Hace casi un año escribí una columna que tiene de titulo: “Se rompieron los brazos de yeso”.
Dicha columna está enfocada en la discusión en diputados sobre la ley forestal impulsada por Cabildo Abierto. El análisis no es sobre el contenido de la ley, ni profundiza sobre el tema forestación, es más bien sobre cómo se dio el debate, la postura que tuvieron los partidos y sus legisladores en ese momento, donde realmente faltaron argumentos pero sobraron escusas para impedir el debate y que pase la ley al Senado.
Más allá del anuncio tan prematuro del presidente para vetar esta ley, tuve mucha expectativa que esto iba a cambiar, que el tema iba ser bien visible, con información, aportes y búsquedas de amplios acuerdos por todos los partidos, en la búsqueda de beneficiar a la producción familiar y el cuidado de los recursos naturales.
Pero me equivoqué, lamentablemente eso no pasó, la postura de los partidos tradicionales y del presidente, fue la misma que tuvieron cuando se trató la ley en diputados.
Pobreza de argumentos y la evasión al debate
En el senado reafirmaron el mismo desinterés con las intenciones de dormir el proyecto o dejarlo morir. La amenaza de veto para intentar frenar la discusión estuvo siempre arriba de la mesa y se repitió hasta las últimas horas. Y dos días antes de la sesión, se presentó un decreto para intentar impedir la discusión. Ya en el debate parlamentario se siguió con el mismo criterio, la sesión fue tan corta como nunca, y cambiaron constantemente el foco del debate. Quiénes se oponen a la ley casi ni argumentaron sobre la problemática en sí, el interés estaba más bien en entreverar y en querer desprestigiar la ley por quienes la acompañaban.
En el medio apareció muy visible la difusión de la opinión del sector forestal y la promoción de las empresas celulósicas, pero casi no aparecieron las voces de una enorme cantidad de organizaciones de productores, sociales y ambientales, que también mucho tenían para decir y para aportar. El caso del movimiento Un Solo Uruguay rompe los ojos, como pasó a ser prácticamente ignorado e invisibilizado, por muchos de los que ayer los apoyaban y difundían en el rol de oposición al gobierno anterior.
La pobreza de argumentos y la evasión al debate, también se dio en las críticas hacia Cabildo Abierto por impulsar y defender esta ley.
Se los acusa de querer prohibir y oponerse a la forestación, cuando el planteo estuvo siempre claro en poner límites y equilibrar con otras actividades productivas.
Se los trata de “irresponsables por querer cambiar las reglas de juego”, cuando es un partido que no existía ni por asomo cuando se empezó a instalar la forestación. Además de que lo razonable es agiornar y no mantener la rigidez de políticas decididas hace 30 años en otro contexto.
Se les atribuye intereses electorales cuando desde el primer día de su aparición puso éste tema arriba de la mesa a través de su líder Guido Manini Ríos, que expresó en reiteradas veces la preocupación por la problemática y el compromiso de Cabildo Abierto de presentar propuestas concretas para atenderlas.
Se les reclama prácticamente como una traición haber coincidido en la mayoría con el Frente Amplio, cuando también se cansaron de decir que las propuestas que sean buenas para el país la iban a llevar adelante y apoyar, sin mirar la ideología o el color político de quien estuviera al lado.
Por lo tanto, si hay críticas a Cabildo Abierto, no deberían ser reclamando coherencia ni transparencia, sobre estas posturas políticas. Siempre fueron muy claros y sinceros en sus planteos.
Cual es el problema de pensar, discutir y decidir en el ámbito donde están representados los ciudadanos, las normas y las condiciones para una actividad productiva y económica, como se hace en todas las demás. Que tiene de negativo el objetivo de cuidar a la producción nacional y los recursos naturales para las generaciones que vienen.
¿A quién o qué, es lo que realmente daña Cabildo Abierto?
¿A quién o qué, es lo que realmente daña Cabildo Abierto? ¿Al país? ¿Al sistema político? ¿A la democracia?, como insinúan algunos dirigentes políticos. O será que el verdadero daño que temen, es al de los intereses particulares que cuentan con excesivo poder, y no quieren que se rompa el muro que levantaron para proteger algunos temas intocables.
Sinceramente, cuesta creer que lo más serio como argumento para el análisis, sea la originalidad de escribir el nombre de un partido político con la letra K, para asociarlo o vincularlo a realidades políticas y a “cucos” agitados en otro territorio. Cuesta creer que se exponga como novedad y algo trascendente para argumentar en contra de una propuesta, donde o con quien estaban antes políticamente los dirigentes de un partido nuevo.
No será mejor dar el debate sin prejuicios, sin consignas y sin infantilismo, si realmente se quiere discutir en serio.
En mi opinión de estos dos años en el que Cabildo Abierto integra el sistema político, se le pueden encontrar contradicciones, puede tener visiones discutibles y posturas cuestionables, como tienen todos los partidos. Lo que no se puede negar, es el aporte que trajo al funcionamiento del sistema político y a la democracia. Logró instalar temas intocables, rompió con una lógica binaria para discutir y terminó con las mayorías de brazos de yeso para decidir. Además con el apoyo del Frente Amplio a esta ley, logró que este partido realice de hecho, una gran autocrítica sobre el accionar en sus 15 años de gobierno con respecto a los beneficios y los privilegios de esta actividad, sin discusión ni espacio para otras visiones.
Entonces, más allá de las posturas que existen sobre el tema y los argumentos válidos que pueda haber de un lado o del otro sobre la forestación. La verdad que es realmente dañino la forma en que operaron algunos actores políticos desde que el diputado Rafael Menéndez presentó esta ley. Fue una constante de tergiversaciones y maniobras, no sólo para impedir la ley, si no también para silenciar discusiones y decisiones tan necesarias e importantes para el futuro.
¿Será que estamos condenados a aceptar para los próximos 30 años lo que decidieron otros 30 años para atrás?
¿Será que hay temas que están vetados de antemano? ¿Será que en nuestro país hay intocables para los que no se puede legislar?
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