¿Tu pasión?
La música, además del periodismo. Mis discos son mi tesoro. Mi tío trabajaba en el Palacio de la Música y recuerdo que ya con edad escolar escuchaba bandas que mis compañeros no conocían. Después participé en el coro del Liceo Zorrilla, donde estudié, y el maestro Ruben Suárez Canoniero, que dirigía el coro, me llevó a la Agrupación Coral Siglo Veintiuno, que también dirigía y finalmente participé en Aparcanto desde su formación, y allí me acerqué a otros estilos.
¿Tu primer trabajo?
Con mi papá, en su estudio, realizando trámites administrativos, porque iba a ser Contadora, y hasta llegué a estudiar en la Facultad de Ciencias Económicas, pero pronto supe que no era para mí.
Un consejo para alguien que está empezando y que quiere hacer los mismo que vos
Que se forme y lo continúe haciendo durante toda la carrera. Que aprenda de los profesionales que lo rodean – lo bueno y lo malo y que nunca deje de ser humilde, “que no se la crea”.
¿Cómo surge tu inspiración?
Al dar clases. Por un lado, al ver que a las nuevas generaciones hay que enseñarles, transmitirles experiencias y el amor por la profesión que se lleva en la sangre. Por otro lado, ver a los nuevos profesionales que por más que comparte contigo el día a día y llegaron a lo que buscaban, no dejan de decirte “profe” y de aplicar lo que les enseñaste.
¿Contra cual defecto luchas?
Contra querer que todos actúen como yo, me enojo mucho con los otros, pero soy yo que tengo que entender eso, que no todos actúan y sienten como lo hago yo.
¿Tu lugar en el mundo?
La radio y Montevideo. No me imagino vivir en otra ciudad.
¿Un referente en tu vida?
A nivel periodístico Jorge Parodi y Don Julio Villegas, que fueron mis 2 primeros jefes, pero mucho más que eso, porque además de enseñarme, me cuidaron en todo momento y eso marcó mi carrera.
¿Una asignatura pendiente?
Hacer carnaval. Pintarme la cara, subir a un escenario y cantar.
¿Un valor fundamental?
La sinceridad, decir la verdad, es como la base de todo.
¿Qué es la felicidad para vos?
No tiene tiempo. Es estar en la rambla, en una tarde de sol con la persona que amo, la risa con las ocurrencias de mis sobrinos, la satisfacción de haber realizado un buen trabajo periodístico: momentos.