Hay quienes no gustamos del verano (más de los que se cree), pero la tranquilidad del mes de enero, se esté donde se esté, invita a pensar, especialmente a la hora de la siesta, que tampoco a todos gusta. A fines de diciembre uno se reúne con gente conocida, de aquí y de allá e intercambia ideas y un tema recurrente en esas veladas fue por qué perdió la Coalición en los pasados comicios.
Se han dado múltiples respuestas que no voy a repetir, aunque claro, cero autocríticas, al menos hasta ahora y muy posiblemente nunca. Pero para algunos los motivos básicos fueron tres, a saber: 1) el ataque despiadado, pertinaz, casi desembozado de la Torre Ejecutiva a Cabildo Abierto, que era el que había permitido la victoria de 2019; 2) la falta de respuesta adecuada de esa misma fuerza política ya sea por ingenuidad, inexperiencia política, personalismos, falta de estructura, etcétera; 3) el factor Mujica. Sí, como se lee. Salió a embarrar la cancha sin que nadie, salvo el ministro Mieres, saliera a contradecir sus enormes errores, para no usar otra palabra.
Lo que dice Mujica es palabra santa para todo el espectro político uruguayo. Será cosa de Ripley, pero lo es. Ya lo había intentado en el 2019 logrando reducir muchísimo la diferencia en contra en la segunda vuelta, pero claro, allí estaban los 270 mil votos de Cabildo que aguantaron la embestida, mientras que en noviembre pasado, un Cabildo golpeado desde afuera y casi autodestruido, con solo 60 mil votos, no pudo salir al salvataje. Por supuesto que esto no se puede acreditar con un certificado notarial, pues la política y la escribanía corren por separado.
Sigamos pensando: vienen las elecciones departamentales y municipales en un culebrón electoral de casi nunca acabar. Ahora es enero, la elección es a fines de mayo. Si se improvisa –como se viene haciendo desde hace mucho tiempo y especialmente en Montevideo– se obtendrá el mismo resultado de siempre. Que nadie diga que no se sabe. Esto trae el recuerdo de las últimas elecciones generales en España, que a la postre ganó el PSOE porque la fecha fue ubicada inteligentemente a fines de julio, cuando muchos votantes del PP (partido inocuo si los hay) estaban disfrutando de las playas portuguesas o griegas.
Y resta una incógnita, o casi. ¿Así que muchos –especialmente por Rincón del Cerro– sabían que hubo testigos que falsearon la verdad en causas supuestamente relativas a inexistentes delitos de lesa humanidad? Algo se había hablado en su momento, en recuerdo de un caso de Paso de los Toros, cuando un testigo afirmó que reconocía, décadas después, a un supuesto oficial de ojos azules. Memoria de elefante el hombre, sin duda. Pero que eso fuera tan generalizado, no. ¿Por qué se pone de manifiesto ahora? Buena pregunta, hay que imaginarlo, aunque no es tan difícil. Disparo por elevación al Partido Comunista e intento de atraerse a la familia militar bregando por los cautivos de Domingo Arena. Hay que estar atentos porque puede haber más noticias para este boletín, como decía Radio Colonia.
Pero para el estribo queda la recomendación de leer la nota del senador Guillermo Domenech en la última edición de La Mañana, no solo por lo que dice que ayuda a comprender muchas cosas sino porque quien la escribió es además de jurista un hombre que sabe usar esos estribos.
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