El exsenador Posadas arremete contra Cabildo Abierto.
No se trata de una invitación a la polémica, sino una crítica en la que pontifica, digo bien pontifica, desde su olimpo autoconstruido.
En primer lugar, debería haber leído antes el editorial del mismo diario “El País” de mismo día, con el que su crítica se da de bruces, pues expresa el editorialista en negrita que. “Hay dos lecturas de la lógica de funcionamiento de la Coalición Republicana. Por un lado, la perspectiva institucional que asegura la gobernabilidad. Los desacuerdos se canalizan sin que llegue la sangre al río. Por otro lado, los partidos que la conforman, deben seducir a diferentes electorados” (énfasis en original).
Y observamos que, con una visión integradora y realista, convierte al pretencioso “Duende satírico” en un “Pobrecito hablador”, con el permiso de don Mariano José de Larra.
Ahora bien. El columnista que critica ácidamente el perfilismo del general Manini, también aconseja, exhorta, indica caminos y anuncia apocalipsis, pues nada en la política le es ajeno, al parecer.
En un estilo que pretende ser divertido y canchero, sin lograrlo, abunda para ejemplificar sus graves aseveraciones de maestrescuela en términos futboleros o con títulos de trajinadas novelas, demostrando el multiforme ingenio que lo acompaña, diría Homero.
Sinceramente no sabemos que haya tenido una larga carrera política, ni tampoco que su figura hubiere arrastrado caudalosas corrientes de opinión; por lo que su irrupción a salir al cruce de un nuevo partido que obtuvo 270.000 votos en su debut electoral debe considerarse por lo menos osada. Del sesudo análisis que hace del comportamiento de Cabildo Abierto, surge entrelineas, el interés en la defensa de importantes y poderosos grupos de presión. Quizás ese mismo interés que demuestra, bajo el manto de una crítica política, sea de la misma naturaleza del que le imputó alguna vez el malogrado líder Dr. Jorge Larrañaga y a partir del cual dejó de figurar como cuadro político del Partido Nacional.
Por todo lo cual, sin entrar en polémica no le encontramos títulos al crítico de turno, cuyos comentarios –de ahí no pasan– sólo contribuyen a darle argumentos a la oposición en la que tiene sus amigos, para seguir el combate sin tregua que ha desatado contra la Coalición Republicana.
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