El desconcierto que ha generado en estos últimos días la constatación de los primeros casos de coronavirus en nuestro país ha sido muy grande y no recordamos antecedentes en los últimos 50 años. Si bien es un fenómeno que lleva tres meses golpeando al mundo, a nosotros nos tomó un poco de sorpresa porque el nuevo gobierno fue quien responsablemente tuvo que asumir todo el paquete de medidas a escasos días de asumir.
Conviene destacar que tanto el Presidente Lacalle Pou como la coalición de gobierno actuaron con premura, con responsabilidad serena y no se dejaron cobrar al grito de sectores que reclaman “cuarentena total”. No sabemos si su apresuramiento responde a que son víctimas del pánico generalizado o por la artera premisa de política revanchista de “cuanto peor, mejor”. Ahí se agrupan desde los que pretenden movilizar las fuerzas de seguridad con la máxima severidad, hasta sacar al ejército a la calle, para controlar que los ciudadanos se queden en su casa, como se está haciendo en Perú y Chile, sin medir las consecuencias. Se olvidan de que hay tareas que no se pueden dejar de hacer, ignoran que la mayoría de la gente necesita seguir trabajando no solo para pagar sus cuentas, sino porque son indispensables a toda la sociedad.
Comparto con la escritora uruguaya Marcia Collazo la opinión de que “…hoy se apela a la individualidad y al egoísmo del sálvese quien pueda, a la idea de participación se reemplaza por la de protección de uno en uno, dando origen a la comunidad del miedo… Se ve que la alarma sanitaria instalada en Uruguay ha desatado un germen acaso mucho más letal, por sus inimaginables derivaciones sociales, que es la locura colectiva…”
Desde Perú también nos llega un video de Ricardo Belmont, empresario y periodista peruano, que se resiste a ser retirado de la playa por la policía, cuando tomaba un baño en el mar. “…El coronavirus mundialmente es la palabra más escuchada al día de hoy, ya nadie habla de la corrupción, ahora es el coronavirus. Y a todos los grandes corruptos que manejan los elementos del poder, llámense medios de comunicación, bancas, finanzas, les conviene que la gente tenga miedo porque se ponen en venta los valores de las cosas, el hombre pierde la confianza en sí mismo, entra en pánico colectivo. Y hoy día los que se están enriqueciendo con esto son, cien, doscientas o quinientas personas en el mundo…”
“…Es la pandemia del temor versus la pandemia de la enfermedad y la verdad. Vamos a ver si en el tiempo esto se cae a pedazos cuando las grandes corporaciones cambien de dueños, los que tienen efectivo comiencen a comprar las acciones que están perdiendo su valor en el mundo entero y que quiebren los pequeños negocios. Esto está contribuyendo a una desgracia colectiva sin precedentes….”
“Hay un ratio mundial del índice de muerte de coronavirus, es el 3%, igual que cualquier gripe, más gente se muere tomando alcohol, de cáncer, de diabetes, de neumonía y también en la Amazonía del Perú, de dengue. El dengue superó ampliamente a esta enfermedad, al menos en el Perú. Entonces estamos frente a una extraordinaria manipulación jamás vista en la historia de los medios de comunicación. Con este clima de miedo, la gente se olvida de la corrupción, se retrae en su casa y no sale a la calle, quiebran restaurantes, negocios, gimnasios, es decir una locura colectiva que algún día la gente se dará cuenta…”
Esperemos que estas reflexiones sirvan para centrar la tragedia que estamos viviendo los uruguayos en sus verdaderos ejes. Y que no dejemos que la angustia generalizada que en mayor o menor grado todos padecemos y sea utilizada por fuerzas inescrupulosas.