Este slogan, acuñado sobre una frase histórica por un publicista profesional con fines comerciales, se ajusta perfectamente a la conducta política del Frente Amplio, como veremos.
A Cabildo Abierto, no le ha sido fácil llevar adelante sus iniciativas, todas ellas coherentes con su anunciado programa de gobierno, a pesar de que su respaldo electoral resultó decisivo para el triunfo del presidente Lacalle Pou y su bancada es casi la misma que la del Partido Colorado y notoriamente mayor que la de Ciudadanos y la de Batllistas.
Se le considera como el socio díscolo de la Coalición Republicana, pero se le viene negando el cargo en la Corte Electoral que ha ganado con sus votos, y en otros casos ha debido subordinar sus valiosos cuadros administrativos a designaciones de quienes tienen menor idoneidad.
No obstante lo cual, sus propuestas siempre tienden a la mejora de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables, a satisfacer las necesidades primarias de vivienda y de salud y, en el caso que hoy nos ocupa en aliviar la angustia del endeudamiento, que abruma a vastos sectores de nuestra población.
En tal sentido, ha presentado un “Proyecto de Reestructuración de Deudas de Personas Físicas”, destinado a paliar la situación de quienes han tomado créditos que se ofrecen al consumidor por una muy nutrida red de entidades financieras, que aplican intereses de usura y que al final resultan impagables para el deudor, que ingresa así al “Clearing” de malos pagadores y con esa estigmatización ilevantable, queda excluido de la vida comercial, de todo otro crédito, en una muerte civil parecida a la vieja “capitis deminutio” del derecho romano.
El proyecto, después de un profundo estudio y análisis, fue aprobado por unanimidad en la Comisión de Constitución y Legislación del Senado y se esperaba se aprobación sin más dilaciones en el plenario. Pero en forma sorpresiva, el senador herrerista Gustavo Penadés anunció su voto contrario y los senadores frentistas, desvirtuando el compromiso asumido, cambiaron de posición y hundieron el proyecto en el plenario, solicitando su pase otra vez a Comisión, lo que significa, como bien dijo el senador blanco Sebastián Da Silva, la vía hacia “un entierro de lujo”.
Más asombro aún ha causado la reciente aparición en los medios del senador Charles Carrera exhibiendo un proyecto alternativo con la misma temática y al parecer con la pretendida intención de lograr el apoyo de los senadores de Cabildo Abierto.
Se desnuda una vez más la falta de probidad e incompetencia. Porque después de 15 años de gobierno, los sedicentes defensores de las causas populares, lo que se consideran abanderados de los sectores más vulnerables, nunca tuvieron la idea que ahora pretenden copiarle a Cabildo.
No necesito aclarar que nadie se arroga el derecho de la originalidad de la iniciativa para combatir la usura, uno de los pecados más antiguos de la humanidad, con bíblicas resonancias, condenada por el Antiguo y el Nuevo Testamento, prohibida por el Islam y hasta por el Talmud y se ha llegado el punto de negarle a los usureros sepultura eclesiástica según señala el insigne maestro de Derecho Penal profesor Francesco Carrara.
Tampoco de la idea de contener la usura crediticia en un contexto más amplio, como una moratoria o la inejecutabilidad de los préstamos, que ya estaba contenida en la Ley No. 5.189 de 1914 y por tanto anterior a su inclusión en el texto Constitucional de 1934 que consagró su prohibición en el Art.52 en una norma progamática y prohibitiva, como sostiene la Dra. Adela Reta.
Se trata simplemente de respetar esta iniciativa de Cabildo, presentada en esta Legislatura para atender un tema actual de gran impacto social, que afecta, aflige y lesiona a una gran cantidad de compatriotas, que merecen la acción tuitiva del Estado ante su verdadera indefensión frente al capital financiero que los oprime.
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