Estoy preocupado por el atraso que hay en las operaciones quirúrgicas.
Ya conocemos los motivos, pero quiero referirme al otro lado del tema. Los que acompañamos el sufrimiento físico y psicológico de las personas que están esperando su operación no queremos imaginarnos más prórrogas para la suspensión de las mismas.
Las autoridades de nuestro país deberían considerar que estos meses significan músculos que están atrofiándose, drogas que ingresan al organismo para calmar dolores (en el caso, por ejemplo, de pacientes a la espera de prótesis de cadera) y muchos otros deterioros que nos hacen temer una difícil recuperación.
Esperemos que este 31 de mayo sea la última prórroga para la suspensión de las operaciones quirúrgicas.
Nuestro deseo es una mayor empatía de las autoridades.
Fernando Ramos
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