1. Los países que se desarrollaron no lo hicieron con las fórmulas neoliberales
Existen muchas explicaciones de por qué algunas naciones prosperan y otras son pobres. La explicación más aceptada por los economistas neoclásicos se basa en la función de producción, que permite descomponer la tasa de crecimiento de una economía en las tasas de crecimiento de los factores de producción, tales como trabajo, capital y tecnología. Sin embargo, no se puede explicar gran parte de las tasas de crecimiento por incrementos en los factores o por cambios tecnológicos. Esta falla en la teoría del crecimiento abrió la puerta a otros posibles factores explicativos, como ser factores sociopolíticos como la geografía, la cultura y las instituciones. En el caso de América Latina, el enfoque institucional tiene una larga historia que parte de la falla de los estudios tradicionales, que intentaban explicar las distorsiones e ineficiencias de las políticas de crecimiento impulsadas por el Estado en las protecciones comerciales en los ‘60 y ‘70. Cabe destacar que estas políticas habían logrado las mayores tasas de crecimiento en más de cuatro décadas. De hecho, se encuentra bien documentado que Corea del Sur (al igual que Japón) utilizó, en sus etapas iniciales de desarrollo, políticas proteccionistas, controles de cambios y crédito, y una combinación de iniciativas públicas y privadas que les permitieron llevar su PBI real per cápita de USD 1.127 en 1961 a USD 28.875 en 2013. La importancia de la demanda es otro elemento al que los economistas neoclásicos no le han dado la debida importancia. Los países pobres que llegan tarde al desarrollo capitalista se encuentran limitados en la capacidad de expandir la demanda, ya que la importación de bienes intermedios y de capital tienden a producirles un desequilibrio en las cuentas externas. Es así que el rol del Estado en la creación y promoción de un mercado interno, en financiar la investigación y la tecnología, garantizando el acceso a los mercados internacionales y cerrando el acceso al doméstico, resultaron cruciales para el proceso de desarrollo de los hoy países desarrollados. Desde los ´80 a esta parte América Latina exhibe un crecimiento mediocre, con un creciendo promedio del 2% en el período 1980-2014. Incluso en el período récord de suba de los commodities (2003-2008), el crecimiento promedio solo subió a 3%, por debajo del resto de las regiones en desarrollo. Extraído de “Por qué fallan las naciones de América Latina: estrategias de desarrollo para el Siglo XXI”, de Esteban Pérez Caldentey y Matías Vernengo, publicado por University of California Press, 2017
Desigualdad social, confianza y crecimiento económico
2. ¿Qué hubiera hecho Franklin D. Roosevelt?
La pandemia del coronavirus producirá otra, la del desempleo. La avalancha de despidos va a provocar una ola de pérdidas, incumplimientos en compromisos de deuda y concordatos. ¿Cómo deberían responder los gobiernos? De la misma manera que Franklin D. Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial. La primera prioridad es la movilización, que incluye construir hospitales de campaña, clínicas de atención rápida, etc. Esto implica aumentar rápidamente la capacidad de producción de equipamiento médico y medicinas, establecer servicios de apoyo a las personas más vulnerables en la sociedad. Esto implica desplegar un ejército para desinfectar escuelas, aeropuertos y otros espacios públicos críticos. En segundo lugar, es necesario facilitar que las personas se puedan quedar en su casa, implementando diferimientos de vencimientos y suspendiendo el pago de servicios públicos. Los gobiernos deben también apoyar los ingresos de la población extendiendo el seguro de paro y ofreciendo cupones de alimentación, entre otras medidas. Pero cuando las perspectivas de empleo e ingresos son inciertas, transferir dinero a las familias es como tirar agua en un balde roto. Lo que los países realmente tienen que hacer es aplicar políticas para crear buenos trabajos una vez que la crisis haya pasado. Solo una decisiva participación del Estado movilizando sus recursos hará que esto sea posible. La situación requiere acción directa y no “empujoncitos” o “incentivos”
Pavlina Tcherneva, profesora de economía de Bard College, en columna de Project Syndicate
3. Economía, epidemias y el poder de la narración
El cerebro humano siempre ha estado altamente sintonizado a favor de narrativas que justifican nuestras acciones, independientemente de si estas historias son o no son factuales. Estas historias actúan conectando nuestras acciones a valores y necesidades. Las mismas se “viralizan” y desparraman por el mundo, pudiendo tener un profundo impacto económico. La depresión de 1920-21, la Gran Depresión de los ´30, la llamada “Gran Recesión” de 2007-2009 -y la contenciosa situación económica-social actual- , fueron el resultado de narrativas populares en sus correspondientes épocas. Las historias que la gente cuenta, -acerca de confianza sobre la economía o el pánico, los booms inmobiliarios o el Bitcoin, por mencionar algunas- tienen efectos sobre la economía. A pesar que estas narrativas son fenómenos profundamente humanos, resultan muy difíciles de estudiar en forma científica, por lo que deberíamos considerarlas más seriamente.
Premio Nobel de Economía, Robert J. Shiller, en “Economía narrativa: como las historias se hacen virales y explican los eventos económicos”, publicado por Princeton University Press.
4. Luis Batlle y la creación de una industria que fortaleció a la clase media y contribuyó a la descentralización del país
Si algo caracterizó la acción gubernamental de Luis Batlle fue la industrialización del país. A ella dedicó sus mayores esfuerzos, por ella fue duramente combatido –especialmente por el Herrerismo y algunos sectores conservadores de la agropecuaria- y abrió el paso a un proceso de modernización que nos incorporó a la corriente de vanguardia en aquel momento histórico. Esa política industrial significó la incorporación a la economía nacional de importantes capitales extranjeros, dotados además de avanzada tecnología. La idea, por otra parte, no fue centralizar la inversión solo en Montevideo, sino mirar hacia el interior, donde Paysandú fue pionera… “Al lado de la industria que crea clase media, al lado de la industria viene el salario bien remunerado del obrero, al lado de la industria viene el capital, al lado de la industria viene toda la organización administrativa bien paga” (Luis Batlle)…Estas industrias era apostrofadas como artificiales o industrias de papel por una oposición que fue tan persistente como el esfuerzo de Luis Batlle en defenderlas…Las coordenadas del comercio mundial han cambiado para todos y la distribución internacional del trabajo también. La lucha, sin embargo, es la misma por otros medios…Ellos ponen a prueba a los gobernantes contemporáneos para apreciar si su convicción sobre nuestro trabajo y su coraje para defenderlo es por lo menos tan fuerte como el de Luis Batlle en aquellos años.
Extraído de “Luis Batlle Berres: El Uruguay del optimismo” (2014), del Dr. Julio María Sanguinetti.
5. Las limitantes a la competencia resultan deplorables a los mismos académicos que viven de ingresos fijos
Pocos asuntos del quehacer económico han sido tan mal comprendidos como el problema de la seguridad económica. Esa inseguridad era inherente al modelo de la sociedad competitiva. El productor autónomo o el trabajador podían, en cualquier momento, sufrir una disminución repentina de su suerte. Esto podía ser el resultado de su propia desidia o incompetencia, que le podían hacer perder sus clientes o su trabajo. Pero hasta el mejor de los hombres puede sufrir un cambio repentino en el gusto de los consumidores, o como resultado no de su propia insuficiencia sino de la de su empleador. Estos cambios impredecibles eran inevitables y hasta en algunos casos útiles… A medida que los requerimientos y deseos cambiaban, los hombres eran empleados en nuevos lugares y desocupados en los anteriores. La inseguridad era útil porque llevaba a los hombres a prestar su mejor y más eficiente servicio ya que un severo castigo visitaba impersonalmente en aquellos que no lo hacían. Sin embargo, esta inseguridad, que en principio parecía valiosa, se apreciaba casi exclusivamente en segunda persona o en abstracto. Se pensaba que su necesidad era urgente para inspirar los esfuerzos de otras personas o de la gente en general. Rara vez parecía vital para el sujeto mismo. Las limitantes a la competencia o los controles de precios a las empresas resultan deplorables a profesores universitarios cuyos propios empleos están asegurados de por vida, un privilegio que supuestamente resulta esencial para garantizarles un pensamiento fructífero e incesante…
John Kenneth Galbraith, en “La sociedad opulenta” (1958). Discípulo de Keynes y principal asesor económico del presidente John F. Kennedy, Galbraith promovía fuertes inversiones de los Estados Unidos en carreteras, escuelas y hospitales.
6. Industrialización, trabajo y voluntad patriótica en el Brasil de Getulio Vargas
La Revolución de Octubre, de tendencias marcadamente nacionalistas, alejó por un tiempo el riesgo de entregar nuestros yacimientos de hierro, la ferrovía Vitoria-Minas Gerais y Vale do Rio Doce a un monopolio internacional. Siempre se pretendió de forma interesada considerar como partes inseparables del problema de establecer una industria siderúrgica, el problema a la exportación de mineral de hierro y carbón. Una simple fórmula dilatoria. No resolviendo todo, nada era posible de resolver…
Colocado el problema en estos términos, tratamos de pasar sin demora a la acción. Se confió en el Dr. Guilherme Guinle la organización de la Compañía Siderúrgica Nacional y se eligió su ubicación en Volta Redonda. Con esto cambió el panorama de la prospección de nuevos yacimientos de mineral, que encontraron en la siderurgia nacional una demanda estable que antes no existía… Ya no existen más dilatorias para la solución.
La cuestión de la exportación de mineral de hierro se resolvió por separado con la constitución de la Compañía Vale do Rio Doce, demostrando cuán falsa era la premisa de la interdependencia que se invocaba como excusa para no hacer nada.
Esta transformación básica de nuestra producción industrial exige ahora formar personal y técnicos. El Servicio de Educación Industrial tendrá en poco tiempo una red de 200 escuelas profesionales que permitirá formar a jóvenes de entre 14 y 16 años para que puedan trabajar en la industria…
Nuestra guerra, señores, debe comprender un vasto programa de desarrollo futuro, de modo que al término de la Segunda Guerra Mundial podamos emprender -con el acero de esta usina, el trabajo de los brasileños instruidos y la voluntad patriótica de vencer- la remodelación de nuestro anticuado parque industrial.
Discurso del presidente Getulio Vargas en Volta Redonda (Rio de Janeiro), en ocasión de la visita del presidente de Paraguay, Higinio Morínigo, el 7 de mayo de 1943
7. Hamilton y su desdén por la doctrina del “laissez faire” sentaron los pilares del desarrollo de los Estados Unidos
A menudo he argumentado que el modelo de desarrollo chino es uno antiguo que tiene su antecesor en el trabajo del formidable primer Secretario del Tesoro de los EE.UU., Alexander Hamilton (…). Aparte de Alexander Hamilton, su padrino intelectual y político, los principales defensores del Sistema Americano fueron figuras como Henry Clay, Henry y Matthew Cary, John Calhoun e incluso el propio Abraham Lincoln. La mayoría de los economistas académicos de los Estados Unidos, educados en las doctrinas del laissez faire -que estaban de moda en Inglaterra-, consideraban que su visión de la formulación de políticas económicas era ingenua e incluso tonta. Pero creo que es difícil que un historiador económico no se sienta aliviado de que ni los académicos ni las facciones jeffersoniana y jacksoniana tuvieran la influencia necesaria para imponer las que consideraban eran buenas políticas para el desarrollo de los Estados Unidos. Estados Unidos se enriqueció en parte por hacer las cosas equivocadas.
Ec. Michael Pettis, en columna publicada en Carnegie Endowment for Peace. En su “Report on Manufactures” enviado al Congreso en 1791, Hamilton no solo proporcionó justificaciones teóricas para la promoción de la industria nacional, sino que formuló propuestas específicas de política económica. Estas propuestas incluían el aumento de los derechos de importación de ciertos bienes finales, la reducción de los derechos de importación de ciertas materias primas, los subsidios a la producción para determinadas industrias y la asistencia gubernamental para fomentar la inmigración de trabajadores calificados, entre otras medidas.
8. Juscelino Kubitschek y los años del optimismo en Brasil
En 1950 Juscelino Kubitschek decidió que era hora de retornar al gobierno –había sido parte del Estado Novo de Getulio Vargas- y se presentó a las elecciones como gobernador de Minas Gerais. Comprometiéndose a invertir en energía y transporte, dos áreas subdesarrolladas en su estado, JK resultó vencedor, asumiendo el cargo a principios de 1951. Su administración estuvo marcada por un gran salto en el desarrollo, supervisando la creación de la Compañía de Energía de Minas Gerais (CEMIG) y la construcción de cinco centrales hidroeléctricas, además de innumerables carreteras, puentes, centros de salud y escuelas. Pocos años mas tarde, el suicidio de Getulio Vargas dejó un enorme vacío de poder, y JK decidió postulase a las elecciones presidenciales de 1955, con una plataforma de desarrollo similar a las de sus campañas anteriores. Vencedor nuevamente, su presidencia sería fundamental en la historia de Brasil.
Kubistchek fue presidente de Brasil de enero de 1956 a enero de 1961, y sus cuatro años en el cargo estuvieron marcados por el optimismo y la sensación de que Brasil estaba finalmente en el camino de alcanzar su verdadero potencial. La agenda de Kubistschek se basaba en el desarrollo, ejemplificada en su lema “cincuenta años en cinco”. Esperaba alcanzar esta ambiciosa promesa con dos iniciativas clave, el Plan de Metas y la transferencia de la capital al interior mediante la construcción de Brasilia. El Plan de Metas se centraba en el desarrollo de cinco áreas clave -energía, alimentación, industria, educación y transporte- con el objetivo de modernizar y diversificar la economía brasileña. Esto se lograría en parte abriendo Brasil al capital extranjero, en particular a la industria automotriz. Kubitschek se aseguró de aplicar una nueva política de incentivos fiscales para atraer la inversión extranjera y dio la bienvenida al mercado brasileño a empresas como Volkswagen y Simca. Todo este capital entrante vio un aumento en la calidad de vida de algunos brasileños, ya que los electrodomésticos, como los televisores, se hicieron fácilmente disponibles.
El legado de la presidencia de Kubitschek sigue siendo una gran fuente de discusión. Kubitschek produjo un 80% de crecimiento en la producción industrial, contribuyendo a la modernización de la nación. Sin embargo, el gasto masivo que hizo todo esto posible también creó problemas para Brasil, como un aumento en la deuda nacional y la inflación. Sin embargo, Kubitschek dejó la presidencia triunfalmente en 1961, habiendo cumplido muchas de sus ambiciosas promesas. Fue sucedido por Janio Quadros.
“Brasil, cinco siglos de cambio”, Brown University
9. El fin de la pertenencia
El tipo de democracia social de mercado que prosperó en Occidente en las décadas de la posguerra era un contrato social no escrito, y uno de sus elementos vitales era la solidaridad económica: una promesa de que todos compartirían los frutos del crecimiento. El común denominador de la mayoría de aquellos que se movilizan detrás de los movimientos iliberales o nacionalistas es la sensación de que la economía ha cambiado en general para mal, y particularmente para personas como ellos. Detrás de este iliberalismo y nacionalismo se encuentra la reivindicación de que las oportunidades económicas que permitieron prosperar a las generaciones anteriores se han cerrado y reservado para una élite a la que la “gente normal” no pertenece. Los que se vuelven contra el orden occidental son los que se quedaron atrás, pero no solo eso: se sienten abandonados por los suyos, traicionados por las mismas élites que construyeron el sistema y a quienes se les confió la administración. Llamo a este fenómeno “el fin de la pertenencia” porque la noción de pertenencia captura los efectos psicológicos y sociológicos, y en última instancia políticos, de este cambio económico.
Extraído de “The Economics of Belonging: A Radical Plan to Win Back the Left Behind and Achieve Prosperity for All”, Martin Sandbu, Princeton University Press (2020)
10. El modelo alemán: capitalismo balanceado por una red de contención social y combate a los monopolios
El estudio del desempeño relativo de las economías de Alemania Oriental y Occidental ofrece un caso casi de texto sobre la diferencia entre el paradigma socialista y el capitalista. Sin lugar a dudas existieron otros factores que explican la diferencia, como ser el diferente trato recibido por las fuerzas de ocupación terminada la Segunda Guerra Mundial, o la continua migración de trabajadores calificados desde el Este hacia el Oeste. Sin embargo, estas dos circunstancias fueron también sintomáticas de los dos sistemas económicos opuestos: la economía de Alemania Oriental estaba en desventaja precisamente porque la Unión Soviética imponía su modelo de planificación socialista, mientras que la fuga de cerebros y capitales hacia el Oeste era una consecuencia de y una respuesta a los efectos del modelo socialista. En contraste con la imposición del modelo soviético en la República Democrática Alemana (Alemania Oriental), Alemania Occidental se benefició de la visión de libre mercado de pensadores como Walter Eucken y Ludwig Erhard, que la condujeron hacia su exitoso modelo de economía social de mercado: una economía capitalista, balanceada por una red de seguridad social y restricciones a la formación de monopolios.
Russell A. Berman, profesor de la Universidad de Stanford y senior fellow del Hoover Institution