La competencia por el GNL (gas natural licuado) se ha vuelto intensa en Europa. Tras saberse el histórico acuerdo energético mediante el cual Catar se compromete a venderle anualmente a China 4 millones de toneladas de GNL durante 27 años, una de las 14 vicepresidentas del euro parlamento, la eurodiputada socialista Eva Kaili, ha sido puesta en prisión a pesar de su inmunidad legal, por una supuesta trama de sobornos que involucran al gobierno catarí justo en medio de las finales del Mundial de futbol.
La segunda década del siglo XXI ha supuesto un cambio drástico sobre uno de los aspectos más importantes y determinantes de nuestra civilización como lo es la energía, pero en estas fechas, la atención de todos estuvo centrada en el partido que jugaron por la semifinal del Mundial de fútbol Argentina y Croacia. En este contexto, las autoridades belgas han sacado a la luz una trama de corrupción que involucra a representantes del Parlamento Europeo y del Gobierno catarí.
Ahora bien; ¿qué ha sucedido en los últimos días para que Europa patee la pelota fuera del estadio mundialista? La guerra entre Rusia y Ucrania es parte del problema; sin embargo, la verdadera razón de esta crisis energética se ha generado porque Europa se ha embarcado en la arriesgada empresa de terminar con la dependencia del gas ruso. Para ello, viene buscando otras alternativas y nuevos proveedores que puedan abastecer su demanda sin subir demasiado alto los precios que ya han llegado a máximos históricos. Al mismo tiempo, desde la Unión Europea –a través de foros, convenciones, y mucha publicidad– se exalta el pasaje a las energías verdes y renovables como la única salvación posible para la humanidad.
En este escenario de mayor demanda energética, el equilibrio global se pone a prueba y se percibe la tensión no solo en Europa, sino también en China, Medio Oriente, Estados Unidos. Este es un tiempo en que se forman nuevas alianzas, pero también se establecen nuevas rupturas. De ese modo y a pesar de la retórica del cambio climático, los países productores de petróleo y gas, con exclusión de Rusia, han vuelto a ser indispensables dentro de la escena internacional, como por ejemplo Venezuela y su presidente, Maduro, que ha sido casi que “indultado” por Joe Biden de sus anteriores faltas contra el sistema democrático. O lo que sucede con Catar que contó en su momento con el beneplácito de las autoridades deportivas, políticas y económicas de Europa para convertirse en sede del Mundial de fútbol pero que desde el inicio del torneo ha recibido constantes críticas de los medios de prensa europeos.
Eva Kaili y Catar
Sin embargo, la relación entre Europa y Oriente nunca ha sido sencilla. Temas culturales relacionados a los derechos humanos o laborales han impedido un mayor acercamiento. Por ello la socialista griega Eva Kaili era miembro de la delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con la península arábiga. Es sabido que la eurodiputada viajó a Catar a principios de noviembre y mantuvo encuentros de alto nivel con el primer ministro, el ministro de Trabajo y el ministro de Energía de dicho país. Además, a su retorno, Eva Kaili profirió un discurso en Bruselas desestimando las críticas que se hacían desde Europa a Catar por el tema de los trabajadores que construyeron los estadios del Mundial.
Extrañamente, en el momento en que los ojos del mundo miraban en Catar la semifinal que disputaron Argentina y Croacia, la policía belga ha detenido a la eurodiputada socialista siendo acusada de participar en una organización criminal, que supuestamente funcionaba como una trama de corrupción y de blanqueo de activos. También se la acusa de recibir dinero en calidad de soborno de parte del gobierno catarí para promover algunos de sus intereses en Europa. Mientras todo esto sucedía, el Gobierno de Catar negaba su participación en ninguno de los hechos mencionados.
Alemania tras los pasos de China
A pesar del doble discurso germánico en lo referente a lo políticamente correcto y a la defensa de la nueva agenda de derechos en tierras árabes, Alemania –ni lerda ni perezosa– siguió los pasos de China y anunció el 29 de noviembre la firma de un acuerdo con Catar para comprarle 2 millones anuales de GNL durante 15 años que representa el 4% del total de su consumo.
Aunque la noticia es reciente, es posible que las autoridades europeas hayan visto con malos ojos la política individual que está llevando a cabo Alemania, sobre todo cuando Bruselas repite una y otra vez el lema de la austeridad y de la necesidad de llevar adelante políticas en conjunto mediante el acuerdo común de todos los estados miembros. Pero Alemania parece seguir su propia hoja de ruta y lo relevante en materia energética es que las principales potencias del mundo se están preparando para lo que viene, que será la alta demanda energética, por lo que se están firmando acuerdos a largo plazo para así contener los precios a futuro.
Entonces cabe preguntarse: ¿cuál fue el papel que tuvo que interpretar Eva Kaili y sus allegados dentro del teatro energético europeo?
La Unión Europea contra todos
No hay que olvidar que desde hace unos años la retórica de Europa y de EE.UU. en materia internacional ha sido la de controlar el expansionismo chino y sobre todo de limitar la dependencia de Occidente con China, especialmente en el campo tecnológico e informático. Por lo tanto, el acuerdo China-Catar no solo muestra la capacidad diplomática de China de acercarse a Oriente Medio, sino también su estrategia a largo plazo como potencia mundial. Porque China no solo le compra energía a Catar, sino que también se la compra a Rusia y es posible que en un futuro no muy lejano Europa termine comprando petróleo y gas ruso a través de empresas chinas.
En ese contexto en el que Europa parece moverse con una lentitud pasmosa, suponemos que el trabajo diplomático realizado por las autoridades europeas en Catar no ha sido el esperado. El acuerdo Catar-China obviamente va en contra de sus intereses en materia de política exterior, pero peor todavía significa el acuerdo Catar-Alemania ya que devela fisuras dentro de la Unión Europea, lo que vuelve más difícil la concordancia económica y energética entre los países meridionales y septentrionales. Por ello, esta trama de corrupción salpica más que nada al sur (los principales afectados son eurodiputados griegos e italianos, a excepción de un belga del que todavía no se ha revelado su identidad). En definitiva, el modelo europeo es mirado de reojo por las economías más débiles del continente y las lagunas en materia energética crisparán más aún los nervios de un lado y del otro. Porque lo que hay aquí es un choque de intereses en el que la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea que siguieron al pie de la letra el recetario de Bruselas están pagando un elevado precio, y los pocos Estados que se han opuesto son señalados como antieuropeos. En definitiva, lo que está en juego es la soberanía y la seguridad nacional de cada país, sea política, económica, alimenticia y energética. Pero más allá de eso, lo que está claro es que el gobierno europeo está teniendo grandes dificultades para afrontar la crisis energética sin padecer al mismo tiempo de una crisis política.
Una final en la que seguramente ganará Catar y el mundo árabe
Nada está escrito y no sería nada improbable que la final de este Mundial lo disputarán dos países emergentes como Argentina y Marruecos, capaces de superar mitos que van quedando viejos.
Pero, por otro lado, una final entre Francia y Argentina reuniría en el mismo terreno de juego, en el partido más significativo para este deporte como lo es la final de un Mundial, a las estrellas del Paris Saint Germain o, mejor dicho, las dos estrellas más brillantes del futbol mundial actual, Lionel Messi y Kylian Mbappé (ambos pertenecientes al club que es propiedad de un fondo catarí, denominado Qatar Sports Investments con sede en Doha) lo que promete ser un espectáculo memorable.
Así que en conclusión podemos afirmar que el verdadero ganador de este Mundial, más allá de los resultados, será Catar y el mundo árabe, no solo por ser sede de uno de los eventos más importantes del mundo, sino también porque por los intereses que tiene Catar implicados en el futbol europeo son inmensos, especialmente en Francia. Por lo que tanto Marruecos que ha sido el equipo revelación de la presente edición del torneo, como Argentina que viene superándose a si misma, buscarán quitarle la corona a la poderosa selección francesa que ha llegado a esta instancia como la favorita.
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