La estrecha conexión entre el patrón oro durante el periodo de entreguerras y la duración de la Gran Depresión es bien conocida. La mayoría de los historiadores económicos coinciden en que los países que se mantuvieron dentro del patrón oro hasta mediados de la década de 1930 –el llamado bloque del oro integrado por Bélgica, Francia, Países Bajos, Italia y Polonia– experimentaron una crisis económica más prolongada en la década de 1930 que el Reino Unido y los países escandinavos, que habían abandonado el patrón oro ya en 1931. Los estudios empíricos también han demostrado que los principales determinantes del momento que hacían que un país decidiera abandonar la paridad con el oro eran la presión deflacionaria, la existencia de crisis bancarias, la tasa de cobertura del oro y el grado de integración comercial.
Sin embargo, carecemos aún de una comprensión cuantitativa más profunda que explique por qué los países del bloque del oro no fueron capaces de inducir una depreciación suficiente del tipo de cambio real mediante la devaluación interna, es decir, bajando los salarios nominales y los precios. Si lo hubieran conseguido, habrían sido capaces de restablecer la competitividad de los precios de sus sectores de bienes transables, lo que hubiera mitigado la gravedad de la crisis económica. Para contribuir a comprender mejor los límites de la devaluación interna durante la Gran Depresión, investigamos las políticas de las autoridades suizas. Suiza es un caso particularmente interesante porque el Banco Nacional Suizo (BNS) disponía de tal nivel de reservas de oro que le permitieron soportar cualquier periodo de salida de capitales sin necesidad de elevar drásticamente la tasa de descuento oficial.
Todos los demás países debieron endurecer sus políticas monetarias cuando se vieron enfrentados a ataques especulativos contra sus monedas. El caso suizo nos permite estudiar el mecanismo de la devaluación interna sin la interferencia de shocks de política monetaria. Entre 1929 y 1932, antes de estabilizarse, los precios al por mayor cayeron en una tercera parte y los precios al consumo en una quinta parte. Mientras tanto, los salarios nominales no empezaron a bajar hasta 1932, y a 1936 solo habían caído un 10% cuando se produjo la devaluación del franco suizo, hecho que marcó el final de la Gran Depresión en Suiza. La razón de la retardada baja en los salarios nominales fue el auge de la economía nacional, en particular del sector de la construcción, que duró hasta 1931. Por consiguiente, en la primera fase de la depresión, los salarios no se ajustaron porque existieran restricciones institucionales, sino debido a la resistente demanda interna y al rápido descenso de los precios que produjo un aumento en los salarios reales desde 1929 hasta 1931.
Para 1936, cuando el franco suizo se devaluó, los salarios reales eran todavía más elevados que en 1929, a pesar que los salarios nominales venían bajando desde hacía varios años. En contraste, los precios al consumo se volvieron muy rígidos en la segunda fase de la depresión. La razón fue que la larga duración de la crisis dio lugar a todo tipo de medidas proteccionistas y regulatorias destinadas a estabilizar la actividad económica y asegurar la paz política. Por supuesto, la creciente rigidez de los precios condujo exactamente a lo contrario. La lección de la experiencia suiza es que, incluso tratándose de una economía de mercado liberal, las posibilidades de inducir bajas de precios y salarios era limitada. Los niveles salariales dependían del ciclo económico nacional, mientras que los precios dependían cada vez más de concesiones corporativistas.
Nuestros resultados muestran que el shock en los términos de intercambio jugó un papel importante para la economía suiza durante el período de entreguerras. Mientras que la demanda externa se recuperaba a partir de 1932, la competitividad del sector transable suizo siguió deteriorándose. En consecuencia, este último efecto dominó al impulso de la demanda externa y condujo a una recesión duradera, que sólo terminó cuando Suiza abandonó el patrón oro en setiembre de 1936. Nuestro análisis contrafáctico de una devaluación más temprana del franco suizo nos indica que la economía se habría recuperado mucho más rápido y alcanzado su nivel de estado estacionario poco después de salir del oro. La decisión de defender la paridad resultó ser extremadamente costosa, conclusión que concuerda con el éxito de la recuperación de Suiza tras abandonar el patrón oro.
Extraído de “The limits of internal devaluation: Switzerland during the great depression” (Los límites de la devaluación interna: Suiza durante la gran depresión), Peter Rosenkranz, Tobias Straumann y Ulrich Woitek, Swiss Journal of Economics and Statistics (2022).
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