Ante el avance de la violencia en nuestro territorio, entendemos oportuno ampliar lo referido en entrevistas y columnas publicadas en este medio, respecto al mapa conceptual de seguridad para zonas de contexto crítico.
Algunas puntualizaciones previas y necesarias.
A) Esta, nuestra visión, es una opinión de buena fe y trata de sumar a lo que debería ser una política de Estado sustentable, de cierta manera atemporal y mixta en cuanto al paradigma de actuación: a saber, por un lado reactivo y circunstancial y por el otro proactivo, preventivo y con una planificación detallada y en distintos niveles.
B) Nuestra óptica se basa en la experiencia en territorio y en el conocimiento profundo y cercano de la institución policial, así como el contacto tangible con la realidad fáctica de muchos años y tanto en la formación adecuada como en la experiencia comprobable.
C) No obstante lo dicho, asumimos no estar actualizados en el conocimiento –al día– respecto de la información e inteligencia, que por razones estratégicas y de la lógica reserva que debe usar el Ministerio del Interior no se divulga, no obstante lo cual, creemos oportuno dar nuestro aporte en aras de contribuir a una solución.
D) Intentamos evitar que la opinión pública tenga una percepción preñada de incapacidad, incompetencia y enormes falencias a la hora de, más que ver, observar los hechos, las consecuencias y los efectos colaterales de la gestión del Estado en materia de seguridad pública. En términos coloquiales diremos que no puede ser que de manera tan notoria como escandalosa ciertas zonas en algunos barrios como Villa Española, Marconi, Casavalle, Cuarenta Semanas, Tres Ombúes, La Teja, Nuevo Paris, Cerro Norte, La Paloma, Sayago y Casabó, entre otros, sean algo así como gomones a los que a medida que son atacados y dañados por la balacera se les van poniendo parches, reparando los orificios provocados por los tiroteos; y bien gráficamente emparchando, dado que cuando no le atinan a uno, le pegan a otro y así sucesivamente y sin aparente paradero.
Dicho esto, nos atrevemos a describir un mapa conceptual que a esta altura de los acontecimientos deberían tener muy claro todos los actores, y aún más los que con desconocimiento e ignorancia tan supina vuelven a esgrimir recetas e ideas al parecer novedosas, que por lo general ya se han aplicado en décadas pasadas o bien son exportadas desde otras culturas y realidades, se plantean y defienden acaloradamente y sin el menor análisis de riesgo.
Ahora bien, enumeramos a grandes rasgos lo necesario
1) Estrategias con base en el lineamiento político. El logro de consensos, la inversión mancomunada en políticas sociales, la interinstitucionalidad hecha con la debida transversalidad; definiendo en el territorio sectores que contribuyan a mejorar el dominio de cada zona, no solo desde el punto de vista operativo sino en forma multidireccional e intentando recomponer el tejido social.
2) Estrategias operativas. Creación de unidades de contexto crítico aplicando la observación, la información e inteligencia, la disuasión, la prevención, la represión, la represión específica del delito y la vigilancia posterior de control centinela de efectos colaterales.
3) Técnicas y tácticas de intervención. La vigilancia por medios tecnológicos y mediante personal, el patrullaje variado en calidad y cantidad, acorde a las características del área de operaciones, las inspecciones múltiples en la vía pública, los eventuales allanamientos y detenciones entre otras acciones.
La tarea es posible, pero se deben alinear varios factores, en la política nacional y departamental, en los barrios y poblaciones, en los enlaces y coordinaciones con diversos organismos e instituciones estatales y privados.
Con mucha frecuencia solemos utilizar comparaciones, parábolas e incluso alegorías para facilitar la comprensión de todos los ciudadanos y habitantes en general. En efecto, Uruguay es un paciente enfermo, bastante grave, tiene algunos órganos comprometidos, pero no está aún en “etapa terminal”. Probablemente la Zona Metropolitana –Montevideo y Canelones– son los más afectados, hay partes o zonas que notoriamente resaltan porque la “sintomatología” (hechos violentos y sicariato) rompe los ojos, este “sarcoma o carcinoma” es el crimen organizado transnacional (narcotráfico incluido), pero además hay otras afecciones derivadas como los grupos mafiosos y las bandas criminales y demás en desarrollo, que agravan y perjudican el funcionamiento sano y normal del cuerpo social.
Podría decirse que el Estado como” director y gerente del nosocomio” da lineamientos a los profesionales “de la salud” (ministerios del Interior, Economía y Finanzas, Defensa Nacional, Desarrollo Social, Salud Pública, Educación y Cultura, etcétera). Ya han utilizado muy diversos tratamientos con “antivirales, antibióticos, aplicaciones de quimio e incluso radioterapia” pero no pueden revertir los efectos del “cáncer” que avanza imparable. Los profesionales y técnicos, a pesar de ser especialistas, no han podido ni pueden todavía lograr avances firmes, profundos y seguros. Son los que luchan denodadamente para salvar “al paciente”, pero rara vez son escuchados, y la mayor parte de las veces o bien son ignorados totalmente o bien carecen de líneas de acción claramente definidas y sostenidas en el tiempo para su actuación. Ergo, no han curado, ni podrán curar nunca esta maldita enfermedad del crimen organizado transnacional.
Es tiempo de darse cuenta, tomar nota y hacer conciencia, dejándose de dar vueltas tal como el burro atado a una noria. Es imposible lograr un éxito total y ni siquiera alcanzar algunas victorias haciendo lo mismo que se ha venido haciendo desde hace varios lustros. Si realmente queremos “extirpar” esta maldita enfermedad que nos afecta, es insoslayable empeñarse de verdad, en serio, y bregar para que la inmundicia no se propague ya que estamos por pasar a una fase en la que puede llegar a ser imposible volver atrás. Ya basta de cháchara y de colocar opinólogos aprovechadores en lugar de profesionales. Hay que poner el hombro y manos a la obra todos. Nadie honesto y bien intencionado puede sentirse ajeno a este deber insoslayable.
TE PUEDE INTERESAR: