La nota que publicó La Mañana el miércoles 19 de mayo, escrita por Guillermo Silva Grucci, colaborador que semana a semana analiza con particular ingenio periodístico figuras de nuestro pasado histórico, generó una desubicada respuesta por parte del sobrino nieto de la Dra. Paulina Luisi, Héctor Luisi, que la compartimos con nuestros lectores. Por nuestra parte tratamos de esbozar algunas reflexiones con el ánimo de restaurar un enfoque acorde con el pasado, que el embanderamiento con ciertas expresiones del feminismo radical que hoy se vive, pretende alejar de la verdad histórica.
La insigne pensadora compatriota pionera en la participación de actividades académicas –en este caso la medicina- hasta ese entonces solo ejercida por hombres, siempre tuvo en La Mañana, una tribuna abierta a sus inquietudes, al punto que en el artículo en cuestión, se transcribe su opinión sobre el prestigioso matutino de aquel entonces “el gran diario político La Mañana, único que publica regularmente una sección dedicada al movimiento feminista…”.
Y con respecto al supuesto “conservadurismo” del Dr. Pedro Manini Ríos, conviene recordar que mantuvo en todo momento una estrecha amistad con el fundador del Partido Socialista Don Emilio Frugoni, amistad que se inició en los campamentos de la guerra civil de 1904. Y también es bueno destacar la fluida correspondencia que el político uruguayo mantuvo con el líder del socialismo europeo Jean Jaurès hasta pocos días antes de su inefable asesinato en el café “Le Bistrot du croissant”, coincidiendo en un todo con éste, en el desastre que significaría para la Humanidad dejar desencadenar una guerra de la magnitud que se avizoraba.
CARTA DEL LECTOR
Dra. Paulina Luisi
Guillermo Silva Grucci termina su cuestionable y ciertamente discutible artículo “El Feminismo de Paulina” sobre mi tía-abuela, la Dra. Paulina Luisi, publicado en La Mañana del 19 de mayo próximo pasado, preguntando “¿Qué diría ahora si viera en qué se ha convertido su ideario?”
Como uno de los 11 sobrinas y sobrinos nietos de Paulina Luisi, todos quienes mucho admiramos y atesoramos su memoria, me permito intentar dar una repuesta a la retórica pregunta del autor, y ofrecer algunos comentarios adicionales.
Creo que a mi tía Paulina le asombraría descubrir que tenía un ideario. Ella más bien era una persona de muchas ideas e inquietudes, algunas contradictorias, y casi ninguna fija. Pero suponiendo que en efecto tuvo un ideario, ella diría que el mismo no se ha “convertido.” Más bien, siendo científica, diría que su ideario ha evolucionado, y en la buena dirección, nutrido por los acontecimientos de las últimas décadas. Con aciertos y errores, sin dudas, pero con más aciertos que errores.
Dudo mucho que hubiese permitido que su supuesto ideario quedase suspendido en el tiempo. Idearios vetustos y estancados fueron justamente los que en un principio le impidieron a ella, a sus hermanas y a la abrumadora mayoría de las uruguayas a ingresar en la universidad, o a votar, o acceder a un sinfín de otras actividades caprichosamente reservadas a los hombres.
Mi tía-abuela era conocida en la familia por su sentido del humor, a veces tajante, y con frecuencia bastante cínico. Ella siempre fue muy cercana de sus cinco hermanas y dos hermanos. Una fue comunista y las otras o socialistas como ella, o batllistas, y sus hermanos, uno de ellos mi abuelo, también fueron batllistas. Sus padres, mi bisabuela y bisabuelo, eran libre pensadores, él italiano garibaldino, y ella francesa admiradora de Jean Jaurès. Con esos antecedentes familiares sospecho que a la tía Paulina le hubiese causado muchísima gracia haber sido recuperada por una publicación dirigida por integrantes de una familia conservadora de tradición riverista.
Creo que las observaciones en el artículo sobre el idioma le hubiesen divertido por tontas, y a la vez dado mucha pena que una publicación supuestamente seria ignorase que las lenguas, sus gramáticas y sus ortografías son dinámicas y no estáticas como parecen preferir algunos nostálgicos. Desafío a cualquiera que no sea un académico especializado en la materia a leer de corrido y comprender el 100% del Cantar de mío Çid en su castellano original, de las Canterbury Tales en su inglés original, del Pantagruel en su francés original, y de la Divina Commedia en su italiano original (abundan los ejemplos adicionales en múltiples idiomas).
En cuanto al tema del aborto, estimo que, valga la redundancia, siendo científica, hubiese analizado con cuidado el desarrollo de los estudios académicos sobre reproducción humana de los últimos 70 años antes de volver a pronunciarse sobre el mismo. En cuanto a las consideraciones éticas, me tomo el atrevimiento, con bastante cautela, de especular sobre tres aspectos de su posible pensamiento: primero, jamás se hubiese opuesto al aborto en casos de incesto y violación; segundo, jamás hubiese compartido los dogmas y doctrinas sobre el aborto de la iglesia católica; y tercero, jamás hubiese dejado de defender el principio que el aborto debe ser un tema entre la mujer y su médica.
Atentamente,
Héctor Luisi
NOTA DEL EDITOR
Cuando la historia habla por si sola
Estar abiertos a cualquier tipo de críticas o discrepancias con algún enfoque de La Mañana, ya sea de carácter político, filosófico, cultural o histórico, para nosotros no sólo es timbre de honor, sino que nos hace consecuentes con la mejor tradición de un centenario medio de prensa, que conoció la luz pública, en momentos en que nuestro país había comenzado a transitar con éxito el camino del civilismo democrático, dejando atrás la dilucidación de las diferencias políticas por medio de las armas, en endémicas guerras civiles.
Es un deber irrenunciable la defensa de la memoria de los ancestros biológicos por parte de los descendientes, sobre todo cuando estos ya han dejado este mundo y no pueden defenderse por sí mismos.
Nuestro colaborador Guillermo Silva Grucci, fue creando número a número una de las secciones más leídas de este semanario, con originales enfoques sobre figuras del pasado que han enaltecido nuestra historia y que en el páramo cultural en que están sumergidos la mayoría de nuestros compatriotas, ni siquiera saben que existieron. Una forma eficaz de devolverle la vida a un rico pasado en vías de extinción.
Claro que como fino periodista y agudo escritor, evita aburridas reconstrucciones simplistas en claves de blanco y negro.
Pero ocurre que cada vez es más común, para marcar cualquier tipo de discrepancia, echar mano a la descalificación gratuita o a falta de argumentos, encasillar al adversario dialéctico, en estereotipos simplistas.
El Sr. Héctor Luisi, está en todo su derecho de reivindicar la memoria de su tía abuela, Paulina Luisi, la conocida y destacada pionera del feminismo en nuestro país. Pero para hacerlo no tiene ningún derecho a ignorar documentados hechos históricos. Y menos aún sumarse a interesadas leyendas negras que han pretendido sistemáticamente ocultar el aporte del fundador de La Mañana, Pedro Manini Ríos a la causa social.
Bástenos recordar alguno de los postulados de la plataforma de principios del partido Riverista, cuando su fundador, que junto a Batlle y Arena fueron los adalides de las reformas sociales en el Uruguay de principios de siglo XX, se vio compelido a crear un nuevo partido cuya principal y casi única divergencia, con don Pepe, era por la inoportuna sustitución de la presidencia, por un cuerpo pluripersonal denominado colegiado.
Con fecha 15 de setiembre de 1916, el nuevo Comité Ejecutivo del Partido Colorado General Fructuoso Rivera se dirigió a todos los organismos departamentales del partido, comunicándoles que “lo que fue al comienzo una discrepancia sobre una idea, se transformó en una separación”; “nuestro programa, en sus móviles y en sus postulados tiene en ese cambio de la política gubernamental, la efectividad de una realización, después de haber sido consagrado en la lucha democrática por el veredicto popular”.
El nuevo partido basaba, obviamente, su programa constitucional, en la organización unipersonal del Poder Ejecutivo, pero restringiéndole las facultades; limitando el derecho al veto; ampliando la función ministerial y consagrando su responsabilidad parlamentaria; haciendo más efectivo el juicio político al presidente; ampliando las funciones del Poder Legislativo, especialmente en cuanto al derecho de interpelación y fiscalización de la Administración. En otros aspectos, se sostenía la generalización del derecho al sufragio; una amplia autonomía municipal, financiera y funcional; la descentralización administrativa; la independencia completa del Poder Judicial; la separación de la Iglesia y el Estado; la garantía de los derechos de reunión y asociación, y de la carrera administrativa.
Pero además agregaba en su plataforma electoral otros principios políticos, económicos, sociales, que parece útil hoy recordar. Desde su origen, una de las primeras propuestas de su programa fue reclamar los derechos políticos e igualdad civil para la mujer; el estatuto del funcionario público; el Código del Trabajo, con reglamentación del trabajo de mujeres y menores; seguros obreros para la inhabilitación; higiene y seguridad en los talleres; seguros para accidentes del trabajo; medidas para la desocupación forzosa; conciliación y arbitraje, como solución de la huelga; habitaciones económicas e higiénicas para trabajadores urbanos y rurales; mejoramiento y desarrollo de la asistencia; escuelas técnicas profesionales; construcción de escuelas urbanas y rurales, mejoramiento de sueldos y garantía en los nombramientos y promociones del personal docente; educación física obligatoria, cursos gratuitos de enseñanza vocacional, bibliotecas populares; reforma del régimen tributario, desgravándose los artículos de primera necesidad; fomento de industrias derivadas de la utilización de la materia prima del país, fomento de obras públicas y mejoramiento de los medios de transporte.
Era, por lo demás, y lo fue durante toda la trayectoria del partido, su líder e inspirador Pedro Manini Ríos, a quien vimos junto a Batlle y Ordóñez, empeñado en la obra de acelerado progreso económico y social y fue quien redactó el mensaje de ley de ocho horas y descanso semanal en 1911.
Y conviene dejar claro que este medio tan “conservador” fundado el 1° de julio de 1917, aparte de no apearse un ápice de las conquistas sociales, agregó desde el inicio a su prédica diaria, una acendrada defensa del voto secreto, de la representación proporcional y sobre todo bregó por desterrar la práctica antidemocrática del dirigismo electoral, -que de “influencia directriz” pasó a llamarse hipócritamente “influencia moral”-, para seguir ejerciendo la misma nefasta distorsión de las Libertades Públicas.
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