La Comisión de Ganadería del Senado recibió a toda la plana mayor del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) para dar su opinión de la nueva ley forestal.
Sobre su extensa y completa alocución a los legisladores el Ministro Fernando Mattos, también se refirió al aumento del valor de la tierra. A continuación las palabras del jerarca tomadas de la versión taquigráfica del 15 de julio pasado, publicada en la web del Parlamento: “Creo que uno de los factores más riesgosos que puede generar este cambio de reglas o esta limitación propuesta es, justamente, en los aspectos de valor de la tierra. Creo que aquí sí tenemos una responsabilidad en las señales que podemos dar. El mayor tenedor de tierras del país es el Instituto Nacional de Colonización y nosotros, en la posición en que estamos, tenemos que defender ese patrimonio, la del Instituto Nacional de Colonización y la de cualquier uruguayo propietario de tierra o la de cualquier extranjero propietario de tierra, que se rige por las leyes uruguayas. ¿Por qué? Porque entendemos que la vía de depreciación de la tierra es un aspecto que desestimula la inversión y que acentúa el proceso del círculo vicioso de poca inversión, poca productividad, pobreza y bajos precios, entre otras cosas, perjudicando, inclusive, lo que es la disponibilidad de productos para la exportación o el consumo interno”.
A mi modo de ver el valor o precio de la tierra tiene que mantener un equilibrio sano y justo donde tanto quien la toma como inversión y quien la toma como medio de vida tengan acceso a ella. Sin ninguno hacerlo en detrimento del otro.
Según mi entender el Ministro Mattos recuerda solo su valor patrimonial (y especulativo) y olvida su valor como medio de producción sostenible, como medio de vida y afincamiento de las personas. ¿De qué sirve un Instituto Nacional de Colonización rico con colonos pobres? ¿De qué sirve un productor nacional que no puede acceder a la tierra por precios prohibitivos e inalcanzables, que no puede competir con multinacionales financiadas desde el exterior y favorecidas en detrimento de los uruguayos?
El productor uruguayo no tiene temor a competir y es trabajador e inteligente, siempre que no lo maten. Este es el punto central de la Ley de Forestación: ordenar su desarrollo, nunca prohibir, a efectos que quienes compiten con ella lo hagan en igualdad de condiciones. Al final de cuentas si la Forestación tiene números tan espectaculares (que no se discuten) para Cabildo la cuenta es sencilla: vamos a dar una mano a quienes no viven momentos tan buenos, penan para pagar sus deudas y financiaciones, acceder a las tierras y sufren el embate de competidores poderosos a nivel internacional.
*Ingeniero Agrónomo
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