Tiempo atrás, a pedido del Frente Amplio la Cámara de Diputados aprobó, rendir homenaje a los cien años de la fundación del Partido Comunista del Uruguay (PCU). La bancada de diputados del partido Cabildo Abierto (CA) -por unanimidad- también dio su consentimiento en el entendido de acompañar a la mayoría del cuerpo, lo que no deja de ser un gesto de noble corte republicano. Y la prudente decisión de no participar en el mismo, configura una actitud prudente de evitar diatribas y no marcar disensiones abruptas en sala, sobre un tema tan urticante.
Si bien el Partido Colorado justificó su presencia “por cortesía”, después marcó su posición con un comunicado leído por el diputado Jorge Alvear expresando su posición: “Sucesivas generaciones de comunistas uruguayos”, deja en claro que sus “diferencias filosóficas, ideológicas y políticas con el PCU son actualmente tan profundas como lo han sido siempre… Los colorados no rendimos ningún homenaje a doctrinas que rechazamos, como la ‘dictadura del proletariado’, cuya aplicación en diversos estados del planeta ha dejado tras de sí una estela funesta de opresión, atraso y millones de muertos”.
A su vez el diputado del Partido Nacional Juan Martín Rodríguez, luego de marcar su posición con respecto al partido homenajeado, “de ideas diametralmente opuestas” a su fuerza política, afirma que “no se puede dejar de reconocer que el PCU se ha incorporado y forma parte de una democracia liberal y de un sistema republicano”. En tanto el diputado comunista Gerardo Núñez tildó de “ridícula” la decisión de CA de no asistir al homenaje como de costumbre agrediendo con el clásico inventario de calumnias que utiliza para descalificar a sus adversarios políticos.
La coordinadora de la bancada de diputados de CA, Silvana Pérez Bonavita, a la vez que manifestó que Cabildo resolvió no estar presente, expresó “sí apoyamos la solicitud de uno de los partidos que integran la cámara, al votar la habilitación a ese homenaje” y argumentó “el comunismo es una ideología internacional, que ha generado muchas muertes a nivel mundial, que no compartimos, y nosotros estamos por el lado de la vida”.
Por su parte la senadora Carmen Asiain publicó una dura diatriba al sector homenajeado desde su red de Twitter: “Esperemos que el Partido Comunista uruguayo, al conmemorar sus 100 años tome distancia y condene lo que hizo su ideología de origen”.
El 19 de septiembre de 2019, el Parlamento Europeo aprobó una resolución común sobre la importancia de la memoria histórica para el futuro del continente, en donde se condena expresamente los horribles crímenes cometidos por los comunistas en toda Europa sin excepción.
El Parlamento Europeo “pide a todos los Estados miembros de la Unión, que hagan una evaluación clara y basada en principios de los crímenes y los actos de agresión perpetrados por los regímenes comunistas” y “pide a todos los Estados miembros que conmemoren el 23 de agosto como Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas”.
La durísima condena aprobada por casi unanimidad, comienza con una tajante conclusión: “Mientras que los crímenes del régimen nazi fueron evaluados y castigados en los juicios de Núremberg, sigue existiendo necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el comunismo, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos”, dice el texto.
Luego de una larga lista de considerandos: “Vistos los principios universales de los derechos humanos…” prosiguen 22 artículos donde el número uno recuerda que tal como se consagra en el art. 2 del TUE, “la Unión se fundamenta en los valores de respeto a la dignidad humana, libertad, democracia…”
Debemos dejar claro que esta condena sólo rige para los países miembros de la Unión Europea y no sería como en el caso de los temas ambientales, un componente adicional en el posible acuerdo UE- MERCOSUR. Traemos esto a colación para sensibilizar hasta dónde pueden llegar las proyecciones políticas extraídas de períodos turbulentos y como el uso de estos subterfugios muchas veces usados unilateralmente se pueden transformar en boomerang para los que abusan de su uso.
No pretendemos con el agregado de esta otra muela -versión europea-, recrear la teoría de los dos demonios a escala universal. En los años previos y durante el aciago desenlace de esta segunda conflagración mundial, prácticamente todos los pueblos estaban comprometidos y de una forma u otra participaron en la sangrienta contienda.
El Partido Comunista uruguayo
El PCU se funda oficialmente el 21 de setiembre de 1920 y surge como un desmembramiento del Partido Socialista fundado por Emilio Frugoni.
Con motivo de la revolución rusa de 1917, Eugenio Gómez y Celestino Mibelli se manifiestan a favor mientras Frugoni y un grupo de dirigentes, sostenía que había que esperar mayores definiciones del proceso ruso.
En el 8°congreso de PSU por amplia mayoría triunfó la posición de Gómez de aceptar las ‘21 condiciones’ requeridas para poder ingresar a la Tercera Internacional y a partir de ahí esta fracción mayoritaria paso a llamarse Partido Comunista del Uruguay. Lentamente van dejando de lado la “táctica anarquista” que arrastraban muchos de sus militantes y al integrase al Komitern comienza la “bolchevización” del novel PCU.
Eugenio Gómez (1892-1973) el verdadero articulador del PCU hasta que fue defenestrado en 1955 por Rodney Arismendi. Nacido en Minas, se inició como peluquero en la cercanía del puerto. Esa fue su escuela, desde allí conoció a políticos encumbrados y a obreros portuarios que lo interiorizaron de sus luchas.
Poseía una voluntad de hierro y un carácter versátil que le permitía captar disciplinadamente las directivas que bajaban con abruptos cambios desde Moscú.
Así con paciencia supo desembarazarse de su principal rival en la década del 30 que fue José Lazarraga. Que se inició como dirigente sindical y fue uno de los primeros diputados comunista del parlamento uruguayo. Había nacido en Vizcaya y partió como voluntario a la Guerra Civil española, aunque nunca revistó en ningún frente de batalla como sí lo hicieron otros uruguayos como los hermanos Lopez Silveira.
En esa gestión de retaguardia trató de posicionarse con la jerarquía del Komitern y promocionarse como corresponsal de guerra. Nunca informó a la militancia uruguaya de la sangrienta purga a que fueron sometidos los militantes del POUM y los Anarquistas conocida como Las Jornadas de Mayo del 37. Terribles enfrentamientos ocurridos entre el 3 y el 8 de mayo. “La guerra civil dentro de la guerra civil” como la calificó Arthur Koestler y la pesadilla del combatiente británico George Orwell.
Pensar que en 1940 Gómez con sus habituales canales de comunicación de argentina como Victorio Codovilla inicio una típica depuración al estilo estalinista donde logró expulsar a Lasarraga acusado de “bandido trotkista” tan luego a él que había sido tan obsecuente con las purgas en España.
“Siempre apostó por la vía electoral en Uruguay”
Así definió al PCU ayer, el nacionalista Alejo Umpiérrez en el homenaje tributado en diputados.
Efectivamente la férrea estructura partidaria ya sea la liderada en el primer tramo por Gómez “el pequeño Stalin” o el liderado por Arismendi a partir de 1955 hasta ya entrada la dictadura, siempre buscaron componendas políticas con el sistema imperante.
Eugenio Gómez fue un buen constituyente en 1933 y no se manifestó a favor de la base yankee en Maldonado hasta que Alemania rompió la alianza con Rusia en 1941. A partir de ahí encabezó las tumultuosas manifestaciones al grito de Herrera a la cárcel.
Arismendi adelantándose a la jugada de sus camaradas argentinos quiso maniobrar cuando la imposición del foquismo hacía inevitable el golpe de estado y él y su plana mayor se mostraron fieles devotos de los comunicados 4 y 7 con que inició su apertura dictatorial el proceso militar del 73.
Quien impugna, con su habitual vehemencia, al PCU en esa oportunidad es el caudillo blanco W. Ferreira Aldunate, ante una multitud, desde el balcón de la sede central de Por la Patria: “Estamos al borde del golpe de estado, ahora, a minutos, de la instalación de una dictadura militar. Y que si no quisiera el Partido Comunista, aquí no habría dictadura militar. Si las instituciones flaquean es simplemente porque hay un sector de presuntos reformadores revolucionarios, empeñados en mantener por encima de todo otro objetivo, como cosa primordial la posibilidad de seguir revistando burocráticamente como ejecutivo cómodo de organizaciones gremiales o como propietarios, porque es el único partido comunista revolucionario del mundo a quien conozco que cada vez compra más inmuebles, propietarios que quieren gozar de su derecho de propiedad sobre sedes sociales lujosas y mantener la condición de legalidad, que este caso dejaría de ser legalidad para transformarse simplemente en autorizada por el gobierno de que han gozado de hace más de medio siglo. Esta es la tragedia nacional, y al país y también a mucha gente la convencieron de que los intérpretes de la voluntad popular, las inquietudes de la gente era un núcleo de auto designados, revolucionarios o transformadores de la estructura social…”
El aparato militar del PCU ¿Defensa o ataque?
El conocido publicista Esteban Valenti, militante destacado de la UJC, el 31 de octubre saca a relucir en su columna de uy.press el viejo dilema sobre la interrogante de para que almacenaba las armas el Partido Comunista.
Es evidente que Rodney Arismendi cuando concurrió a la Habana a la conferencia de OLAS asumió el poco popular protagonismo de oponerse tenazmente, a las teorías del foco.
También en pleno furor de la dictadura cívico-militar de persecución al PCU, actitud diametralmente opuesta a la practicada por los militares argentinos que asociaron al PCA no solo al derrocamiento de Isabel Perón, sino todo el tiempo que duró el proceso.
Arismendi una vez apresado, fue liberado y se le permitió partir hacia Moscú…
La pregunta del millón: ¿Para qué fin el PCU acopiaba tantas armas?
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