Para los que no estén familiarizados con los Pactos de La Moncloa, aclararé que son unos pactos políticos firmados en La Moncloa, la residencia oficial del presidente del Gobierno español, el 25 de octubre de 1977, hace 40 años. Los firmaron todos los partidos con representación en el primer Parlamento democrático. La situación económica era francamente mala: inflación del 25%, paro superior al 20%, cierres continuos de empresas, malestar, incertidumbre, déficit por cuenta corriente… todo ello fruto de la crisis del petróleo y de la equivocada política económica seguida en los años anteriores.
Recordando aquellos Pactos, quisiera señalar unas cuantas cosas que me parece relevantes en la España (y Europa) de 2017. En primer lugar, el liderazgo del presidente Adolfo Suárez y, de manera muy destacada, de su Vicepresidente y Ministro de Economía, Enrique Fuentes Quintana: es de justicia rendirles homenaje por su visión y su tesón. Segundo, aplaudir también la actitud de todos los partidos que firmaron los Pactos, porque supieron entender la gravedad del problema, y poner el bien del país por delante de sus intereses partidistas o personales. En una conferencia que dio en el IESE años después, contaba Enrique Fuentes Quintana el desarrollo del primer acto: unas palabras de Suárez que dio paso a una presentación de Fuentes Quintana, breve pero contundente, sobre el problema económico que tenía entonces el país, acabando con una explicación de lo que debería hacerse. Tomó luego la palabra Enrique Tierno Galván, que invitó a los presentes a presentar un diagnóstico alternativo, si lo tenían, y, en su caso, una propuesta alternativa. Todos fueron interviniendo, para decir que estaban dispuestos a discutir la propuesta de Fuentes Quintana. Y cerró la ronda el secretario general del Partido Socialista Obrero español, Felipe González, que vino a decir que estaba de acuerdo, pero que había que “vestir” el acuerdo para que no pareciese una victoria del gobierno desde el primer minuto. De modo que la reunión se prolongó varios días para discutir los detalles, pero, como decía Fuentes Quintana, en ese momento se habían firmado ya los Pactos. Tercero, hacer notar el planteamiento de Fuentes Quintana: si no se solucionaba el problema económico, el desarrollo político sería inviable. El país tenía cosas importantes que hacer, pero la solución de los problemas económicos era clave, la condición sine qua non para la viabilidad de la joven democracia. Y cuarto, la aceptación de los Pactos por parte de sindicatos y patronales, que fueron capaces de llevar adelante la propuesta contenida en el documento político.
Se pueden decir muchas más cosas de aquellos Pactos, pero me parece que lo que he dicho es suficiente para entender cuál es la función de un líder político, cómo debe ser capaz de actuar en momentos difíciles, cómo puede y debe explicar a sus opositores y a los ciudadanos lo que va a hacer y por qué lo debe hacer, cómo debe arrastrar a los que no piensan como él para que colaboren en lo que el país necesita, cómo debe saber buscar a los que sirven para los puestos clave… Todo ello como recordatorio de los que ahora y en el futuro van a tener responsabilidades similares.
Antonio Argandoña, profesor emérito de Economía en el IESE (Universidad de Navarra), en blog de la universidad
TE PUEDE INTERESAR