El siglo XIII a.C. supuso el apogeo de los florecientes imperios y reinos del antiguo Mediterráneo. El Egeo y el Mediterráneo oriental fueron el centro de algunas de las civilizaciones más avanzadas del mundo. En el Egeo la cultura micénica se encontraba en pleno auge, con ciudades poderosas como Micenas y Tirinto en Argólida, Pilos en Mesenia, Atenas en el Ática, Tebas y Orcomeno en Beocia, Iolkos en Tesalia y Cnosos en Creta. Los hititas forjaron un vasto imperio que abarcaba gran parte de Anatolia, la región noroccidental de Siria, y se extendía hacia el este hasta la Alta Mesopotamia. En el Levante, las ciudades costeras cananeas prosperaban gracias al comercio entre Egipto y Mesopotamia, y Canaán era la esfera de interés de los imperios egipcio e hitita. En Egipto, el Reino Nuevo alcanzó su apogeo durante el próspero reinado de Seti I (1307-1296 a.C.) y Ramsés II (1292-1281 a.C.). Sin embargo, la estabilidad política y social en el Egeo y el Mediterráneo oriental se fue desmoronando gradualmente a finales del siglo XIII a.C. El final de la Edad del Bronce fue una época de incertidumbre y de conflicto culminante. Las principales civilizaciones del Egeo y el Mediterráneo oriental decayeron, hasta que finalmente colapsaron, causando un derrumbe cultura que se extendió por aproximadamente 300 años.
Los testimonios históricos que documentan la crisis son escasos pero muy informativos con respecto a la escasez de alimentos que se extendió por el Mediterráneo oriental. Cartas y tablas de arcilla de Turquía, Siria y Egipto narran el deterioro progresivo de las condiciones y subrayan las reivindicaciones por alimentos durante tiempos muy duros para la población. En el tramo medio del Éufrates, al noreste de Siria, tablas de arcilla que datan aproximadamente del 1190 a.C. y proceden de la ciudad de Emar, evidencian el deterioro de las condiciones de vida en las zonas del interior devastadas por una grave escasez de alimentos y un asombroso aumento de los precios del grano en el “año de penuria/hambruna”. En Mesopotamia, fuentes escritas de Babilonia y Asiria también describen pérdidas de cosechas, hambrunas y peste en el periodo 1150-930 a.C.
En Anatolia, una marcada escasez de alimentos quedó revelada con una tabla de arcilla (datada a finales del siglo XIII a.C.) que menciona envíos de grano desde las tierras fértiles de Egipto hacia el reino hitita (hoy Turquía). Hattusa, su capital, dependió de las importaciones de grano durante su último siglo de existencia. La primera mención a la escasez de grano aparece durante el reinado de Ramsés II (1292-1281 a.C.), en una carta enviada por la reina hitita Puduhepa que afirmaba ‘No tengo grano en mis tierras’. Tras el tratado de 1259 a.C. entre Ramsés II y el rey Hattusili III, se pudo importar grano desde Egipto a Anatolia con regularidad. El Reino Hitita dejó de ser autosuficiente en la producción de alimentos y pasó así a depender de las importaciones. En Egipto, mientras la población sufría la hambruna durante el reinado del faraón Merenptah, se intentó paliar la situación en Ugarit enviando cargamentos de grano. El descenso del caudal del Nilo durante el reinado de Ramsés III (1196-1185 a.C.) provocó pérdidas de cosechas y disturbios. A partir de Ramsés IV (1165-1154 a.C.) y hasta Ramsés XI (1110-1100 a.C.), el país descendió en el caos, período que coincide con el final del Imperio egipcio, arrastrado por el colapso de la autoridad nacional, la crisis económica y la hambruna, que culminaron en una guerra civil y el saqueo de las tumbas reales…
La crisis de la Edad del Bronce tardía fue una larga y compleja espiral de decadencia que coincidió con el inicio de un período de 300 años de sequía hace 3200 años. Este acontecimiento climático y el colapso de la Edad de Bronce tardía han sido erróneamente atribuidas a un declive cultural local o han sido extrañamente situadas en Grecia. Incluso si persisten incertidumbres sobre las dimensiones espaciales del fenómeno climático, su duración y cómo se vieron afectados los patrones de circulación, queda en evidencia la vulnerabilidad agro-productiva de las antiguas sociedades mediterráneas a los cambios medioambientales.
David Kaniewski (Universidad Toulouse III, Francia), Guiot J. y Van Campo, E., en Wiley Interdisciplinary Reviews, mayo de 2015.
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