En materia política, la crítica, el debate, el intercambio de posiciones diversas, son elementos que enriquecen la discusión con el aporte de las distintas visiones que admiten los múltiples problemas de la realidad nacional.
Cuando esa crítica se hace permanente e infundada, ya es demostrativa de un estilo de dura confrontación que hace visible la grieta existente en la sociedad.
Pero cuando la crítica se convierte en un furibundo ataque contra un dirigente político como es el Gral. Manini Ríos y a un partido como Cabildo Abierto, que aportó 280.000 votos para el triunfo de la coalición republicana, disimulada bajo el disfraz de un análisis político, merece una adecuada respuesta.
Nos referimos a un programa de Ignacio Álvarez, connotado periodista radial y televisivo, que en su programa de radio “La Pecera”, bajo el acápite de “Mar de Fondo” trató el tema de “Tensión en la coalición de gobierno”, invitando a un personaje, de cuyo nombre no quiero acordarme, que se despachó contra el Gral. Manini y su partido con una vehemencia y mala fe propia de quien está dispuesto a ofender, con tal de fundamentar sus dichos.
No conocemos los títulos académicos de quien se considera un analista político, capaz de examinar con precisión de cirujano una ideología, una ocasional situación de controversia interpartidaria, las raíces de un movimiento o de una corriente de pensamiento de importante arraigo electoral. Tampoco le preguntaremos si ha leído “La República” de Platón, la obra de Montesquieu, John Locke o Rousseau, o a Maquiavelo, o si conoce las reglas del Método Sociológico de Durkheim o al fundador de la sociología Augusto Comte, o la Ley de hierro de la oligarquía de Robert Michels, o La Revolución Francesa en clave marxista de Albert Soubol, los trabajos de Ostrogosrky en la materia electoral o a Maurice Duverger profesor de Ciencia Política en la Sorbonne, o al italiano Giovanni Sartori, al hombre unidimensional de Marcuse y más cercanamente el estructuralismo de Louis Althusser o el deconstructivismo de Jacques Derrida.
Nada de eso; nos alcanza con saber que ignora supinamente lo que es una ideología, por lo que le recomendamos la lectura de un clásico: “¿Qué es la ideología?” del politólogo francés Jean Baechler, quien expresa que “Todo discurso ligado a la acción política es ideología”, y agrega, “como lo es toda proposición que sea utilizada en el combate político”.
Salvada pues la distancia entre un analista político y un comentarista radial, le preguntamos al candente crítico del Gral. Manini, quien es como buen militar y patriota reconocidamente artiguista, si las Instrucciones del Año XIII son o no son un programa político y de gobierno. Porque partimos de la base que esas palabras del fundador de nuestra nacionalidad, el señor criticón las debe conocer, a pesar de que dice que el artiguismo no es una ideología.
Lo que en cambio no conoce es cómo se expone con claridad y en su enfático discurso se enreda entre afirmaciones absurdas y apocalípticos augurios de Casandra doméstica, diciendo que la coalición que gobierna ya está rota, que Cabildo Abierto no tiene ideología, que Manini quiere perjudicar a los más necesitados, que está molesto porque no se le reconozca su perfil y se le ningunea, que dice defender a los desfavorecidos pero hace lo contrario, hasta el punto que el propio Ignacio Álvarez como conductor del programa lo llamó serenamente a recato.
Ahora bien. En más de una oportunidad hemos dicho que la coalición republicana que gobierna es una alianza electoral y de gobierno. En este último aspecto, su programa contenido en el “Compromiso por el país” se han acordado los puntos de obligatoria coincidencia, sin que se llegara a su definición en un prolijo articulado; pero los temas están y todos los coaligados siempre los han apoyado y los seguirán apoyando.
Lo que no ha quitado a los partidos que la integran es su individualidad e independencia en todo otro tema que tenga que ver con la problemática nacional y sus posibles soluciones, lo que abre un margen de racionalidad diversiva. Y esto es precisamente lo que ha venido ocurriendo con Cabildo Abierto, que ha devenido en ser el socio díscolo de la coalición. ¿Por qué? Porque tiene iniciativas propias, que en el caso puntual de la reforma previsional tienden a mejorar la ley para hacer más eficaz su defensa ante los anuncios del Frente Amplio de derogarla o modificarla seriamente en caso de ganar las elecciones.
Por lo tanto, lejos de negarse a votar la reforma previsional, Cabildo la aprueba, lejos de romper la coalición, Cabildo la fortalece con sus disensos, las propuestas del Gral. Manini tienen todas el propósito de servir el interés nacional y el de las clases más vulnerables y en ciertos casos tocan intereses que chocan con el gélido y deshumanizado universo de los economistas.
Lo que no advierte en su fanático desborde nuestro inverosímil crítico, es que le está haciendo un gran favor al Frente Amplio, sembrando una discordia que no existe, anunciando conductas improbables, denunciando con descaro lo que nunca va a suceder y descalificando siempre desde una pobreza intelectual que sorprende.
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