Se han cumplido cuatro años del relanzamiento de La Mañana, en los que no sólo celebramos nuestra permanencia en la historia de este país, sino también, y en mayor medida, la vigencia de nuestras ideas y principios que vienen cimentados desde el inicio del siglo pasado cuando Pedro Manini Ríos y Héctor R. Gómez colocaron la piedra fundamental de esta obra.
Sin embargo, fue gracias a la capacidad de Hugo Manini Ríos que este medio volvió a encender su llama. A pesar de los obstáculos, tuvo la fe, la valentía, y la claridad para reanudar nuestra historia en un momento en que este país necesitaba una tercera vía no sólo política sino también filosófica e ideológica, tras quince años de monoteísmo frenteamplista que dejaron al país no sólo endeudado sino también con un sector productivo nacional estancado.
Desde el primer día de la reconquista de La Mañana, Hugo impregnó sus editoriales transmitiéndonos no sólo su legado intelectual que era vasto, sino también su experiencia, sobre todo la desarrollada durante la crisis cuando condujo la Concertación del año 2002 que supo hilvanar una coalición de fuerzas, entre un sector productivo golpeado, los sindicatos y el sector político. Fue a raíz de estos acontecimientos que se fortaleció su convicción acerca de la necesidad de implementar un Consejo de Economía Nacional –que está previsto desde hace décadas en nuestra Constitución– por medio del cual se pudiesen sentar acuerdos entre los sindicatos, las empresas y el Estado. Porque si algo recalcaba Hugo era que no se puede construir un proyecto de país sin consensos. En su editorial para el aniversario del año 2020 había expresado cuál era su idea de nacionalismo: “Es tirar juntos para adelante, colaborando con los países hermanos de la región, intercambiando experiencias con el resto del mundo y poniendo las capacidades de nuestra gente al servicio de un mejor país”.
Hoy lamentablemente estamos viendo señales preocupantes –no de los extremos del 2001– que deberían conducir al Poder Ejecutivo a buscar acuerdos no solo con otros partidos políticos sino también con los distintos sectores de la ciudadanía que puedan aportar soluciones a los problemas actuales que enfrentamos. Porque está claro que no es mediante la lucha de clases ni mediante radicales enfrentamientos partidarios que este país superará sus dificultades.
En definitiva, en un Uruguay en el que coexisten distintas formas de interpretar la política, la economía, la historia y la sociedad en la que vivimos, La Mañana ha demostrado ser, en estos cuatro años del siglo XXI, un interlocutor de peso a nivel nacional que no sólo es capaz de articular puentes entre los distintos sectores y actores de la sociedad, sino también, de ser un motor de ideas capaz de contagiar e integrar, como el espíritu del Ariel de Rodó.
Porque informar y analizar nuestra realidad en un mundo que se transforma con una vertiginosa velocidad, no sólo nos exige una constante entrega y entusiasmo, sino que nos obliga a realizar una exhaustiva investigación de los hechos del presente, sin perder de vista las enseñanzas que nos ha dejado cada episodio de la historia, y cada una de las tradiciones que nos legaron nuestros mayores, aunque ya no estén presentes.
De esa forma, proseguiremos iluminando el día a día de este país, a través de las columnas de nuestros escritores, del trabajo de nuestros periodistas y colaboradores, manteniendo el rigor y la ecuanimidad que forma parte de la identidad de este medio.
En la editorial del 1° de Julio de 1947, cuando el diario La Mañana cumplía 30 años, el director responsable de aquel entonces, el Dr. Eduardo T. Travieso escribía: “Al defender en el orden interno los superiores intereses del país y los legítimos derechos de nuestros ciudadanos, sin dejarnos nunca influir por consideraciones proselitistas, sectarismos, personalismos o pasiones pequeñas, ni tampoco por perjuicio de clases, entendemos cumplir los altos designios que inspiraron, hace treinta años, la fundación de La Mañana”.
Finalmente, le queremos agradecer a todos los que colaboran de una forma u otra en esta empresa, y en esa línea, agradecer a nuestros lectores por su fidelidad, sus comentarios, sus cartas, y por su apoyo. Es junto a ustedes que mantenemos viva la idea que nos une en el anhelo de pensar un mejor país.
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