La guerra anglo-bóer debió su impacto en los medios en parte al hecho de tratarse de la primera gran guerra británica desde la llegada de la alfabetización masiva con la Ley de Educación Forster de 1870 (también conocida como Ley de Educación Elemental). Con ella se desarrolló una audiencia masiva ansiosa por leer la prensa popular, mientras que los avances tecnológicos en telegrafía y recopilación de noticias transformaron los métodos y el alcance de la industria periodística británica. Hacia finales del siglo XIX había emergido una vibrante prensa popular dirigida a las masas, mucho menos elitista y deferencial que la información relativamente moderada publicada por periódicos como The Times o el Daily News. La opinión pública sobre la Guerra de los Bóers pasó a depender directamente de estos diarios. La prensa popular se nutrió del drama diario de los reportajes de guerra y se benefició del conflicto en sus cifras de circulación e influencia.
Era necesario un símbolo que uniera a los británicos en apoyo del conflicto sudafricano. El Daily Mail, con una tirada de un millón de ejemplares, y sus aliados en el nuevo periodismo popular de finales de la década de 1890 dieron al gobierno británico la respuesta: el sitio de Mafeking. El asedio de Mafeking se convirtió en un mito casi desde el momento en que la ciudad fue rodeada por las tropas bóer, con su héroe fuerte y masculino, el coronel Robert Baden-Powell, sus valerosos civiles británicos, entre ellos la elegante periodista Lady Sarah Wilson, todos haciendo lo mejor que podían ante una mala situación, así como su leal población africana congregada en torno a la bandera de la Unión. Toda la situación constituía el sueño de cualquier publicista de guerra. Los periodistas de la prensa popular escribían de forma extremadamente parcial, centrándose en la “gallardía” de las tropas británicas en el campo y presentando la cobertura del asedio en términos idealizados, incluso románticos. Una de las razones por las que el sitio no podía faltar en las noticias era la presencia en Mafeking de periodistas de cuatro periódicos londinenses: The Times, Morning Post, Daily Chronicle y Pall Mall Gazette. Sus despachos se colaban a través de las líneas bóer por medio de corredores nativos que los llevaban a una oficina de telégrafos a cincuenta millas de distancia.
Glenn Davies, en Independent Australia (2012)
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