Era de esperarse, los frenteamplistas, hermanados en el autoritarismo con Cuba, Nicaragua y Venezuela, han salido a apoyar el fraude electoral.
El Movimiento de Liberación Nacional, que integra la mayoría del FA, sostuvo que se trató de una “elección ejemplar” y el presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales del Frente Amplio, señor Pablo Álvarez, estuvo en Venezuela como observador y dijo que le “parece más seguro” el proceso electoral venezolano que el uruguayo, que allí “las elecciones son más fáciles de auditar” y que le parece que es “muy difícil hacer fraude”.
No obstante que el fraude electoral perpetrado por Maduro y sus cómplices es de una evidencia torrencial y algunas naciones se han pronunciado por reconocer el triunfo de la oposición, otros países de la región han mantenido una posición ambigua. Esto ha sido posible porque la OEA, cuya inutilidad se desnuda a cada paso, no tuvo los votos para un pronunciamiento claro en favor de la democracia. Con un secretario como Luis Almagro, carente en absoluto de liderazgo, hace un triste papel y solo muestra su decadencia como un organismo internacional costoso e inservible.
Es así como, al amparo de titubeos y ambigüedades, le han ido dando tiempo a Maduro, que no se decide a presentar las actas de escrutinio que se le reclaman y hasta se llega a decir que está fraguando unas actas, falsificando los resultados con la ayuda de ingenieros chinos.
Naturalmente, Maduro, titular del chavismo residual y heredero político menor de Chávez, cuenta con el apoyo de Diosdado Cabello y de Vladimir Padrino López, y con ellos el de todas las Fuerzas Armadas, por lo que es capaz, si ya anunció un baño de sangre, de cualquier cosa para mantenerse en el poder en un país otrora rico, y hoy saqueado por la corrupción y envilecido por el narcotráfico.
Es dable observar que los siete países más importantes de la Unión Europea se han pronunciado calificando de fraudulento el proceso electoral venezolano y los Estados Unidos han declarado ganadora a la oposición de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.
El Brasil de Lula no se decide y guarda una actitud ambivalente, pues por un lado le presta sus servicios a la Argentina –cuyos diplomáticos fueron expulsados junto a los de otros países, incluido el nuestro– y por otro se mantiene expectante hasta que se verifique el resultado con la aparición de las actas. Pero es más difícil de entender su posición cuando mandó al prestigioso Celso Amorín, que fue el jefe de sus servicios diplomáticos, y debe tener por tanto la mejor fuente de información directa que pueda concebirse.
El 5 de agosto pasado, el Grupo IDEA (Instituto Democrático de España y las Américas) se ha dirigido al presidente Lula y exhortado: “Ante el evidente secuestro de la soberanía popular que hizo Nicolás Maduro Moros, con atropello de la verdad electoral para perpetuarse en el poder a través de la represión estatal, se exhorta a Lula da Silva que reafirmando su compromiso con la Democracia y la Libertad que goza su propio pueblo lo haga valer para que rija en Venezuela”. Y lo firman los expresidentes y figuras políticas siguientes, entre otros: Vicente Fox (México), Mario Abdo (Paraguay), Óscar Arias y José Figueres (Costa Rica), Juan Duque y Álvaro Uribe (Colombia), Eduardo Frei Ruiz (Chile), Luis Lacalle Herrera (Uruguay), Guillermo Lasso y Lenin Moreno (Ecuador), Jorge Quiroga (Bolivia). Todas figuras representativas de muy alto prestigio democrático.
A Celso Amorín no lo rechazaron, como a los expresidentes de México, Panamá y Bolivia, o al expresidente argentino Alberto Fernández, que fue “desinvitado”, a pesar de que los corruptos sindicalistas argentos como Baradel y Yasky y el Cuervo Larroque pidieron que “se respete la voluntad de los pueblos” (¿?) y que Cristina Kirchner, que califica como derecha golpista a la oposición de Corina Machado, diga que “en Venezuela no hay ángeles ni demonios”, equiparando las partes en conflicto enfrentadas, a pesar de sus siderales diferencias morales, y se coloca a la espera de una verificación.
Pero dejemos el mundo y volvamos a la comarca. El presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, se indigna y rechaza que el gobierno y la coalición gobernante tomen el fraude electoral de Maduro como argumento de la campaña electoral en curso para el próximo octubre. Se ve que le duelen prendas. Comenzando por el apoyo al golpe de Estado militar y los comunicados 4 y 7 que aplaudieron en un conocido editorial del diario comunista, el partido hoy mayoritario en la coalición de izquierda.
Sigamos por sus estupendas relaciones con todos los autoritarismos de izquierda en América, como Cuba, Nicaragua y Venezuela. En los gobiernos de Tabaré Vázquez y José Mujica esas relaciones fueron “carnales” y sirvieron para negocios y negociados, y finalmente para que nos estafaran y dejaran impagas exportaciones que les hicieron nuestros productores. Si tienen dudas, pregunten al sector de lácteos.
Finalmente, no es posible hacer una política exterior de Estado, que exige continuidad y firmeza, con quienes tratan a Cuba, Nicaragua y Venezuela como si fueran verdaderas democracias.
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