Desde que se fundó Cabildo Abierto hace dos años, el semanario Búsqueda se ha dedicado constante y empeñosamente a denigrar al novel partido, a su líder, a sus dirigentes y hasta sus militantes. Los métodos son varios, pero el objetivo es claro: instalar en la opinión pública el concepto capcioso de que Cabildo Abierto es peligroso para la institucionalidad, la república y toda una letanía de categorías que muy poco se ajusta a la realidad. ¡Foul para la tribuna!
Deseamos que queden claras dos cosas: que esta edición semanal de La Mañana no es, ni aspira a ser el órgano, ni oficial ni oficioso, del Partido Cabildo Abierto. Se retomó el logo del prestigioso matutino, 46 años después que le fue arrebatado a la familia Manini, con la única intención proseguir el camino iniciado en 1917 en defensa de las libertades públicas y mantener enhiesta la bandera de un periodismo transparente y veraz, acorde a la tradición de sus fundadores.
Búsqueda en este mismo período, se ha destacado por un esfuerzo de agresividad constante, en base a la manipulación que hace de la información, la forma de sesgar las entrevistas y la taimada virulencia de sus ataques.
A mediados del año pasado se descuelga con fragmentos -aislados y sacados de contexto- de una conferencia realizada por zoom en que el senador Manini Ríos mantuvo con su militancia. Información obtenida al mejor estilo hacker. No satisfechos con eso, al poco tiempo publica (por supuesto, sin consultar al implicado) una grabación captada en forma clandestina al diputado Eduardo Lust, por Adrián Puppo, el cual a esta altura, más que agente de los “servicios” como se creía, ahora pensamos que está contratado por los que de las sombras actúan como mandantes de una publicación de alta gama, que se recubre de enjundia académica para ocultar los aviesos fines políticos que persigue.
Hace un año pretendía desprestigiar la imagen de la recién nombrada Ministra de Vivienda, acusándola de ser beneficiaria del Instituto Nacional de Colonización. Y por más que Irene Moreira aclaró que no era colona, la siguieron involucrando con torba intención. Utilizando sus redes de informantes pagos, pretendieron enchastrar al vice ministro de Defensa Nacional por una supuesta deuda con el BROU que su monto era inferior al de su sueldo de un mes. En ese sentido captaron declaraciones del C/N (R) Gaston Bianchi, de expresiones vertidas en coloquios íntimos de facebook, en noviembre del año 2019, cuando aún no se había conformado el nuevo gobierno, y frustraron su designación como director de ANP.
Su mayor perfidia se pone de manifiesto cuando logran hacer caer a alguno de los nuevos diputados -e inexpertos políticos- de CA, que sin malicia y casi con candidez, acceden a una entrevista, donde de lo único que le interesa es entresacar de sus palabras, todo aquello que pueda entrar en colisión con sectores -que aunque minoritarios- van marcando la agenda de lo “políticamente correcto”. Caso del diputado Martín Sodano con el tema aborto. O el caso de la diputada Elsa Capillera, donde quedó de manifiesto notoria mala leche, al encabezar la nota, poniendo en labios de la legisladora que recién asumía su banca, como respuesta, los conceptos que estaban en la pregunta que le formulaba el propio semanario.
Esto hace evidente que se trata de un esfuerzo sistemático dirigido desde su propia central no visible. ¿Cui bono? ¿Quién se beneficia? Esta es la pregunta que se deberían hacer sus lectores. Lo absolutamente cierto es que Búsqueda ya cayó hace tiempo en esa trampa tan común en la historia de justificar los medios utilizados en aras de un fin superior, solo revelado a los iluminados que conviven en su redacción.
Dos números atrás, en nuestra columna editorial, evocábamos a un Best Seller escrito por Taylor Caldwell, titulado Capitanes y Reyes, que supo hacer historia. La tesis de la amena novela, es que el mundo está manejado por personas diferentes a los que saludan a las multitudes desde los balcones. Detrás de los “reyes” poderes visibles, están los “capitanes” que manejan el poder entre bambalinas. No se trata de introducir una esquemática y gris teoría conspirativa, sino que forma parte de la más cruda realidad. El tema es saber en qué lugar de la noche debemos alumbrar con el foco…
En nuestro país es muy común que personas o instituciones o ciertos medios, pretendan erigirse en acusadores. Vieja estratagema la de acusar para no ser acusado. Para erigirse en fiscales de la nación y estirar el índice acusador hay que tener credenciales. No creemos en el hombre químicamente puro, Ramón Díaz una gran figura de nuestro país pensante, hablaba a menudo del “pecado original”. Pero sí aceptemos la cazurra sabiduría popular, que dice que no hay que tirarle piedras al vecino si se está sobre un tejado de vidrio.
Hay que tener credenciales para medir la credibilidad institucional o para incitar a desconfiar de determinados sectores políticos. Y no solo hay que tenerlas, sino también aparentarlas.
En esta carrera, uno de los exámenes ineludibles que hay que tener aprobado, es el posicionamiento frente al quiebre de nuestro sistema institucional.
Mucho se ha discutido en la fecha que se produjo el golpe de estado. Como también cuáles fueron las causas que lo provocaron.
Pero no cabe duda que fue en la fría madrugada del 27 de junio de 1973 que se produjo un sustantivo cambio institucional en nuestro país. Poco antes del golpe, el Senado celebró una postrer sesión extraordinaria donde la punzante voz de Wilson que retumbó sonora, quedó para la historia. Pero no hay que olvidar que después de él hicieron uso de la palabra 15 parlamentarios de todos los partidos políticos. Estos fueron los que con más o menos sinceridad, los oponentes visibles al quiebre.
A la hora de buscar culpables se hace difícil juzgar la actitud de cada uno de los protagonistas, a tanta distancia y fuera del contexto que se vivía en aquel entonces. Se podría ser cauto, se podría guardar prudente silencio o se podría creer ingenuamente que al país se le abría una nueva instancia, al margen de los andariveles constitucionales.
Lo que si resulta más criticable son las adhesiones por razones económicas o por afán de lucro.
Recientemente fundado como mensuario, Búsqueda en aquel entonces, ya era un órgano de opinión de innegable gravitación en los sectores empresariales.
En su número de Junio/Julio emite su opinión sobre el cierre del Parlamento: “El árbol que se seca pierde gradualmente su vigor”, afirma por lo alto, en tono de pretendido corte poético como para disimular la gravedad de la decisión, en un largo editorial justificando su adhesión al golpe de estado. “Su tronco, vuelto rígido, esponjoso, frágil, a través de los años, se quiebra un día de vendaval. Las interrupción del orden constitucional de 27 de junio fue semejante a la caída del árbol seco; una discontinuidad dentro de un largo proceso; la exteriorización de un estado de cosas que había ido gestándose en la intimidad del cuerpo social”. Podría no haber dicho nada o mirar para el costado. Pero seguramente algunos de sus mentores entendían que se les abría la gran oportunidad de manejar la cosa pública no como “reyes” dando la cara, sino como “capitanes” entre las bambalinas del poder.
Y son consecuentes en el tiempo que duró el gobierno cívico-militar. En 1980 en los meses previos al plebiscito convocado por la dictadura algunos de sus directores expresaban públicamente su apoyo al “SI”, y uno de ellos cándidamente, haciéndose el distraído, explicó que “ello significa avalar una conducción económica que me parece acertada. Sin entrar a analizar el texto jurídico de la nueva Constitución, el voto afirmativo significa la aprobación de una política económica”. Claramente para Búsqueda -y en particular para sus propietarios actuales- la economía (sobre todo la de ciertos robustos grupos económicos) prima sobre la democracia, tal es la confusión de valores. Pero por lo menos en esa época lo admitían frente a sus lectores.
Búsqueda se ha destacado por un esfuerzo de agresividad constante hacia Cabildo Abierto, en base a la manipulación que realiza de la información
Végh Garzón el fundador, un buen padre de familia
De hecho, el semanario fue fundado por Carlos Végh Garzón en 1972 para dar soporte mediático a las políticas económicas que su hijo el Ing. Alejandro Végh Villegas iría a implementar a partir de 1974, primer ministro de economía escogido por la dictadura. De hecho el golpe de 1973 encontró en la publicación un apoyo entusiasta, y a veces hasta servil, subiéndose –como tantos otros grupos de poder- al carro del gobierno de turno. Efectivamente, no se encuentra durante todo el período una sola palabra de condena al “proceso cívico-militar” dentro de las páginas del semanario amante de Hayek y las ideas libertarias. No hay una sola línea de condena a la brutal represión, ni a los derechos humanos ultrajados.
Búsqueda en la década del ´70 alcanzó dimensiones regionales, (al igual que el Partido Comunista Argentino), se convirtió en el mayor apologista de las políticas económicas llevadas adelante por Martínez de Hoz, el ministro de economía de la Junta dictatorial argentina, responsable de la “tablita”, la desindustrialización y la debacle económica más estrepitosa en la historia del país hermano que hace eclosión en 1982 (ver recuadro). Extraña coincidencia para los que observan el espectro político como una línea recta. Pero perfectamente lógica si se tiene en cuenta la raíz común de dos ideologías sólo superficialmente enfrentadas, y que en realidad comparten su priorización de lo económico y lo universal por encima de lo social y lo nacional.
El semanario inauguró un nuevo ciclo en 2004, cuando fue adquirido por un grupo supermercadista por una cifra cercana a los tres millones de dólares. En el año 2000 el grupo local se asoció con el francés Grupo Casino, acuerdo que le permitió hacerse del control de las principales cadenas de supermercados de nuestro país. Esto terminaría dándole un nuevo giro de utilitarismo al semanario.
Si bien desde sus páginas editoriales se continuó haciendo profesión de fe neoliberal, sus páginas interiores fueron de a poco adaptándose a las necesidades del grupo controlado por el argelino Jean-Charles Nouri, el arquitecto de una pirámide financiera y contable que se ha dicho que dejó a su grupo en concordato de acreedores en mayo de 2019. “El problema principal con Casino es que sus estados contables no sirven en lo más mínimo para comprender la pobre salud de la empresa. De hecho no distinguen entre lo que casi no tiene y lo que debe”, acusaba Carson Block, principal del fondo estadounidense Muddy Waters.
De a poco esta falta de transparencia que Nouri imponía a sus controlados fue permeando al semanario, que terminó cubriendo la vida íntima del expropietario de Tienda Inglesa, su principal competidor.
Al mejor estilo en propinar golpes bajos, pretendieron ensuciar la imagen del empresario Robin Henderson, pionero de un exitoso estilo de supermercado, muy querido por sus empleados y colaboradores y que siempre priorizo el bienestar de sus trabajadores a la avidez por el lucro.
El espionaje como arma política, Hoover y Montesinos en Uruguay
Con la grabación realizada ilegalmente al coronel Montagno, Búsqueda parece haber descendido varios peldaños más en su desenfrenada carrera hacia los bajos fondos.
La historia nos presenta numerosos ejemplos de personajes -que se autoconsideraron poderosos- que cayeron en la misma trampa. Desde el presidente Nixon hasta el tenebroso Vladimiro Montesinos, el hombre fuerte del presidente Fujimori en Perú. Ambos intentaron justificar sus cuestionables prácticas en una pretendida protección de los intereses superiores de sus respectivos países. Richard Nixon, un ex acólito Joseph McCarthy, vivía preocupado en conocer la vida privada de sus seguidores y de sus adversarios políticos.
Al igual que el obsesivo director del FBI John Edgar Hoover, no vaciló en contratar espías y hacer colocar micrófonos para captar conversaciones privadas y acumular archivos secretos sobre la vida de numerosos líderes político. Posiblemente sin practicar el chantaje sistemático que había hecho de Hoover una pieza intocable del tablero político de los Estados Unidos, lo que le permitió intimidar y amenazar a ocho presidentes con los que convivió en su puesto de director de inteligencia. Harry Truman protestó en algún momento “no queremos una policía secreta o Gestapo…”
Nixon, mucho menos inescrupuloso y seguramente más torpe y menos profesional que el director vitalicio del FBI, terminó su carrera política con el famoso escándalo de Watergate cuando pretendió grabar las conversaciones en el Comité Nacional del Partido Demócrata y renunciar a la presidencia. No terminó preso porque su sucesor Gerald Ford hizo uso del indulto presidencial.
Montesinos se había convertido en el símbolo del combate a la guerrilla de Sendero Luminoso, y aplicaba todo tipo de prácticas extorsivas. Pero el tiempo terminó demostrando que el bien superior a proteger era su poder y sus propios intereses.
El argumento de Búsqueda para adquirir una grabación efectuada en el despacho de un funcionario es que se trata de un bien público –un derecho de la ciudadanía-conocer que opina un funcionario en su intimidad sobre un colega, el gobierno o cualquier otro tema relacionado con la política. Llevado al extremo, este argumento podría ser el sueño de muchos aprendices de Montesinos o de Hoover.
Que todo funcionario público de cierta jerarquía sea grabado permanentemente por alguna autoridad, no sea cosa que en el momento menos pensado revele algún pensamiento reprimido sobre el gobierno o la coalición. ¿Suena familiar el argumento? ¿Dónde están los que se rasgaban las vestiduras sobre el supuesto “espionaje en democracia”? ¿Será que Búsqueda tiene prerrogativas de justicia “alternativa” no permitidas al resto de los ciudadanos? ¿Cuándo tardaremos en ver que los políticos empiezan a grabarse unos a otros en forma preventiva? ¿Qué diríamos si los servicios de inteligencia del Estado grabaran a los dirigentes políticos? Sin lugar a dudas estos hábitos y delirios montesínicos no conducen a nada bueno para la convivencia política de nuestra República.
El problema esencial con este tipo de prácticas utilizadas por todos los gobiernos totalitarios es que termina destruyendo exactamente lo que supuestamente pretendían proteger, y esto es, la democracia. ¿A qué responde entonces este giro de Búsqueda? ¿Será que el semanario está tomando decisiones para preservar su propia economía ante la negativa de sus actuales propietarios a seguir enjugando pérdidas?
Capitanes y Reyes
¿Debería la coalición de gobierno quedar de rehén de este medio que, semana a semana, encontró una ingeniosa manera de dividirla? ¿Qué motivos tiene para estimular la fragmentación política de la nación? ¿Por qué puede hacer Búsqueda con impunidad algo que no se le permitiría a los propios servicios de inteligencia del Estado?
Pensando en clave de “Capitanes y Reyes” el semanario de los jueves es apenas un iceberg, lo que se ve en la superficie es apenas una parte ínfima de lo que se esconde bajo el agua.
Y a la parte que permanece oculta ¿qué es lo que le produce tanto temor del novel partido Cabildo Abierto? ¿Será el Consorcio del Ferrocarril? ¿Será la Ley Forestal o la Ley de Usura? ¿Serán los desmedidos beneficios con la energía eléctrica?
La lista de intereses que no se compadecen con el Bien Común podría ser interminable. Seguramente lo que más obsede a ese poder entre bambalinas es enfrentarse a dirigentes independiente y dignos. Y sobre todo que no han podido ser captados por los verdaderos tentáculos del poder no visible.
Lo absolutamente cierto es que en ejercicio de la plena libertad de prensa que rige en nuestro país, Búsqueda introduce semana a semana una semilla de disgregación en la política nacional, instalando la noción que la confianza es mala y la sospecha es buena. Corresponde a los lectores juzgar; el juicio de la historia llegará tarde o temprano.
Búsqueda y las privatizaciones: la “presión de los modelos externos, cuya pertinencia es innegable”
“En recientes declaraciones, el ministro de Economía de la República Argentina, Dr. José Alfredo Martínez de Hoz, anunció que era inminente la reforma de las empresas estatales. Estas se convertirán muy pronto en sociedades anónimas y se regirán por el derecho privado. ´Publicarán sus balances´, agregó el Dr. Martínez de Hoz, señalando que hasta el presente los balances de las empresas estatales constituían, ´o un misterio, o un engaño´…
…La misma reforma argentina viene a acentuar la impresión de exótico anacronismo que en cualquier observador medianamente informado de la realidad internacional producen los entes autónomos uruguayos. Nosotros nos inclinamos a pensar que sus días están contados. Nos parece inverosímil que los hombres que ejercen el poder en nuestro país puedan prolongar por más tiempo su pasividad ante la presión que se deriva de los modelos externos, cuya pertinencia es innegable. Y nos negamos a aceptar que continúen por mucho tiempo más desafiando al tribunal de la historia, que ya frunce el ceño, ominosamente”.
Editorial de Búsqueda de abril 1977
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