La existencia de minas de oro y otros minerales en el departamento de Tacuarembó se supo en el año 1852 recién terminada la guerra grande. Aunque hay indicios de que pioneros en la explotación minera habían descubierto anteriormente, granos de oro y pepitas de aluvión antiguos.
En 1820 un brasileño de Minas Gerais, llamado Jesús Suarez dedicado a la ganadería que vivía en Cuñapirú descubrió granos de oro y sin tener en claro lo que eran esos granos, los guardó en botellas y allí quedaron. Unos años después, unos bandoleros asaltaron su casa en Cuñapirú donde encontraron las botellas llenas de granos de oro, pero no las robaron porque no sabían qué clase de metal era y las desparramaron por todo el suelo de la casa.
Hubo una larga procesión de buscadores de oro en la región llegados de distintos lugares y países: muchos brasileros como Lisbón Freiras, algunos alemanes como José Frithe y Adam Sandler y el inglés Samuel Rocherd. Algunos pudieron extraer oro, y otros no. José Frithe trabajó en una veta de cuarzo que había descubierto Jesús Suarez en 1830, y pudo extraer cantidad de oro.
El primer denunciante de existencia de oro en la región fue el empresario Federico Nin Reyes recién terminada la Guerra Grande en julio de 1852, quien informó al gobierno de la existencia de la región aurífera de Tacuarembó, la que comprendía los distritos de Cuñapirú, Corrales, y Yaguarí hasta Cerros Blancos, y de cobre en Yucutujá. El 27 de ese mismo mes, se le otorga a Nin Reyes por decreto la concesión para la explotación de oro y cobre en la región anteriormente mencionada.
Sin embargo, al ver los requisitos del reglamento del decreto de concesión, en el que se expresaba claramente que debía disponer de: “apoyo humano, operarios diestros, mineralogistas hábiles, maquinaria adecuada y material de fuera del país”, decide hacer otra cosa.
El ingeniero en minas, Clemente Barrial Posada
Al ver Nin Reyes la imposibilidad de poder cumplir con aquellas exigencias, en el año 1866 cede sus derechos y la licencia de explotación minera a un personaje muy especial, el ingeniero en minas Clemente Barrial Posada. Este era de nacionalidad española, se había graduado como ingeniero en minas en Sevilla en el año 1862, luego siguió perfeccionándose en París, y luego ingresó en la Comisión Científica Española. En 1864 a instancias del gobierno español realizó estudios en Argentina, Brasil y Uruguay.
Barrial Posada escribió varias publicaciones científicas, entre ellas se encuentra “Historia geológica y geográfica del Uruguay”.
En la Exposición mundial de Chicago, Barrial Posada presentó 165 muestras de riquezas minerales de la región minera de Cuñapirú. Luego en la Exposición de París de 1878 promovió la existencia de oro en Uruguay, contactándose allí con los hermanos Biraben, Alberto y Leoncio, y con el Ing. Victor L´Olivier.
Los hermanos Biraben eran franceses radicados en Montevideo que se dedicaban al comercio y estaban muy integrados a la comunidad francesa uruguaya. Así cuando el ing. Victor L´Olivier llegó a Montevideo en ese 1778 se contactó con ellos, y lo condujeron a las minas de san Pablo, hoy conocida como Santa Ernestina (en referencia a la esposa de Alberto Biraben). Allí, L´Olivier realizó un informe destacando la calidad notable del oro del lugar, afirmando en aquel que: “los aluviones californianos, los de Australia y los filones auríferos de Minas Gerais en Brasil no pueden rivalizar en riqueza con los cuarzos de las minas de oro de Corrales”.
Compagnie Francaise d´Or de l´Uruguay
De ese modo los hermanos Biraben comenzaron las tratativas con el gobierno de la época presidido por el General Máximo Tajes, y lograda la concesión en el año 1879, constituyeron en París la Compagnie Francaise d´Or de l´Uruguay, con 5 millones de francos de capital. Al fundarse la compañía minera se formaron entonces dos centros de actividades, uno que fue en donde estaban las máquinas, en la margen derecha del arroyo, donde hoy está el pueblo de Minas de Corrales. En la margen izquierda se realizaba el trabajo minero propiamente dicho, en Santa Ernestina.
Pasado un tiempo, ambos hermanos tienen discordias con el directorio de la empresa en Francia y resuelven abandonar la compañía para lanzarse a explotar otras minas en la región de Corrales. Entonces obtienen dos concesiones y constituyen la “Compañía Minera de Corrales”. Ese fue uno de los mayores empujes para el poblamiento de la zona, hoy villa Minas de Corrales, ya que a partir de ese momento la empresa estableció sus almacenes, la casa del Directorio, algunas habitaciones para los peones. Poco a poco se fue formando la calle principal, en la que se comenzaron a instalar los pequeños negocios.
Los hermanos Biraben trabajaron varios años en Corrales y allí perdieron el dinero que habían ganado con la Compagnie Francaise d´Or de l´Uruguay. Pero, aunque no fue exitosa su última gran empresa: “los hermanos Biraben dieron el primer considerable impulso a la industria minera de aquella región, trayendo la primera compañía de oro que se instaló en Tacuarembó, y tuvieron el entusiasmo necesario para no contentarse con el primer éxito y volver a trabajar…” (Aníbal Barrios Pinto, Tacuarembó).
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