por la muerte de Diego Armando Maradona impactó hondamente en el pueblo argentino y dejó al gobierno en una incómoda situación tras habilitar una masiva aglomeración en pleno centro porteño, tras varios meses de estricto confinamiento. Por si faltaba poco, se decidió volver a abrir la discusión sobre la despenalización del aborto a partir de diciembre.
Mientras tanto los brasileños se volcaron a las urnas en las elecciones municipales que significaron un duro revés tanto para el Partido de los Trabajadores como para Bolsonaro. Solo 2 de los 13 candidatos a alcaldes respaldados por el presidente lograron una victoria, mientras que por primera vez desde 1985 el PT no va a gobernar ninguna de las capitales del país.
Los dos principales socios del bloque mantuvieron actitudes sensiblemente diferentes frente a las elecciones en Estados Unidos. El gobierno de Fernández se inclinó favorablemente al Partido Demócrata y al candidato Joe Biden, al que ya han reconocido como ganador y con quien sostuvo una conversación telefónica en las últimas horas. En tanto Bolsonaro evita felicitarle e incluso desliza la posibilidad de que se haya concretado un fraude electoral en el país del norte, como denuncia el propio Donald Trump.
Un deshielo necesario
35 años después del encuentro entre los presidentes Alfonsín y Sarney en Foz de Iguazú, el día de la amistad argentino-brasileña sirvió de pretexto para que los actuales mandatarios cedieran a sus aversiones personales y conversaran de manera remota sobre algunos puntos importantes de la agenda bilateral. Según ha trascendido en algunos medios de prensa, los buenos oficios del embajador Daniel Scioli facilitaron la reunión.
La oportunidad no deja de ser simbólica. La evocación de la cumbre que llevó a la firma de la Declaración de Iguazú fue un hito fundamental para lo que sería luego la concreción de una alianza argentino-brasileña, a la que se sumaron Uruguay y Paraguay, tras una eficaz gestión diplomática, conformando el Mercosur. Como proceso de integración, el Mercosur no solo significaba la puesta en marcha de un ambicioso proyecto económico y comercial, sino principalmente el entierro de la hipótesis de conflicto entre los dos países más poderosos del continente y en definitiva nada más y nada menos que una garantía de paz en la región.
Fernández y Bolsonaro se pronunciaron por reforzar la integración bilateral y la del Mercosur, dejando de lado las diferencias del pasado. Según informó Telam, Fernández señaló que se sigue avanzando en materia de seguridad y fuerzas armadas, llamó a trabajar juntos en el tema ambiental y en el desarrollo de oportunidades para proveer de gas a los dos países. Bolsonaro por su parte destacó al Mercosur como “principal pilar de integración”, pidió generar “mecanismos más ágiles y menos burocráticos”, avanzar en áreas comunes como el turismo, industria de la defensa y lucha contra el narcotráfico. Bolsonaro expresó además sus condolencias por la muerte de Maradona, al que consideró un “ídolo popular”.
El presidente brasileño se encontró además este martes con el mandatario de Paraguay, Mario Abdo Benítez, en la frontera binacional. Allí visitaron las obras de un segundo puente entre los países en el río Paraná. “Es una obra de integración” de dos países que tienen “un matrimonio perfecto”, dijo Bolsonaro. Ambos gobiernos deben resolver a futuro la renegociación del tratado de Itaipú en el año 2023 cuando se cumpla medio siglo de su firma.
La mirada atenta desde Montevideo
Algunos días atrás las gremiales de industriales de los países del Mercosur y la Unión Europea pidieron urgencia en la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio entre ambas regiones, que todavía tiene pendiente la ratificación legislativa.
En un documento estas gremiales defendieron la importancia del acuerdo y las oportunidades que abre para las economías de todos los países. El mismo fue firmado por la Confederación Nacional de la Industria de Brasil, la Unión Industrial Argentina, la Unión Industrial Paraguaya, la Cámara de Industrias del Uruguay y la BusinessEurope.
La adhesión de los industriales argentinos es una noticia alentadora, aunque resta conocer una posición más determinante del sindicalismo, que ha mostrado ciertas reticencias, aunque el nuevo escenario económico sería razonable que influya en una revisión de esa postura. Por otra parte, uno de los ejes de la presidencia pro témpore de Argentina podría consistir en que se concrete el ingreso de Bolivia como miembro pleno, lo que está todavía pendiente de la aprobación del Congreso de Brasil, una situación que hacer rememorar lo sucedido con el ingreso de Venezuela al Mercosur.
Finalmente, los presidentes de Argentina y Uruguay se reunieron en Anchorena, donde participaron también el embajador argentino y el ministro de Exteriores uruguayo, en lo que fue más bien un encuentro fraternal e informal. En este caso la gestión del canciller Bustillo durante el viaje a Bolivia por la asunción de Luis Arce habría sido clave para concretar el encuentro, que tuvo un antecedente durante las administraciones inmediatamente anteriores, con Macri y Vázquez. En este caso también se limaron algunas asperezas y Fernández concretó su primer viaje internacional desde que se estableció el aislamiento en su país.
Entre los temas que se abordaron se señaló a los acuerdos comerciales con la Unión Europea y los que eventualmente pueden lograrse con China y Estados Unidos. También el proyecto de Hidrovía, la temporada de verano y la actualidad política de América Latina, donde se destaca la coincidencia en reforzar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
“Creemos que hay que trabajar juntos para que la región, vuelva a unirse, respetando la diversidad ideológica y haciéndonos fuertes en un mundo que se globaliza”, concluyó Fernández en un comunicado.
Es difícil saber si estos acercamientos tienen más que ver con el amor oscilante que puede manifestarse entre pueblos hermanos o si en esta oportunidad lo que une verdaderamente es el espanto de afrontar un panorama tenebroso, sobre todo por las duras consecuencias que genera el impacto de la pandemia, que no respeta fronteras ni ideologías.
En cualquier caso, reforzar los lazos de amistad y de cooperación, es una muestra más de la resiliencia histórica por la integración regional que hoy destacan varios académicos y un acto de responsabilidad y cordura por parte de estos líderes, que tienen la inmensa tarea de mantener la paz social y de crear empleo digno para su gente.
TE PUEDE INTERESAR