¿Tu pasión?
La música.
¿Tu primer trabajo?
Comencé a los 15 años como profesor particular de piano y solfeo dependiendo del Instituto Superior de Música “Victoria Schenini”. Luego, a los 18 años, en el Conservatorio Municipal de Durazno y a los 22 años comencé como profesor de Educación Musical y Dirección de Coros en Educación Secundaria.
¿Qué representa para ti este nuevo aniversario del Conservatorio de Durazno?
Festejar el 60° aniversario del Conservatorio Departamental de Música de Durazno es sumamente significativo para mí. Es la casa en la que he permanecido durante 37 años de mi vida, primero como alumno donde aprendí mis primeras lecciones musicales, luego como profesor y desde hace 12 años como su director. Es mi segunda casa, mi segunda familia, allí nacieron y crecieron también mis hijas en el mundo de la música. He visto pasar generaciones de alumnos que hoy continúan en la música por el mundo. Grandes maestros que dejaron aquí todas sus enseñanzas con total entrega. Experiencias y vivencias que serán inolvidables. Un lugar que siento y represento con mucho orgullo a donde sea que vaya.
Un consejo para alguien que está empezando y quiere hacer lo mismo que tú.
Seguir tu instinto y vocación, aun cuando el camino se bifurque, no apartarse del objetivo. Meterle horas, pasión, responsabilidad. No existe nada más satisfactorio que trabajar y vivir de lo que uno ama hacer, tanto así que deja de ser un trabajo.
¿Cómo surge tu inspiración?
La música siempre fue en sí misma mi inspiración. Desde los 5 años manifesté mi fuerte vocación y deseo de aprender música. Luego en otras instancias tuve grandes maestros que se convirtieron en mis modelos, como Victoria Schenini, Michael Rickman y sobre todo mi gran maestra y referente, Raquel Fort.
¿Contra qué defecto luchas?
Lucho sin dudas con algunos defectos que algunas veces en diversas situaciones pueden ser vistos como virtudes. Uno de ellos es que soy muy ansioso, cuando quiero lograr un objetivo, una meta, algo, no descanso, lo quiero ya. Otro es que soy muy perfeccionista. Eso a veces no me permite dormir o descansar, y tal vez hace también que me cueste delegar funciones, aunque lo hago, valoro muchísimo el trabajo en equipo. Y el tercero es mi cruda sinceridad, a veces incomoda, pero lo prefiero. Soy leal con lo que pienso y con lo que siento. Creo además que es fundamental para generar respeto hacia uno mismo y hacia los demás.
¿Tu lugar en el mundo?
Elegiría tres: dos lugares físicos y uno emocional. En Uruguay mi lugar es Piriapolis, amo esa ciudad, no puedo dejar de visitarla todos los años y no solo en verano. Otra ciudad que me enamoró y siempre regreso es Mendoza en la República Argentina.
Y mi lugar preferido en el mundo sin dudas es mi hogar con mis dos hijas, Yuliana y Antonella, mis amores eternos.
¿Un referente en tu vida?
Son sin dudas mi madre y mi padre. Referentes maravillosos que me formaron como persona con infinito amor y esfuerzo. Con muchísima humildad y con mucho trabajo supieron ser símbolos de resiliencia y superación, dando a mí y a mis hermanos los valores más importantes para la vida y la educación.
¿Un valor fundamental?
La familia, sin dudas la célula fundamental, no importa su forma, importa su esencia y significado. El esfuerzo, la cultura del trabajo, la honestidad y el amor por sobre todo.
¿Qué es la felicidad para ti?
Es levantarme todos los días, ver mis hijas realizarse como personas maravillosas y saber que soy parte, es su beso de buenos días y buenas noches. Es sentarme al piano y hundirme en mi mundo de sonidos. Es mi trabajo diario, mis alumnos. Es disfrutar de una buena copa de vino en soledad o con un buen amigo, es abrazar a mis hermanos y a mi padre, a mis sobrinos, es jugar con mis mascotas, es sentarme por horas en silencio a la orilla del mar, es escapar detrás de un gran libro, en fin, es vivir cada día, disfrutar de las cosas simples, amar con intensidad, como si cada minuto fuera el último en esta vida.
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