A pesar de que los esfuerzos de los gigantes de las redes sociales por suprimir cualquier disidencia contra su agenda de extrema izquierda desde hace años, pocas personas son conscientes de la profundidad y del alcance de esta siniestra iniciativa. Más que un simple sesgo hacia la izquierda, las redes sociales llevan adelante un esfuerzo cuidadosamente planeado y coordinado que, si no se controla, terminará relegando nuestro derecho a la libertad de expresión -garantizado por la Primera Enmienda- al basurero de la historia.
Allum Bokhari cuenta esta impactante historia en el libro que acaba de publicar, titulado #Deleted: Big Tech’s Battle to Erase the Trump Movement and Steal the Election (#Borrado: La batalla del Big Tech para borrar el movimiento de Trump y robar las elecciones). Para aquellos que no son conscientes de las implicancias de lo que ocurre en la actualidad, incluye un prólogo –tan divertido como perturbador- titulado “La máquina de escribir que respondió”. Bokhari pinta un cuadro vívido de un 1968 en el que una máquina de escribir se niega a teclear, tecleando en su lugar su propio mensaje: “Lamentamos informarle que su última carta violó nuestros términos de servicio (Regla 32: Contenido abusivo y ofensivo). Hemos suspendido el acceso a su máquina de escribir durante 24 horas”. Los quioscos retiran también de la venta revistas que los “verificadores de hechos” han considerado como “noticias falsas”. O la oficina de correos devuelve una carta porque usted contó un chiste que un censor consideró ofensivo.
Todo parece gracioso hasta que el lector se da cuenta de que esto es exactamente lo que los proveedores de correo electrónico y los portales de búsqueda están haciendo todos los días en Internet. En el mundo pre Internet de 1968, esto hubiera sido absurdo y los estadounidenses no lo habrían aceptado. Pero todo ha sucedido gradualmente, ya que regalamos nuestra libertad al hacer clic en los acuerdos de Términos de Servicio, tan densos como ilegibles. La mayoría de los estadounidenses de hoy en día son apenas conscientes, en el mejor de los casos, de que está sucediendo. Otros lo aceptan con resignación. Después de todo, ¿qué podemos hacer? ¿Empezar un Facebook propio?
El prólogo del libro de Bokhari es una extraordinaria ilustración de lo mucho que hemos caído. ¿Habría tolerado el pueblo americano -o el gobierno- en cualquier época anterior que AT&T espiara nuestras llamadas telefónicas y luego retirara nuestro derecho de comunicación si expresábamos opiniones disidentes? Sin embargo, como muestra Bokhari, estamos sufriendo mucho peor que eso hoy en día.
Pamela Geller, en columna de American Thinker
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