El senador Sabini declara que la regularización ha sacado el cincuenta por ciento del mercado a los narcotraficantes. Pero no presenta ningún trabajo serio sobre el tema, entre otras cosas porque es prácticamente imposible hacerlo. Todas las encuestas hechas son dentro del sistema formal educativo. Como así lo declara la IX Encuesta Nacional sobre consumo de drogas en estudiantes de enseñanza media (2022). Excluye por inaccesible a toda la franja fuera del sistema, los ni ni, los que no estudian ni trabajan. Mientras tanto, los profesores declaran el aumento explosivo de alumnos entrando a clase fumados que han experimentado en estos últimos años, y el aumento de la deserción en secundaria año tras año.
Declara que no ocurrió un aumento desenfrenado. Sería deseable definir “desenfrenado” porque al recorrer plazas, caminar por la rambla o en cualquier espectáculo público abierto nos inunda el inconfundible olor a porro. Declara, sin respetar los estudios científicos hechos por el Cudim, que no todos los que consumen drogas tienen un uso problemático.
Es hora de dejar de decir pavadas, cualquier consumo de drogas es problemático. El uso reiterado de cannabis puede producir alteraciones a la capacidad cognitiva de la persona, ni que decir de pasta base o cocaína.
Su definición de “problemático” parece referirse al hecho consumado de un adicto que no puede parar. Resulta absurdo que la sociedad permita que una persona se enferme de adicción, mientras lo llamamos consumidor “social” para luego llamarlo “consumo problemático”, definición que se aplica cuando la persona ya es considerada enferma adicta. El Estado entonces debe incurrir en un costo altísimo tratando de recuperarlo por el resto de su vida.
Define como buena la política antitabaco, que prohibió la exhibición, cargó la cajilla con imágenes conmovedoras y se educó promoviendo el no consumo.
Con la marihuana se promueve todo lo contrario; la eliminación del registro, el turismo cannábico y la libertad de venta en cualquier lugar.
Tabaco no, cannabis Sí. Incoherencia total. Que la consuma, no implica que deba promoverla.
Prohibimos manejar habiendo consumido alcohol, necesitamos una receta verde firmada por un médico para comprar un medicamento que tiene el potencial de generar adicción. Pero queremos vender cannabis y cocaína en todo comercio libremente.
Declara que no hay estudio que compruebe que el cannabis es puerta de entrada a otras drogas. Pero no dice que jamás se hizo un estudio de cómo entraron las decenas de miles de consumidores de pasta base a consumirla.
Hay más de tres mil plazas en el sistema privado atendiendo adictos. Más de un 95 por ciento declara que empezó consumiendo marihuana y alcohol. Tenemos veinticuatro mil presos, el noventa por ciento consume droga, nadie les pregunto cómo empezaron a drogarse.
La parcialidad de sus declaraciones solo demuestra el interés por liberar sin medir consecuencias. Sabini sigue sin escucharnos, ni atendernos. Nosotros seguimos reclamando una mesa amplia nacional y pública de diálogo sobre el tema drogas.
Fundación Madres del Cerro
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