La reaparición de La Mañana ha sido para nosotros y la mayoría de los uruguayos motivo de profunda alegría, en cambio para otros ha significado motivo de desazón o simplemente de malestar.
Desde niños estábamos habituados a su compañía, puesto que era el medio de prensa que llegaba todos los días a nuestra casa. La lectura de su veraz información que realizaban nuestros padres así como sus suplementos y sus álbumes que compartían con nosotros, son recuerdos que conservamos indelebles como un bien raíz que mucho contribuyeron a mi formación y la de mis hermanos.
Mucho nos complació leer en estos primeros números, laudatorias opiniones coincidentes con nuestras convicciones.
Así por ejemplo el espaldarazo que significó las agudas reflexiones sobre el “relativismo y la falsa objetividad” que el director de El País, Martín Aguirre Regules envía al primer número de este semanario…”El regreso al camino de un medio como La Mañana parece una quijotada tan audaz como necesaria…”
Basta dar una fugaz recorrida a la página llamada “Del Lector” de los 3 primeros ejemplares, para comprobar la cálida acogida que recibe el nuevo medio que encarna más de 100 años de ética periodística y comprobado servicio a la opinión pública.
Desde prestigiosas organizaciones gremiales como la Federación Rural que saludan “…el retorno de La Mañana que fuera en su época un paladín de la Democracia y un fuerte vínculo con nuestra institución…” Y la Asociación Cultivadores de Arroz…”Nos alegró enormemente la noticia de la vuelta de un medio de tanta trayectoria…” “periódico que fue un referente en la información de los uruguayos y en formación de opinión…”
Tampoco podríamos dejar de mencionar notas de apoyo como la del Dr. Alberto Volonté: “La Mañana fundada para consolidar las libertades públicas consagradas en las elecciones del 30 de julio de 1916… seguirá luchando por el sostén de nuestra democracia…”
O la del Dr. Cesar Rodríguez Batlle: “Toda una trayectoria une a la familia Manini con La Mañana y este ha sido, años atrás un referente de la opinión pública nacional…”
Y por ahí se sucede una interminable lista de prestigiosas firmas con felicitaciones y augurios de éxito.
Y frente a este sano optimismo, que tenemos entendido también se expresa abundantemente a través de la mensajería electrónica y las redes sociales, contrasta cierta actitud crítica y ninguneadora de algún medio como por ejemplo El Observador del pasado viernes 19 de julio. No criticamos a la joven periodista que seguramente acudió a la oficina del semanario mandatada por la dirección del medio de prensa, a realizar preguntas acordes con las directrices que este matutino viene impartiendo desde hace tiempo a todo lo que atañe a la familia Manini.
Y sin embargo que lástima que no manejaron con el redactor responsable Marcos Methol proyectos periodísticos que se podían haber concertado en clave de mensajes de aliento que enriqueciera a una publicación que recién vuelve a renacer llena de ilusión… Tareas positivas que se podrían haber puesto arriba de una mesa rica, si en valores –y yo agregaría sin ruborizarme- de puro cuño cristiano, para coordinar esfuerzos en común si es que esta publicación no le ofende lo “de cristiano”. Sería una profesión de buena fe, entre colegas que tendrían que tener claro que de aquí en más les espera una ardua tarea, hacer frente a ese eclipse que se ciñe sobre los medios de información: enfrentar toda esa siniestra historia de verdades a medias, post-verdades, fake news y otras yerbas, que se confabulan para acelerar la decadencia de este opaco mundo que nos toca vivir.
Yo me pregunto qué diría el director de ese diario si desde las páginas de La Mañana se comenzara a interpelarlo en plural por su apellido y se tomara como referencia personal los tristes episodios financieros acaecidos en esas mismas fechas que recuerda la periodista: fines de 1970 y comienzo de 1971. ¿Se aportaría algo positivo a la problemática actual?
José Varela
Montevideo