Sr. Director:
No hace muchos días el diputado de Cabildo Abierto, Dr. Eduardo Lust, fue entrevistado en el programa televisivo “Desayunos Informales” habiendo yo visto dicha entrevista por YouTube. Quizás alguien se ha quedado con dudas, porque el tema es muy técnico. Se trataba del proyecto de ley de los diputados de CA para derogar la ley “interpretativa” del año 2011, No. 18831, respecto de la Ley de Caducidad. Lo de las comillas es porque esa ley del año 2011 en realidad no interpreta nada, más bien deroga un texto legal que fue reafirmado en un referéndum en 1989 y en un plebiscito en el 2009. Hay que aclarar que el Dr. Lust señaló que no había firmado el proyecto de ley dado que estaba haciendo una suplencia en el Senado y por ello estaba inhibido de hacerlo.
Pero dijo algo mucho más importante, que además despejó mis dudas cuando apenas había oído hablar de dicho proyecto. Y es que yo ponía en tela de juicio y sus palabras me lo confirmaron, que la derogación de dicha ley del 2011 –votada entre gallos y mediasnoches como se dice habitualmente– cambie las cosas en relación con delitos reales o supuestos cometidos promedialmente hace 50 años. ¿Y esto por qué? Porque la ley que los diputados de CA quieren derogar y que sufrió algunos vaivenes de inconstitucionalidad en la SCJ no es ya el fundamento básico del proceder judicial en estos momentos, sino que lo son las normas internacionales referidas a los DD.HH. Si bien en nuestro país las convenciones internacionales tienen valor de ley y no alcanzan la jerarquía constitucional, siempre hay una especie de “camino de los kileros” – ¿recuerdan la canción?– puertita que es el artículo 72 de la Carta Magna por el cual se les da caprichosamente a los tratados un rango del que carecen. Es decir, se introduce por la puerta de atrás algo que nuestro ordenamiento jurídico no permite, a menos que se sostenga la teoría muy proveniente de lo “políticamente correcto” y de la que ni el diputado Dr. Lust, profesor de Derecho Constitucional parece creer ni tampoco quien humildemente esto escribe. Por tanto seguimos en la subversión jurídica.
Debo aclarar sí que otros juristas, entre ellos el diputado Dr. Zubía, comparten el proyecto aunque lamentablemente no he podido escuchar sus fundamentos, ya que no soy demasiado afecto a las redes sociales.
Para finalizar, la dinámica del programa derivó en que no quedara clara la posición del Dr. Lust sobre qué hacer a futuro en su opinión, dado que se le hicieron preguntas que poco tenían que ver estrictamente sobre el tema, cosa que suele suceder en las entrevistas televisivas. Y, por mi parte, que no soy constitucionalista, tendría que profundizarlo más para así ver cómo respetar mejor la voluntad popular libremente expresada en dos oportunidades y despreciada mediante una actitud totalitaria.
De todas maneras, espero que el Dr. Lust y yo estemos equivocados y se restaure la posición de la Constitución Nacional en el lugar que no debe perder nunca por doctrinas interesadas en ciertas posiciones políticas.
Dr. César Eduardo Fontana
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