Estimados señores,
Leyendo su publicación considero algunos temas para profundizar y discernir. Una de sus notas titulada: “Zona del Santoral”, Canelones, referida a pequeños productores hortícolas, me hizo retroceder al período 2009-2011 en que un grupo de aproximadamente 80 voluntarios de la Universidad de Montevideo, junto a psicólogos, arquitectos, técnicos agrarios, ingenieros agrónomos y amigos, trabajamos intensamente en el Comcar, hoy dependencia del INR. El suscripto en ese entonces ocupaba el cargo en la comisión honoraria del patronato de encarcelados y liberados. Llevamos a cabo reuniones con las autoridades y su anuencia, planes, reuniones formativas, el rugby, música, expresiones de arte en los salones de visita, plaza de niños, el jardín de entrada, la socialización, la solidaridad y muchos otros capítulos de donde me permito destacar una experiencia en el módulo 3, de una quinta de 4000 mts2 para abastecer de diferentes productos, superficie que recuperamos con tierra nueva (varios camiones) fertilizantes, abonos, y un regadío estudiado debidamente, donde producíamos diversos cultivos para asistir la alimentación del sector.
La experiencia dio un excelente resultado. Las plantaciones prosperaron y se creó un grupo estable de reclusos bajo la dirección de profesores donde se destaca la capacidad de uno de los integrantes de los residentes, quienes se educaban en la materia agropecuaria y habilidades afines.
Seguiré contándoles que junto al trabajo y la labor didáctica se compraron y se donaron insumos, plantas, semillas, caños de riego, herramientas. Todo dio un buen balance en ejecución, productividad, consumo y rehabilitación.
Fue una prueba sin costo y en conjunto de otras acciones y gastos, destacando una labor totalmente honoraria, durante un largo período y buenos resultados que duró unos años, cesado abruptamente, sin razón y suspendido toda continuidad.
Han pasado los años y ustedes me hacen renacer la idea. Era un gran emprendimiento que partía de la realidad, que se desarrollaba muy bien, y quería ser la simiente del abastecimiento carcelario. Permítanme inquietar a los lectores para volver a sembrar la idea y formar cultivadores especializados.
Enio Collazo
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