Julio César en su conocidísima Comentarios a la guerra de las Galias comienza haciendo un análisis de los territorios geográficos y de quienes la habitaban. César ve en ciernes un territorio unificado por la cultura, religión y comercio que los romanos definen como Galia. En la conquista Julio César desde el sur de lo que hoy es Francia comienza su proceso de conquista apoyando unos pueblos contra otros imponiendo cada vez su presencia militar, pero también cultural y diplomática. Cuando los galos advierten la amenaza que significa César para su independencia, pese a los esfuerzos del rey galo Vercingéntorix, la suerte ya estaba echada y condenó así a la Galia entera al dominio romano.
Si de algo es que nos sirve la historia, es para aprender las lecciones del pasado para evitar repetirla. En Sudamérica habita una cantidad múltiple de naciones que van juntos pese a sus desavenencias. Justamente ellas son las que nos dejan en una posición similar a los galos de la antigüedad. En palabras de Juan Domingo Perón, en su momento dijo “el 2000 nos encontrará unidos o dominados” y ciertamente nos encuentra lejos de estar unidos.
En la región, en este contexto de pandemia mundial, crisis económica, caos social y cambio climático el futuro es una interrogante imposible de prever mientras en Sudamérica contamos con una riqueza extrema en recursos y donde el acceso a la Antártida es vital dado que es el continente del futuro.
La presencia británica en Malvinas tiene la capacidad de atracar submarinos nucleares, a esto se suman las recientes pruebas de misiles de corto alcance. Es un claro ejercicio de fuerza por parte de la Corona británica donde obviamente no tiene como objetivo contener una invasión argentina (puesto que no cuenta con capacidad militar), sino que es un aviso a la Armada tanto argentina, brasileña, sudafricana y angoleña que quien domina los mares del Atlántico Sur son los británicos, con la anuencia de los Estados Unidos.
Esto es necesario entenderlo en el contexto en que China necesita cada vez más diversificar sus fuentes de recursos alimentarios y se provee de los mares del sur, pero también de la producción de nuestro continente. Por lo que, en una realidad de un Pacífico más caliente, Gran Bretaña tiene una posición estratégica a la hora de cortar las cadenas de suministro en un posible escenario bélico, así como la llave de acceso al continente antártico.
Este último punto es vital porque ya en palabras de Henry Kissinger el Cono Sur es una daga hacia la Antártida desde la perspectiva de las grandes potencias centrales del norte.
Por lo que, si queremos preservar nuestra soberanía y nuestras perspectivas hacia el futuro, todas las cuestiones de las naciones hermanas son una causa común. Cerrar filas en dicho punto es vital, ya sea en el plano político, comercial pero fundamentalmente en el diplomático, así como el militar.
Si no entendemos esto, si nuestros cuerpos diplomáticos, militares, y principalmente nuestros políticos (seducidos a veces por los cantos de sirena del refinado Foreign Office) no lo entienden, terminaremos como los galos en Alesia, último bastión de resistencia, desfilando completamente sometidos y despojados de los que nos hace únicos, hijos de esta Patria, la que Artigas y San Martín soñaron y a la que debemos ir.
(*) Integrante del Espacio Tercerista Nacional y Popular
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