¿Tu pasión?
Claramente, la música. Pero en mi intimidad, la literatura.
¿Tu primer trabajo?
Empecé de muy chico a repartir volantes en la plaza de los bomberos y casi enseguida empezamos a tocar en los ómnibus con mi hermana. Sería un trabajo que mantendría, solo o acompañado, durante muchos años.
Un consejo para alguien que está empezando y quiere hacer lo mismo que tú.
Que persista, que busque su lugar y si no lo encuentra, que lo cree. Hay más oportunidades de las que uno sabe en Uruguay para estudiar música.
¿Cómo surge tu inspiración?
De mi necesidad de encontrarme conmigo a través de la música.
¿Contra qué defecto luchas?
El desorden.
¿Tu lugar en el mundo?
Donde pueda aprender y donde pueda enseñar, desde mi habitación hasta los salones de la universidad y los centros sociales.
¿Un referente en tu vida?
Cicerón y mi finado abuelo Federico. A uno nunca lo conocí, y al otro apenas, pero no puedo dejar de admirarlos.
¿Una asignatura pendiente?
Literalmente me faltan dos exámenes para terminar mi licenciatura, pero por fuera de eso, aprender más idiomas y más sobre el lenguaje.
¿Un valor fundamental?
La lealtad y la sinceridad, que para mí en cierto punto son lo mismo: la verdad.
¿Qué es la felicidad para ti?
Ver a otro estar bien por algo que yo haya provocado, aunque sea de una manera sutil.
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